Coledocolitiasis y colangitis 2da parte


En el paciente con colangitis, el cultivo de la bilis es positivo en el 80-100% de los casos y se detecta bacteriemia asociada en un 20-80% de las ocasiones. El microorganismo detectado en el hemocultivo coincide con el detectado en la muestra biliar en el 33-84% de los pacientes. En el 30-70% de los episodios la infección es polimicrobiana.
Los agentes causantes de la colangitis se corresponden con la flora presente en el tracto digestivo, siendo Escherichia coli el microorganismo diagnosticado con mayor frecuencia (Tabla ). La detección de Klebsiella spp. no es infrecuente; además, este patógeno tiene una especial predisposición para asociarse con abscesos hepáticos. Otras enterobacterias, como Enterobacter spp., Morganella spp. o Serratia spp., se observan casi de forma exclusiva en infecciones nosocomiales o en pacientes con infección o manipulaciones previas de la vía biliar.
Pseudomonas aeruginosa se detecta en infecciones de adquisición nosocomial o relacionadas con la práctica de una CPER, en ocasiones en forma de brotes epidémicos, lo cual puede tener implicaciones terapéuticas.
Como en otras infecciones intraabdominales, puede detectarse la presencia de Enterococcus spp., en general formando parte de la flora polimicrobiana, aunque su papel patógeno está por determinar.
Cuando la toma de muestras y los cultivos se realizan de forma adecuada, se detectan bacterias anaerobias estrictas hasta en el 50% de los casos, especialmente en pacientes con patología de la vesícula biliar asociada, en ancianos y en enfermos con anastomosis biliointestinales.
La detección de anaerobios se asocia casi siempre a infección polimicrobiana y mixta con bacterias aerobias estrictas o facultativas.
En pacientes con colangitis los anaerobios causan bacteriemia en pocas ocasiones, ya que su detección en los hemocultivos es inferior al 2%. La presencia de anaerobios se ha asociado con infecciones de mayor gravedad. Bacteroides spp. son los anaerobios más frecuentes, siendo Clostridium spp. en la actualidad menos común.
La detección de Candida spp. en la bilis de pacientes con colangitis es poco frecuente y excepcional su detección en los hemocultivos.

Tabla. Hallazgos microbiológicos en cultivo de bilis y en hemocultivos en pacientes afectados de colangitis aguda
Tomado de: Almirante Benito, Pigrau Carlos. Colangitis aguda. Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. 2010; 28(Suplemento 2):18-24.

Entre las bacterias gramnegativas las más frecuentes son Escherichia coli, Klebsiella, Pseudomonas, Enterococcus y Proteus. En el 15 % de los cultivos se hallan bacterias anaerobias, siendo las más frecuentes Clostridium perfringens y Bacteroides fragilis. En los cultivos de bilis es frecuente el aislamiento de dos especies de microorganismos, como un anaerobio asociado a E. coli. Hay que completar la identificación del agente causal por cultivo con la detección de la sensibilidad a los antibióticos mediante el antibiograma.

