Tratamiento quirúrgico de las hernias crurales



El orificio crural limita por detrás con el ligamento de Cooper, por delante con la arcada crural y con la cintilla iliopubiana, por dentro con el ligamento de Gimbernat y por fuera con la vaina vascular que recubre la vena femoral.


Figura. Hernia crural según Fruchaud. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo, 2014)

El carácter fibroso de estas estructuras, su relativa rigidez y la separación entre ellas, así como la proximidad inmediata de los vasos femorales, explican las dificultades particulares para cerrar el orificio crural. Por otra parte, la situación de este orificio en la unión de la pelvis y el muslo, permitiendo el paso de los vasos femorales, explica la posibilidad de abordarlo por tres vías diferentes: por vía crural, inguinal o retroperitoneal.
De esta multiplicidad de vías de acceso y de las diferentes posibilidades técnicas de cierre resulta una gran variedad de procedimientos. Por otra parte, dado que esta hernia es mucho menos frecuente que la hernia inguinal, no se dispone de grandes series y menos aún de estudios comparativos que permitan tomar una decisión radical a favor de una técnica determinada. Por lo tanto, se describirán las principales técnicas posibles para cada vía de acceso. Los procedimientos propuestos de preferencia son los de Lytle, de McVay y la técnica del Perfix-plug.

Historia
Para el tratamiento quirúrgico de la hernia femoral se han descrito más de 79 operaciones distintas. Este dato revela en cierto modo el grado de insatisfacción del cirujano con respecto al uso de las técnicas clásicas, las cuales generalmente implican una gran dificultad y unos malos resultados. La introducción de las mallas ha supuesto un nuevo giro en el esquema terapéutico de la hernia femoral al posibilitar su corrección de una forma más sencilla y eficaz.
En 1974 Lichtenstein describió la técnica de hernioplastia sin tensión mediante un tapón de polipropileno que cerraba el canal femoral a través del orificio de salida. En tan sólo unos años se ha convertido en una técnica ampliamente utilizada por su gran sencillez, fácil aprendizaje y buenos resultados, incluso realizándose de forma ambulatoria y con anestesia local. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

Importancia actual
La hernia femoral mantiene una gran importancia dentro de la cirugía por los siguientes aspectos:
1. Representa cerca del 10% de toda la patología quirúrgica de la pared abdominal.
2. Su diagnóstico preoperatorio puede ser difícil.
3. Es una causa frecuente de abdomen agudo por obstrucción intestinal, sobre todo en mujeres, obesos y ancianos.
4. Es una causa de morbimortalidad evitable.
5. Mantiene una gran controversia respecto a su tratamiento, y no existe todavía un acuerdo en cuanto al mejor acceso quirúrgico y opción técnica.
6. Las recurrencias son bastante altas, entre un 3.1-30%, en series con un seguimiento de apenas el 75% de los pacientes y a los 5 años. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

Etiología
Las causas por las cuales se produce una hernia femoral son desconocidas, mezclándose, entre los factores etiológicos, observaciones epidemiológicas, ideas de la cultura popular y teorías sin confirmar todavía.

1. Aumentos de la presión intraabdominal:
Es uno de los factores etiológicos más conocidos. Todas las causas que conlleven una mayor presión intraabdominal pueden predisponer a la herniación femoral, ya que favorecen la protusión de la grasa preperitoneal en el canal femoral presionando sus estructuras y separándolas (embarazo, enfermedades pulmonares obstructivas, estreñimiento, etc.).

2. Causas yatrogénicas:
Entre el 15 y el 45% de las hernias femorales son consideradas yatrogénicas, es decir, la consecuencia de la reparación de una hernia inguinal previa. Se asocian con mayor frecuencia a hernias directas y recurrentes que han sido reparadas con la aproximación del músculo transverso al ligamento inguinal bajo tensión. La tracción del ligamento inguinal o del tracto iliopúbico cranealmente abre el anillo de entrada al canal femoral favoreciendo su herniación.

3. Causas anatómicas que determinen un aumento del anillo femoral:
Una inserción anormal del piso posterior o del tracto iliopúbico sobre el ligamento de Cooper. Aunque es una teoría lógica, se contradice con el hecho de que al operar por vía posterior se ha comprobado que existen anillos femorales grandes sin existir hernia asociada.

4. Envejecimiento:
Se basa en los datos epidemiológicos que apuntan a una mayor frecuencia de esta patología en la edad adulta. La teoría se fundamenta en la existencia de músculos gruesos adyacentes al canal femoral. En condiciones normales los músculos iliopsoas y pectíneo rodean los límites del canal femoral y actúan como una barrera al desarrollo de la hernia. Cuando existe una atrofia muscular, como en la vejez, el volumen del músculocircundante es menor y permite que la presión intraabdominal favorezca la herniación.   Esta teoría explica la mayor incidencia de las hernias femorales en los viejos, independientemente del sexo. Además en la mujer, sea cual sea su edad, la masa muscular suele ser menor, lo que puede explicar que ante cualquier condición que aumente la presión intraabdominal se favorezca la aparición de hernias (embarazo, obesidad, etc.). (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

Patogenia de la hernia femoral
El conducto femoral puede encontrarse cerrado por las fibras reflejadas del ligamento iliopúbico, que rodean la vena iliaca externa antes de fijarse al ligamento de Cooper. El saco herniario se introduce por el anillo femoral, por fuera de la porción curva del ligamento iliopúbico, pasando frente al ligamento de Cooper, por detrás del saco y por debajo del ligamento inguinal. Llega a la fosa oval, que es la solución de continuidad de la fascia lata destinada al paso de la vena safena interna. La fosa oval está cubierta por la aponeurosis cribiforme, prolongación de la fascia innominada de la pared abdominal.
Por tanto, cuando se desarrolla una hernia femoral se separa la vaina femoral de la porción vertical del ligamento lacunar dando como punto de constricción e incarceración al canal de salida. Para poder completar la liberación del saco es preciso por tanto seccionar el ligamento lacunar y la porción interna del tracto iliopúbico. “En ocasiones, la arteria aberrante del obturador puede pasar medial al saco herniario y hace peligrosa esta maniobra”. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

Clasificación de la hernia femoral (HF)
1. En función del trayecto y situación de la hernia se pueden determinar las siguientes variedades:
HF típica: aquella que protruye lateral a la vena femoral.
HF prevascular de Teale: cuando el saco se sitúa por encima de la vena femoral.
HF retrovascular de Serafini: cuando el saco se sitúa por debajo de la vena.
HF externa o de Hesselbach: aquella que se sitúa superior y lateral a la arteria femoral.
HF de Laugier: es aquella que protruye por el ligamento lacunar.
HF pectínea de Callisen-Cloquet: la que perfora la aponeurosis pectínea y se aloja entre esta y su músculo.
HF multidiverticular de Heselbach: la que atraviesa distintos orificios de la fascia cribiformis con un saco con varias prolongaciones y siendo la más simple la de Astley Cooper con disposición en alforja (una parte bajo la fascia cribiformis y otra bajo la piel). (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

2. En función del grado de penetrancia del saco en el canal femoral (Berliner):
Estadio 1 o precursor: aquellas que son hernias internas y asintomáticas (situadas dentro del canal femoral). No detectables por exploración física.
Estadio 2 o hernia externa, que protruyen fuera del canal y son detectables clínicamente.
Si aceptamos dicha clasificación, el diagnóstico de una hernia de tipo 1 solo se puede realizar abriendo la pared posterior y exponiendo el ligamento de Cooper y el anillo femoral. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)


Tratamiento quirúrgico de la hernia femoral
Podemos diferenciar tres vías de abordaje para tratar la hernia femoral:
Acceso femoral
Acceso inguinal
Acceso preperitoneal (o posterior)
Ventajas:
 (1) precisa una disección mínima,
(2) puede realizarse de forma rápida mediante anestesia local,
 (3) se asocia a un mínimo dolor postoperatorio, y
(4) es fácil de enseñar y aprender (no tiene apenas curva de aprendizaje).

Ventajas:
 (1) permite una mayor exposición local, y
 (2) un mejor control y reducción del contenido del saco herniario.
.

Ventajas:
(1) permite una mejor y más completa exposición local,
(2) la exploración y reparación de hernias bilaterales con una misma incisión,
(3) tiene un menor riesgo de lesión vascular y vesical (al visualizar directamente las estructuras, y la posible existencia de una arteria obturatriz anómala), y
(4) puede corregir con comodidad otras hernias asociadas (inguinal u obturatriz), complejas y recidivadas.
Desventajas:
(1)           su ejecución con suturas puede crear una reparación con tensión sobre estructuras débiles (fascia pectínea) y asociarse a una alta tasa de recurrencias.

Desventajas:
 (1) precisa una mayor disección local con mayor traumatismo y morbilidad,
(2) se asocia a mayor incomodidad y dolor postoperatorio, y
(3) también puede dejar una reparación con tensión que favorezca la creación de una hernia inguinal o la recidiva.

Desventajas:
 (1) no puede ser realizada con anestesia local,
(2) puede ser difícil la reducción de un saco incarcerado,
 (3) la disección es más incomoda y en ocasiones difícil,
(4) puede repararse bajo tensión, si se utiliza una línea de sutura entre estructuras distantes, y
(5) tiene una curva de aprendizaje considerable.
Opciones técnicas:
1. Técnicas clásicas o herniorrafias Operación de Bassini, Operación de Bassini-Kirshner
2. Técnicas protésicas o hernioplastias Lichtenstein (tapón cilíndrico), Trabuco (dardo o saeta), Bendavid (paraguas o sombrilla)
Opciones técnicas:
1. Técnicas clásicas Operación de Moschowitz (sutura del tracto iliopúbico al ligamento de Cooper), Operación de Lotheissen-Mc Vay (sutura del arco muscular del transverso al ligamento de Cooper)
2. Técnicas protésicas
Operación de Lichtenstein inguinal y femoral
Opciones técnicas:
1. Técnicas clásicas Operación de Nyhus (con o sin refuerzo protésico)
2. Técnicas protésicas Operación de Trabuco, Laparoscopia extraperitoneal (TEP)