Manifestaciones clínicas
   La tríada patognomónica, descrita por Charcot, de dolor, fiebre e ictericia se presenta en el 70 % de los enfermos. Los signos más frecuentes son la fiebre y el dolor (90 y 95 %, respectivamente). La ictericia falta en una tercera parte de los casos, aunque las enzimas de colestasis suelen estar elevadas. Con frecuencia los síntomas duran un par de días y son autolimitados. Los pacientes también refieren escalofríos de intensidad moderada, coluria y dolor abdominal. En otros casos la enfermedad toma un curso muy grave con shock, sobre todo si la sepsis es debida a microorganismos gramnegativos.
La fiebre es el síntoma más constante, ya que está presente en más del 90% de los casos. En aproximadamente 2 tercios de los casos se aprecia ictericia y en el 70% dolor en el hipocondrio derecho. La tríada de Charcot completa está presente hasta en la mitad de los pacientes (Wada, 2007). En 2 tercios de los pacientes son prominentes los escalofríos, que suelen correlacionarse con la presencia de bacteriemia.
Aproximadamente un 30% de los enfermos presenta hipotensión y entre el 10-20% letargia o confusión mental. La inestabilidad hemodinámica y la alteración del nivel de conciencia, junto a la tríada de Charcot, constituyen la "Pentada" de Reynolds, descrita por este autor en 1959. Este síndrome está presente en alrededor del 3-14% de los casos  y suele indicar la presencia de una colangitis muy grave.
En el anciano, al igual que sucede en otras infecciones, la clínica suele ser menos expresiva y cursar con febrícula y deterioro del estado general. En esta situación, la alteración de las pruebas hepáticas pueden orientar hacía la existencia de una patología biliar.
En la exploración física a menudo se aprecia fiebre elevada, ictericia y dolor intenso a la palpación en el hipocondrio derecho. La presencia de signos de irritación peritoneal puede observarse en el 14-45% de los pacientes.

La repercusión sistémica se manifiesta por el compromiso de los órganos y los sistemas; la encefalopatía, la insuficiencia renal y el compromiso hemodinámico son los principales marcadores de gravedad de la colangitis. La determinación de la severidad de la colangitis aguda es de suma importancia para definir el tratamiento de esta entidad. Así, se considera colangitis aguda grave que presenta a su ingreso compromiso de órganos y sistemas o la presencia de bacteriemias y deterioro del estado general en las primeras 24-48 horas de instaurado el tratamiento con antibióticos. El manejo de estos pacientes en unidades de cuidado intensivo y la descompresión biliar de urgencia son fundamentales para la evolución favorable del paciente.
Se han descrito como criterios de gravedad: pH arterial menor de 7,4, bilirrubina sérica mayor de 90 mmol/L, albúmina sérica menor de 3 gI L; recuento plaquetario menor de 150.000 y problemas médicos asociados Gigot describió una puntuación específica de gravedad para la colangitis aguda, en la que los factores predictores de mortalidad eran: insuficiencia renal aguda (8 puntos), abscesos hepáticos asociados (6 puntos), estenosis maligna alta (5), cirrosis hepática (4), posterior a CPRE (2), sexo femenino (1), edad mayor de 50 años (1).
El puntaje posible osciló entre O y 27, y la mortalidad de esa serie fue del 0% para el puntaje O, del 1,8% para puntaje de 1 a 5, del 21% para el puntaje de 6 a 10, del 67% para el de 11 a 15 y del 100% cuando el puntaje fue mayor de 15.
En la publicación de Lai, en los pacientes con colangitis aguda litiásica grave la morbilidad y mortalidad del tratamiento quirúrgico fueron del 66 y el 32% respectivamente, mientras que las del tratamiento endoscópico fueron del 34 y el 10%. Este hecho confirma la necesidad de determinar de diversas maneras la severidad de la colangitis aguda para adaptar el tratamiento necesario.
La tríada de Charcot sugiere el diagnóstico, que debe establecerse lo más pronto posible para que el tratamiento tenga la mayor eficacia. Las determinaciones sanguíneas deben incluir hemograma y bioquímica elemental y hepática; la leucocitosis con desviación a la izquierda y las elevaciones séricas de bilirrubina, fosfatasa alcalina y GGT son habituales.