Hernioplastia combinada
En la actualidad no es aconsejable utilizar esta vía para el tratamiento de la hernia femoral, debido a sus mayores desventajas respecto al acceso femoral. Se utilizará únicamente en los casos de diagnóstico erróneo preoperatorio y confirmación intraoperatoria tras disección inguinal. En la práctica, la reparación más utilizada es la de Lichtenstein con un parche en la región inguinal y con un tapón en el canal femoral.
De las consideraciones anteriores podemos deducir las siguientes conclusiones:
De los tres accesos posibles:
1. el inguinal no debe recomendarse nunca;
2. el femoral es el más utilizado por ser el más sencillo y el que ofrece los mejores resultados globales a la mayoría de los cirujanos;
3. el preperitoneal debe ser conocido y aprendido por todos los cirujanos, porque ofrece una vía de abordaje muy útil en algunas situaciones concretas. Bien indicada, puede mejorar la morbilidad y tasa de recidivas de la vía femoral.
De las opciones técnicas:
Las intervenciones con sutura (herniorrafias) deben ser evitadas casi siempre (excepto en niños, en defectos muy pequeños y en cirujanos con un buen conocimiento anatómico regional); la primera elección debe ser siempre una reparación protésica y la técnica no debe ser considerada como estándar, sino que debe adaptarse al defecto existente y características de los tejidos adyacentes. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

Vía crural

Vía de acceso
Para acceder tanto por vía crural, como por vía inguinal, se realiza una incisión inguinal baja, paralela al pliegue inguinal y un poco por encima del mismo. La incisión mide entre 5 y 6 cm. Una vez que se ha expuesto la aponeurosis del oblicuo mayor, se incide la fascia cribiforme a lo largo de la arcada crural, desde los vasos femorales hasta la altura de la espina del pubis.
Esto permite identificar el saco herniario exteriorizado por debajo de la fascia cribiforme, en el borde inferior de la arcada crural, por dentro de la vena femoral. Ésta se sitúa fuera del saco, dentro de la vaina vascular y no es visible. La vena safena interna, que se encuentra

Figura. Vía de acceso crural. 1. Aponeurosis del oblicuo mayor; 2. cordón espermático; 3. fascia cribiforme incidida; 4. saco herniario; 5. vena femoral recubierta por la vaina vascular. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo,  2014)



Disección
-Se realiza únicamente lo preciso para realizar correctamente la reparación.
-Disección y liberación completa del tumor herniario hasta exponer el saco.
-Identificación de las estructuras que conforman el orificio femoral externo.
-Liberación de los tejidos adyacentes en unos 5 mm para permitir fijar el tapón a la periferia del defecto. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

Figura tomada de Carbonell, 2001

Tratamiento del saco

El saco se individualiza por disección roma, se denuda y se separa del tejido subperitoneal que lo rodea. A continuación, se abre y se verifica su contenido, que se reintegra al abdomen o se reseca si comprende epiplón que dificulta su reintegración. Se liga el saco mediante un punto de transfixión y se reseca, reduciéndose el muñón dentro del orificio herniario. Si fuera necesario, la reducción del saco puede facilitarse, haciéndose una incisión de algunos milímetros en el ligamento de Gimbernat hacia el interior del saco. Evidentemente, debe evitarse toda incisión externa, lo cual implica un riesgo de lesión de la vena femoral, o anterior, que puede seccionar la arcada crural.
No es precisa la apertura sistemática del saco herniario.
(a) Si no existe incarceración, el saco se invagina simplemente.
(b) Las hernias incarceradas o complicadas precisan apertura del saco, identificación del contenido y valoración de su viabilidad. Si el anillo no permite movilizar el contenido, se debe abrir el borde semilunar lateral del ligamento de Gimbernat. Si no existe alteración irreversible del contenido, se reintroduce sin maniobras bruscas. Si existe tejido no viable o existen dudas sobre su viabilidad, se debe proceder a su resección y reconstrucción.
(c) El saco se liga mediante un punto por transfixión, se reseca la parte redundante y el muñón es reintroducido en la cavidad abdominal.
(d) Se diseca el canal femoral de forma roma hasta identificar el ligamento de Cooper.
(e) Se elige la técnica de reparación adecuada.

Cierre.
Se cierra el tejido subcutáneo y la piel. No es preciso utilizar drenajes. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

Tiempo de reparación

1. Herniorrafias
Suponen la reconstrucción del anillo femoral mediante una sutura entre su borde superior o techo (ligamento inguinal) y el borde inferior o suelo, en su borde externo (fascia pectínea) o en su borde interno (ligamento de Cooper).
Procedimiento de Bassini
Este procedimiento consiste en cerrar el orificio aproximando por sutura la arcada crural al ligamento de Cooper o a la fascia del músculo pectíneo.