Laboratorio
Esta entidad suele cursar con leucocitosis con desviación a la izquierda, y elevación importante de la proteína C reactiva y de la velocidad de sedimentación globular. La presencia de leucopenia con desviación a la izquierda puede observarse en pacientes muy sépticos y, por ello, estos parámetros suelen estar asociados con un peor pronóstico de la enfermedad. La elevación de las enzimas hepáticas es prácticamente constante, sobre todo de las indicadoras de colestasis.
Las fosfatasas alcalinas y la gammaglutamiltranspeptidasa están elevadas en más del 90% de las ocasiones, y los valores de bilirrubina están por encima de la normalidad en el 70-90% de los enfermos.
Con frecuencia se detecta una alteración ligera de las transaminasas, que puede alcanzar valores muy elevados en pacientes con un incremento brusco de la presión intrabiliar. Las cifras de amilasas no suelen modificarse; sin embargo, cuando están elevadas sugieren que la causa de la colangitis es una coledocolitiasis. Entre el 20 y el 80% de los enfermos presentan bacteriemia asociada (Almirante, 2010).

Tabla . Porcentaje positivo para examen de sangre en pacientes con Colangitis Aguda
Tomado de: K. Wada et al.: Diagnostic criteria and severity assessment of acute cholangitis: Tokyo Guidelines. Hepatobiliary Pancreat Surg (2007) 14:52–58

Examen de imágenes
Las técnicas de imagen no invasivas para el diagnóstico de la presencia de patología biliar incluyen a la ecografía, la tomografía computarizada (TC) y la colangiorresonancia magnética (CRM).
La ecografía, por su coste, su facilidad de realización y la ausencia de efectos secundarios es la técnica de elección inicial. Aunque su sensibilidad para el diagnóstico de litiasis vesicular es muy elevada, para la detección de la presencia de coledocolitiasis es poco sensible (50% de los casos). En algunos estudios, la eficacia de la ecografía para la detección de la presencia de obstrucción biliar es del 96%, mientras que en otros su sensibilidad es ligeramente inferior, por lo cual, una ecografía normal no excluye por completo el diagnóstico de colangitis. Si la obstrucción biliar es incompleta el rendimiento de la ecografía es inferior. En nuestra experiencia, la sensibilidad de la ecografía para la presencia de abscesos hepáticos, una complicación no inusual en pacientes con colangitis, es del 85% (datos no publicados).
La ecografía endoscópica es una técnica invasiva muy sensible para el diagnóstico de la presencia de coledocolitiasis (superior al 80%) y de obstrucción de la vía biliar asociada. El papel de esta técnica ecográfica para el diagnóstico del paciente con colangitis está aún por establecer.
Diversos estudios sugieren que la tomografía es superior a la ecografía para detectar la presencia de obstrucción de la vía biliar. La TC es muy útil cuando la causa de la colangitis es un tumor pancreático. Sin embargo, con relativa frecuencia no permite detectar la presencia de litiasis coledocal y su sensibilidad para la detección de litiasis vesicular biliar es inferior a la de la ecografía. La TC tiene una fiabilidad superior a la ecografía para la detección de abscesos hepáticos (95% en nuestra experiencia). Sus principales inconvenientes son un coste superior al de la ecografía, la emisión de radiaciones, que prácticamente contraindica su uso durante el embarazo, el empleo de contraste, que puede ser deletéreo en pacientes con insuficiencia renal, y que en bastantes ocasiones no puede diferenciar entre estenosis benigna y maligna.
La CRM es superior a la ecografía en la detección de litiasis coledocal y en demostrar la causa y localización de la obstrucción de las vías biliares en un paciente con colangitis, con una sensibilidad cercana al 95% y una especificidad del 94%. Su sensibilidad para diferenciar entre las estenosis benignas y las malignas es del 88%. Sus principales inconvenientes, además del coste, son que no puede aplicarse en pacientes con prótesis metálicas o claustrofobia y no permite realizar el drenaje de la vía biliar.
La CPER es el procedimiento más sensible, tanto para el diagnóstico de la presencia de obstrucción (97% de los casos) como de litiasis coledocal (98%), y permite diferenciar entre estenosis benigna y maligna en la mayoría de los casos. Es una técnica invasiva mixta, endoscópica y radiológica, con una elevada seguridad diagnóstica en la detección de coledocolitiasis, en el diagnóstico de enfermedades inflamatorias de la vía biliar, de neoplasias, de fístulas y de anomalías congénitas de las vías biliares. Además, permite practicar la manometría del esfínter de Oddi, recoger bilis y jugo pancreático para estudios bioquímicos, microbiológicos y determinación de marcadores tumorales, y biopsiar o realizar citología de lesiones intraductales para estudio histológico o citológico.
La CRE se indica con fines diagnósticos y terapeúticos. Si se estima que es preciso realizar terapeútica, como por ejemplo ante una elevada sospecha de coledocolitiasis, es de primera elección frente a la CRM, pues permite realizar la esfinterotomía con extracción de cálculo en el mismo acto.
La dilatación de estenosis, el drenaje de la vía biliar endoscópico y la colocación de prótesis en casos de obstrucción maligna, la ampulectomía, etc., son procedimientos endoscópicos terapeúticos que pueden realizarse mediante CRE.
Si la indicación de la CRE es exclusivamente diagnóstica, sólo ante sospecha de disfunción del esfínter de Oddi, de patología de la papila de Vater o para la toma de muestras en casos en los que exista la posibilidad de patología tumoral, se admite su realización. En el resto de los casos se considera de primera elección la CRM por tratarse de un método diagnóstico no invasivo.