Figura. Procedimiento de Bassini. 1. Aponeurosis del oblicuo mayor; 2. Arcada crural; 3. vaina de los vasos femorales; 4. muñón del saco; 5. ligamento de Gimbernat; 6. ligamento del Cooper. (Tomada de Elsevier, 2014)

      Se identifica la vena por fuera del orificio herniario, el ligamento de Cooper por detrás y la arcada crural por delante. La sutura se realiza con varios puntos de hilo monofilamento no reabsorbible, que unen la arcada crural y el ligamento de Cooper, así como el ligamento de Gimbernat; los puntos se pasan y se ajustan de adentro hacia afuera. Se puede realizar un punto en «ocho» tomando toda estas estructuras juntas [Devlin, 1988] o bien suturar la arcada crural a la fascia pectínea [Wheeler, 1957]. También se puede reforzar esta sutura con un colgajo aponeurótico tomado de la fascia pectínea y colocado sobre la sutura [Ponka, 1971]. El inconveniente de este procedimiento es que comprende una sutura en tensión.



Figura tomada de Carbonell, 2001 Bassini (sutura del ligamento inguinal a la fascia pectínea)

Figura tomada de Carbonell, 2001 Bassini-Kirshner (sutura del ligamento inguinal al ligamento de Cooper)

Ambas técnicas tienen en común la reparación mediante una sutura que moviliza un elemento parcialmente inmóvil (el ligamento inguinal, fijo en sus extremos) y otro parcialmente inextensible (la fascia pectínea o el ligamento de Cooper). Cada uno de ellos tiene su inconveniente: la fascia pectínea es más débil; el ligamento de Cooper es rígido e inelástico, con una dirección y profundidad que determinan una mayor distancia respecto del ligamento inguinal. La consecuencia final es que a pesar de preparar adecuadamente los tejidos, la reparación del anillo femoral con sutura crea siempre una tensión local. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

Procedimiento de Lytle
Según Lytle [Lytle, 1957], el espacio triangular entre la arcada crural y el ligamento de Cooper está cerrado por una capa triple constituida por la fascia de Scarpa, el ligamento de Gimbernat, emanación de la aponeurosis del oblicuo mayor, y la fascia transversalis.



Figura Concepción de Lytle. Corte sagital. 1. Peritoneo; 2. aponeurosis del oblicuo mayor; 3. fascia transversalis; 4. fascia de Scarpa; 5. arcada crural; 6. saco herniario; 7. Músculo pectíneo. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo, 2014)

El orificio herniario, que difiere del anillo crural y se sitúa a unos milímetros por encima de él, corresponde a un defecto generalmente pequeño en esta triple capa. Sus bordes son lo suficientemente resistentes como para poder ser suturados.


Figura. Concepción de Lytle. Vista anterior. 1. Oblicuo menor separado hacia arriba; 2. aponeurosis del oblicuo mayor; 3. fascia transversalis; 4. Ligamento de Gimbernat. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo,  2014)

 La sutura consiste en un punto circular de hilo monofilamento no reabsorbible que toma el borde superior interno que corresponde al ligamento de Gimbernat, luego el borde inferior que corresponde a la fascia pectínea y el borde externo que corresponde a la vaina vascular, para terminar en el punto de partida.




Figura. Procedimiento de Lytle. 1. Vaina de los vasos femorales; 2. ligamento de Gimbernat; 3. aponeurosis del músculo pectíneo. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo, 2014)
El punto sobre la vaina vascular debe pasarse con cuidado, utilizando una aguja atraumática fina, para no lesionar la vena subyacente. Este procedimiento simple se adapta bien al tratamiento de las hernias pequeñas, principalmente en la mujer, en cuyo caso la hernia crural suele ser pura.

2. Hernioplastias
Técnica de Irving L. Lichtenstein «Plug» cilíndrico
Esta técnica fue propuesta por Lichtenstein en 1974 [Lichtenstein, 1974].
La técnica de hernioplastia sin tensión se basa en la colocación de un tapón de malla como reparación suficiente del defecto herniario. La intervención se practica bajo anestesia local.
Reconstrucción con tapón.
1. Malla. El tamaño adecuado para la malla suele ser de 2 x 2 cm, o superior en función del tamaño del defecto. Se configura al enrollarse la malla recortada de forma cilíndrica para dar lugar a un tapón sólido y firme (debe de ser suficiente para obliterar adecuadamente el canal femoral y los anillos de entrada y salida). (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)
2. Fijación.
2.1. El borde inferior del tapón se fija a la fascia pectínea.
2.2. El borde medial se fija al ligamento lacunar.
2.3. El borde superior se fija al ligamento inguinal.
Este tapón se fija con puntos de sutura a la arcada crural, a la fascia del músculo pectíneo y al ligamento de Gimbernat [Lichtenstein, 1974]. Se utilizan puntos sueltos de un monofilamento irreabsorbible. Deben evitarse los puntos cerca del borde lateral para evitar lesionar la vena femoral.
 Después de disecar y resecar el saco, se obtura el orificio herniario con un tapón o plug cilíndrico que se fabrica enrollando una plancha de polipropileno de 5 x 2 cm sobre sí misma.


Figura. Procedimiento de Lichtenstein. 1. Arcada crural; 2. fascia del músculo pectíneo. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo,  2014)

Este procedimiento ha dado buenos resultados en un gran número de casos [Sanchez-Bustos, 1988. Shulman, 1990]. No obstante, este tipo de plastia, que con el tiempo implica un riesgo de induración y de estrechamiento, hoy día parece utilizarse menos.