Fig. : Colangiografía retrógrada (muestra Colangitis esclerosante primaria)

La colangiografia transhepática también tiene una elevada sensibilidad para el diagnóstico de obstrucción de la vía biliar, aunque tiene un índice de complicaciones superior a los de la CPER, por lo que suele reservarse para los pacientes en los que la práctica de esta exploración no sea técnicamente posible (p. ej., estenosis proximales), o bien, si no se dispone de un facultativo experto en la práctica de ésta, como puede suceder ocasionalmente en un paciente que requiera, por sepsis incontrolada, un drenaje urgente de la obstrucción biliar. Consiste en la punción con aguja del árbol biliar dilatado y su opacificación con la inyección de contraste. Permite valorar el grado de obstrucción, la existencia de litiasis y la posible etiología (benigna o maligna) de la obstrucción según la terminación del conducto biliar. Esta técnica no se emplea en la actualidad con intención diagnóstica, sino como procedimiento terapeútico mediante el drenaje biliar percutáneo, para resolución rápida temporal de la ictericia obstructiva en pacientes que van a ser intervenidos quirúrgicamente, o como descompresión biliar definitiva paliativa en casos de obstrucción maligna por patología no resecable.
Fig. : Colangiografía transhepática


Diagnostico
El diagnóstico se basa en la presencia de una clínica compatible, asociada con la existencia de marcadores biológicos de inflamación y alteración de las pruebas hepáticas, y con alteraciones de las vías biliares observadas en las técnicas de imagen. Recientemente, el comité de expertos mencionado ha establecido unos criterios diagnósticos basados en 4 puntos: a) historia de enfermedad biliar; b) manifestaciones clínicas compatibles; c) alteraciones de laboratorio con signos inflamatorios y de obstrucción de la vía biliar, y d) técnicas de imagen indicativas de la presencia de obstrucción biliar o que muestren una etiología capaz de causar colangitis (Tabla).
La sospecha de colangitis aguda se integra con un criterio de inflamación sistémica (fiebre/escalofríos o alteración leucocitos/PCR) + un criterio de colestasis (ictericia o alteración de PFH 1.5 veces de lo habitual) o un criterio de imagen (dilatación de la vía biliar o evidencia de estenosis/lito/stent).
El diagnóstico definitivo se integra por la suma de un criterio de inflamación + un criterio de colestasis + un criterio de imagen.
En caso de utilizar TAC como imagen diagnóstica, la modalidad trifásica es el método más informativo, pues puede sugerir la etiología y complicaciones.
Además de TAC, cuya limitante es la falla en la identificación de litos no calcificados, se recomienda completar con USG o CRM.
La CRM es útil además para la identificación de zonas de obstrucción biliar maligna. (GPC  AMCG,  2014)

Tabla . Criterios diagnósticos de Colangitis Aguda
Tomado de: Almirante Benito, Pigrau Carlos. Colangitis aguda. Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. 2010; 28(Suplemento 2):18-24.