Técnica de Ermanno E. Trabucco
Representa una hernioplastia anterior, similar en su ejecución a la técnica de Lichtenstein, pero el tapón se realiza en forma de flecha o dardo, obliterando de forma tridimensional el canal femoral. Para su autor, esta forma facilita su colocación y posterior sutura. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)
Reconstrucción por tapón tipo 1 (T1).
1. Malla: El T1 se confecciona con un cuadrado de malla en función del tamaño del defecto. Se da un punto a cada uno de los ejes del cuadrado y se suturan. Si el defecto es grande, se anuda el tapón en dardo a una base redondeada de 4 cm formando el tipo 2 (T2).
2. Fijación: Varias suturas se sitúan en los márgenes del defecto y sobre la malla antes de colocar el tapón para facilitar su correcta situación. Finalmente, los puntos se anudan tras deslizar el tapón a su lugar.

Técnica de Robert Bendavid (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)
Representa un bloqueo completo del orificio femoral (no del canal) mediante la inserción de una malla preperitoneal colocada en forma de paraguas por la vía anterior.

Reconstrucción en paraguas.
1. Malla. La malla se recorta en forma de disco con un diámetro de 8 cm. Se crea un pie o vástago que se anuda en el centro del disco por un punto. El disco se cierra sobre el pie en forma de paraguas plegado y, ayudado por unas pinzas de Kelly, se introduce a través del defecto femoral.
2. Fijación.
2.1. Posterior: el disco se fija con tres puntos al ligamento de Cooper.
2.2. Medial: se fija con un punto al ligamento lacunar.
2.3. Anterior: el disco se sutura al ligamento inguinal.
Lateralmente, el disco debe cubrir la vena femoral en unos 2-4 cm.
Después de la fijación del disco, el vástago o pie, que facilita el manejo de la sombrilla, se recorta y desecha.
De las tres técnicas descritas, la mayor sencillez, seguridad, eficacia y universalidad (facilidad para aprenderla y enseñarla) de las dos primeras (hernioplastias con tapón para obliterar el canal completo), ha hecho que en la actualidad sean estas modalidades las primeras opciones elegidas por la mayoría de los cirujanos.

Perfix-plug
La intervención se realiza bajo anestesia locorregional [Robbins, 1998] o local [Pelissier, 1998]. Se obtura el orificio herniario con un Perfix-plug de tamaño adecuado a la hernia, por lo general pequeño. Si es necesario, se resecan algunos pétalos. Se introduce el tapón en el orificio crural con la punta hacia adelante hasta que su base llegue al borde del orificio, fijándose al contorno fibroso por una corona de puntos separados de hilo fino, de reabsorción lenta o no reabsorbible.


Perfix-plug. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo,  2014)

Los esfuerzos de tos y de pujo permiten controlar la estabilidad del montaje. Los promotores de este procedimiento no han observado ninguna complicación ni recidiva en 24 intervenciones [Robbins, 1998].
En el Hospital general de atizapan Esrtado de Mexico llevamos 12 casos  con un tiempo de 6 años sin ninguna complicacion ni recidiva.

Método de Wantz [Munshi, 1996]

Esta técnica está destinada al tratamiento de las hernias crurales prevasculares o recidivantes. Una incisión inguinal baja permite exponer la cara anterior de la aponeurosis del oblicuo mayor y la región crural, reclinando el borde inferior hacia abajo. Después de la resección del saco, se diseca el espacio subperitoneal con un dedo que se introduce a través del orificio crural. La separación limita por fuera con el nacimiento de los vasos epigástricos en la cara anterior de los vasos ilíacos.
Se introduce en el orificio crural un cuadrado de malla de poliéster de 8 cm de lado, que va a extenderse en el espacio subperitoneal. Esta malla se fija a la cara profunda de la pared, 3 cm por encima de la arcada crural, con tres puntos de transfixión. Los puntos se pasan con una aguja de Reverdin que se introduce en el orificio crural. Una cuchara o una pequeña lámina maleable separa y protege el peritoneo. Los puntos de sutura permiten inmovilizar el borde superior de la malla durante su extensión, retirándose al final de la intervención. Los dos ángulos libres de la malla se toman con una pinza curva introducida por el orificio crural y se ejerce una tracción, llevándolos hacia el espacio de Retzius por dentro y hacia la fosa ilíaca por fuera, con el fin de extender la prótesis. El defecto parietal no se sutura.

Figura. Procedimiento de Wantz. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo, 2014)

Wantz utilizó este método con éxito en seis intervenciones descritas en 1996.


 Acceso inguinal
Para algunos autores esta via de acceso no es considerada como técnica de primera elección para el tratamiento de la hernia femoral. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)

 

Vía de acceso
La incisión es paralela al pliegue inguinal, realizándose un poco más abajo del lugar del punto de incisión habitual de herniorrafia inguinal. Después de dividir el plano subcutáneo, se incide la fascia cribiforme a lo largo de la arcada crural desde la vena femoral hasta el pubis. Se expone así el saco herniario que se extiende bajo la fascia cribiforme, hacia la vena femoral. Luego, a nivel inguinal, se incide la aponeurosis del oblicuo mayor como se procede en el caso de una hernia inguinal. Se explora la totalidad del conducto inguinal en busca de una hernia inguinal asociada, más frecuente en el hombre que en la mujer. Se incide la fascia transversalis desde el anillo inguinal profundo hasta el pubis y se accede al espacio subperitoneal. De esta manera se expone la parte abdominal del saco que penetra en el anillo crural para exteriorizarse en el muslo.

Figura. Vía inguinal. 1. Aponeurosis del oblicuo mayor; 2. oblicuo menor; 3. hoja inferior externa de la fascia transversalis abierta; 4. vena ilíaca; 5. Saco peritoneal incidido por encima del cuello herniario; 6. grasa subperitoneal (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo, 2014)
Tratamiento del saco
A veces, el saco puede reducirse desde el orificio crural hacia el abdomen por medio de una tracción ejercida sobre su lado subperitoneal. Si esto no es posible, se puede abrir el saco a nivel subperitoneal y vaciar su contenido para facilitar la reducción. De este modo, es posible abordar el saco por debajo de la arcada crural, abrirlo, reducir o resecar su contenido, resecar el propio saco y reducir así más fácilmente el muñón a través del orificio crural. Todas estas maniobras son más fáciles al desbridarse el ligamento de Gimbernat. Una vez que se ha liberado y cerrado el saco, se separa el peritoneo y se expone ampliamente por disección roma el ligamento de Cooper en el espacio subperitoneal, teniendo cuidado de no lesionar las ramas vasculares anastomóticas que lo cruzan.

Tiempo de reparación Herniorrafias

Procedimiento de McVay
La sutura que hace descender el tendón conjunto hasta el ligamento de Cooper (procedimiento de Lotheissen), tomando también eventualmente la arcada crural, se realiza bajo fuerte tensión y es poco recomendable. El procedimiento de McVay con incisión de descarga del recto mayor parece más adecuado, sobre todo en el hombre, dado que en este caso la hernia crural se asocia con frecuencia a una hernia inguinal directa.

Procedimiento de Moschcowitz
Este procedimiento consiste en aproximar la arcada crural al ligamento de Cooper, como en el procedimiento de Bassini. Se puede realizar la sutura con puntos separados o continuos de hilo monofilamento no reabsorbible . La reparación del conducto inguinal puede efectuarse por el procedimiento de Shouldice.

Figura. Procedimiento de Moschcowitz. 1. Arcada crural; 2. fascia transversalis abierta; 3. grasa subperitoneal; 4. ligamento de Cooper. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo,  2014)

Glassow [1973. 1985] aborda la región por vía inguinal y explora el conducto inguinal después de incidir la aponeurosis del oblicuo mayor. Si no hay hernia inguinal asociada, se procede al cierre del orificio crural por debajo, mediante una sutura que une la arcada crural al ligamento de Cooper o a la fascia del músculo pectíneo. Se realiza la sutura con puntos continuos de hilo de acero en dos planos superpuestos. En caso de hernia inguinal asociada, la herniorrafia crural se completa con un procedimiento de Shouldice.

Plastias protésicas

La prótesis «paraguas» propuesta por Bendavid [1997] es un disco de malla de polipropileno de 8 cm de diámetro que consta de una varilla axial para facilitar las manipulaciones. Está destinada al tratamiento de las hernias con orificio amplio. Se introduce el disco en el espacio subperitoneal y se extiende en la cara profunda del plano musculoaponeurótico.
Figura. Prótesis «paraguas» según Bendavid. (Tomada de Elsevier, tratado de cirugía del aparato digestivo,  2014)

La extensión se realiza utilizando una pinza de Kelly y ejerciendo una tracción sobre la varilla que pasa a través del orificio crural; se secciona esta varilla y se retira al final de la intervención. Se fija el disco al ligamento de Cooper por detrás con 4 a 6 puntos de sutura, a la arca crural por delante con 2 a 4 puntos y al ligamento de Gimbernat por dentro con un punto. Lateralmente, el disco está en contacto con la vena femoral y se fija con varios puntos a la vaina de los vasos femorales.
Puede practicarse la intervención por vía crural o inguinal, dependiendo de la existencia o no de una hernia inguinal asociada y del tamaño del orificio crural. Si este orificio es amplio, el ligamento de Cooper es accesible y los puntos de fijación pueden pasarse por vía crural. En caso contrario, es necesario pasar por la vía inguinal, incidir ampliamente la fascia transversalis para exponer el ligamento de Cooper y fijar correctamente el disco. Se termina la intervención por una herniorrafia inguinal de tipo Shouldice.
La técnica de Rives, que comprende una fijación de la prótesis al ligamento de Cooper, permite cerrar eficazmente el orificio crural.
Si se utiliza la técnica de Lichtenstein para hernia inguinal y se descubre una hernia crural asociada, se abre la fascia transversalis y se fija la prótesis al ligamento de Cooper, en lugar de hacerlo a la arcada crural. Estas dos técnicas no son los procedimientos de preferencia para el tratamiento de la hernia crural, pero permiten una reparación eficaz en caso de descubrimiento de una hernia crural asociada a una hernia inguinal.

Acceso preperitoneal (de Cheatle-Henry) (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)
Pasos comunes a todas ellas:
Incisión.
Corte abdominal transverso superior, a dos dedos por encima del pubis y desde la sínfisis púbica hasta el anillo inguinal interno.
Disección.
(1) Exposición de la vaina anterior del músculo recto. Sección transversal de la fascia anterior del recto en un plano inmediatamente craneal al anillo interno.
(2) Sección y separación de las fascias y músculos oblicuo externo, interno y transverso hasta identificar correctamente la fascia transversalis.
(3) Sección de la fascia transversalis y disección del espacio preperitoneal.
Tratamiento del saco.
No es preciso ligar los vasos epigástricos inferiores de forma rutinaria.
(4) El orificio femoral interno y el canal femoral se exploran. Se identifica y se reducen los lipomas y los sacos herniarios.
(5) Búsqueda meticulosa de otras hernias o áreas débiles.
(6) Los elementos del cordón se separan del peritoneo desde las cercanías del anillo inguinal interno. Los sacos o posibles sacos herniarios asociados (directos o indirectos) y lipomas, se deben disecar y aislar.
Cierre.
Antes del cierre de la herida, se debe asegurar una correcta hemostasia y lavar adecuadamente el espacio preperitoneal con suero salino. La fascia transversalis no es necesario aproximarla. En ocasiones, se debe considerar dejar un drenaje. Se suturan la vaina anterior del recto y la aponeurosis lateral, y después el tejido subcutáneo y la piel.

Técnica de Lloyd M. Nyhus(Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)
Representa una herniorrafia preperitoneal donde la malla se utiliza en caso de necesidad, sobre una reparación hecha previamente con el tracto iliopúbico.
Reconstrucción.
1. Reparación formal del defecto Cierre mediante 2-3 puntos aproximando el tracto iliopúbico al ligamento de Cooper, desde el borde medial (pubis) al borde lateral (vasos iliacos). Si se considera necesario, se puede realizar una incisión de relajación en el recto anterior del abdomen.
2. Malla: Se utiliza una malla de 10 x 4 cm.
3. Fijación:
3.1. El borde inferior se fija al ligamento de Cooper y se extiende sobre la reparación fascial.
3.2. El borde superior se fija a la pared inguinal posterior.
3.3. Finalmente, el resto de la malla se dobla y su extremo se sutura por debajo de la herida abdominal.

Técnicas cerradas o acceso laparoscópico(Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)
Fase 1: Colocación de los trocares.
Los tres trocares se sitúan en la línea media.  En el área infraumbilical se sitúa la óptica (10 mm). Se incide la vaina anterior del recto y se separa el músculo, entrando en el espacio retromuscular. Después se introduce el trocar balón de distensión hacia la espina del pubis. Cuando se nota el contacto con el pubis, se mantiene fijo y bajo visión se insufla unas 30 veces. Se deja dos minutos para favorecer la hemostasia y se retira para colocar el definitivo trocar estructural. Se conecta el CO2 a una presión de 6-8 mm de mercurio.
2. Sobre el pubis se sitúa el segundo trocar (5 mm) y en el punto medio entre ambos, se sitúa el tercero, también de 5 mm.
Fase 2: Disección.
Paso 1: Identificación de estructuras. Se identifica el pubis, el ligamento de Cooper, los vasos epigástricos inferiores, el anillo inguinal interno y el cordón espermático y se valora el tipo de hernia existente.
Paso 2: Disección medial, lateral e inferior.
- La disección medial debe liberar el ligamento de Cooper, el triángulo de Hesselbach y el anillo femoral.
La disección lateral se inicia por detrás de los vasos epigástricos y por encima del tracto iliopúbico entrando en el espacio de Bogros y alcanzando en profundidad la espina iliaca anterosuperior.
- La disección inferior debe visualizar el músculo psoas e iliaco.
Fase 3: Tratamiento de la hernia.
Paso 1: Reducción.
Se suelen reducir tras la creación del espacio con el balón.
Si se encuentra incarcerada, se reduce de forma cuidadosa.
Paso 2: Exploración del cordón.
Aunque exista una hernia femoral evidente siempre se exploran los elementos del cordón, para descartar una posible hernia inguinal asociada y para colocar la malla fácilmente. Se identifica y se secciona la fascia preperitoneal que envuelve al cordón. Se separan los elementos del mismo.
Fase 4: Reconstrucción con prótesis. (Mayagoitia, 2009. Carbonell, 2001)
Paso 1: Preparación y extensión de la malla.
Se puede utilizar primero un pequeño tapón para obliterar el canal femoral (T1). Se introduce después una malla de 6 x 8 cm referenciada y después se despliega hasta cubrir ampliamente la línea media (pubis), el espacio de Hesselbach completo y el espacio femoral, dejando unos 2 cm por debajo del ligamento de Cooper.
Paso 2: Fijación.
Se aplican 2-3 helicosuturas: al ligamento de Cooper, al pubis o ligamento de Cooper contralateral, al músculo recto (borde medial) y al arco muscular del transverso.
Fase 5: Cierre.
El neumo se vacía bajo visión para valorar la correcta situación y extensión de la malla. Se aproxima la piel con una sutura.
La cirugía laparoscópica (TEP) permite realizar una reparación igual a la de cualquier técnica preperitoneal, pero además aporta muchas ventajas innegables: evita la cicatriz, menor traumatismo, mejor visión, menor morbilidad y mayor comodidad para el paciente, posibilidad de realizarla en unidades de CMA sin ingreso y con una menor baja laboral. Por ello, en la actualidad, aconsejamos elegir la vía preperitoneal y la cirugía laparoscópica extraperitoneal. Si no se tiene experiencia con la técnica, la reparación anterior con prótesis de tapón debe ser la primera elección.

Vía retroperitoneal

Vía tradicional
Las vías de acceso de Stoppa y de Nyhus permiten exponer todos los orificios herniarios. El orificio crural se reconoce por su situación hacia la vena femoral. Se puede facilitar la reducción del saco por desbridamiento del ligamento de Gimbernat hacia adentro.
Se puede cerrar el orificio por sutura de la cintilla iliopubiana al ligamento de Cooper [Nyhus, 1960]. Actualmente, se prefiere colocar una prótesis de malla extendida que recubra todos los puntos débiles de la pared, según los procedimientos de Stoppa o de Wantz. La técnica es la misma que para la hernia inguinal.

Cirugía videoasistida

Se puede utilizar tanto la vía de acceso transperitoneal como la extraperitoneal. El orificio crural se reconoce por su situación hacia la vena femoral. La exploración permite descubrir una eventual hernia inguinal asociada. Se reduce el saco, si fuera necesario, después de la división del ligamento de Gimbernat y se reseca. Si existe una hernia inguinal asociada, se repara en el mismo tiempo. Se aplica una amplia malla sobre toda la zona de debilidad del orificio miopectíneo.

Indicaciones operatorias

Hernias crurales comunes
Toda hernia crural diagnosticada debe ser operada. En efecto, el riesgo de estrangulación es diez veces mayor que el de las hernias inguinales [Henry, 1995. Palot, 1996)]. Además, las intervenciones por estrangulación presentan mayor incidencia de complicaciones y de mortalidad. En un estudio comparativo, las tasas de mortalidad y de morbilidad eran respectivamente del 0 y del 10 %, para las intervenciones programadas, frente al 10 y al 30 %, en caso de hernia estrangulada [Kernier, 1977]. La elección de la vía de acceso y del procedimiento depende del tamaño de la hernia y del sexo del paciente. En efecto, las estadísticas del Shouldice Hospital, que incluyen más de 2 000 casos, muestran que la hernia crural suele ser pura en la mujer, mientras que en el hombre se asocia en la mitad de los casos a una hernia inguinal (que es directa en la mitad de los casos) [Glassow, 1985]. Por lo tanto, es preferible abordar la hernia crural por vía inguinal en el hombre, mientras que en la mujer la vía crural es por lo general suficiente.
Por vía crural, el procedimiento de Lytle parece adecuado si el orificio crural es pequeño (entre 10 y 15 mm). Si la hernia es más voluminosa es preferible una técnica de plug, que evita toda aproximación en tensión. Por vía inguinal, en ausencia de hernia inguinal asociada, se puede recurrir a alguno de los dos procedimientos descritos anteriormente, con la condición de no incidir la fascia transversalis.
En caso de hernia inguinal asociada, es necesario realizar la reparación en el mismo tiempo. Pueden utilizarse los procedimientos de McVay, de Rives o de Lichtenstein para la hernia inguinal modificada.
Los cirujanos con experiencia en técnicas endoscópicas pueden inclinarse por la laparoscopia, en particular cuando existe una hernia inguinal asociada voluminosa. La laparoscopia permite reforzar todo el agujero musculopectíneo con una malla protésica extendida en el espacio retroperitoneal.
También es interesante cuando el diagnóstico es difícil, sobre todo en caso de hernia pequeña en una mujer obesa, puesto que permite confirmar el diagnóstico y efectuar el tratamiento al mismo tiempo.

Caso particular de las hernias prevasculares

Esta variedad rara de hernia crural entra en la vaina de los vasos femorales y se exterioriza en su cara anterior o, más raramente, hacia afuera. Se reconoce en el examen clínico por una ubicación más externa que la de la hernia crural común, que se desarrolla por dentro de los vasos femorales, mientras que la hernia prevascular se sitúa por delante o incluso por fuera de estos vasos. Con frecuencia es más voluminosa que la hernia crural común y fácilmente reductible.
Esta brecha no puede cerrarse correctamente por herniorrafia, ya que la pared posterior está formada por los mismos vasos. El tratamiento consiste en colocar una amplia prótesis retroperitoneal por vía posterior tradicional o laparoscópica. Cuando la hernia prevascular no ha sido reconocida y ha sido abordada por vía inguinal, se puede colocar la prótesis utilizando el procedimiento de Alexandre para las hernias inguinales [Alexandre, 1984] o el procedimiento de Wantz [Munshi, 1996].



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