Tabla  Criterios diagnósticos según TG13 para colangitis aguda (GPC  AMCG,  2014)
A. Inflamación sistémica.
A-1. Fiebre y/o escalofríos.
A-2. Datos de laboratorio: evidencia de respuesta inflamatoria.
B. Colestasis.
B-1. Ictericia.
B-2. Datos de laboratorio: pruebas de función hepática alteradas.
C. Imagen.
C-1. Dilatación biliar.
C-2. Evidencia de la etiología en la imagen (estenosis, litos, stents, etc.).
Diagnóstico sospechoso: un ítem en A + un ítem en B o C .
Diagnóstico definitivo: un ítem en A, un ítem en B y un ítem en C.
Nota:
A-2 Cuenta leucocitaria anormal, elevación en niveles de proteína C reactiva y otros cambios que indican inflamación
B-2 Elevación en niveles de ALP, r-GTP (GGT), AST, y ALT.
Otros factores que son útiles en el diagnóstico de colangitis aguda incluyen dolor abdominal (cuadrante superior derecho
En casos de hepatitis aguda se observa respuesta inflamatoria sistémica importante de manera infrecuente. Pruebas
puntos de corte.
A-1
Fiebre
BT>38 °C
A-2
Evidencia de respuesta inflamatoria
Leucocitos (x1,000/μL)
<4, >10
PCR (mg/dl)
≥1
B-1
Ictericia
Bil. tot. ≥2
B-2
Pruebas de función hepática alteradas
FA (IU)
>1.5 x STD
γGTP (IU)
>1.5 x LSN
AST (IU)
>1.5 x LSN
ALT (IU)
>1.5 x LSN






                            

Diagnostico diferencial
El diagnóstico diferencial incluye la colecistitis aguda, los abscesos hepáticos, la pancreatitis y la hepatitis, que en ocasiones pueden manifestarse con síntomas similares. Al diagnóstico de certeza de colangitis se llega por los métodos de laboratorio, la ecografía y la TC.
La CPRE resulta de utilidad y permite el drenaje terapéutico mediante esfinterectomía en algunos pacientes. La CTPH también es útil en el diagnóstico y facilita la recogida de bilis para el cultivo y la identificación del agente causal, a la vez que permite la acción terapéutica del drenaje biliar.
El diagnóstico etiológico se establece por hemocultivo, coincidiendo la extracción de la sangre con los picos febriles; también puede identificarse el agente causal en la bilis obtenida por aspiración (durante la CPRE o la CTPH).

Tratamiento medico
El tratamiento varía en relación con la gravedad y las causas favorecedoras. En los casos de intensidad leve o moderada la elección del antibiótico es empírica, sin haber identificado el agente patógeno, o se efectúa de forma racional si éste se conoce. En el primer caso, y teniendo en cuenta las bacterias más habituales, puede usarse un solo antibiótico de amplio espectro, como cefoxitina en dosis de 2 g por vía intravenosa cada 6 horas. En personas ancianas, con algún trastorno asociado o mal estado general, se aplica  que cubra gramnegativos y anaerobios.
La elección de la técnica descompresiva debe tener en cuenta las características del paciente (edad, trastornos asociados, estado general), la experiencia y la habilidad del endoscopista, así como la elevada morbimortalidad de la cirugía de urgencia en las colangitis, en especial si concurren algunos factores de gravedad como diabetes mellitus o insuficiencia cardiorrespiratoria.

Tratamiento inicial
   El tratamiento con colestiramina puede ayudar a controlar sintomáticamente el prurito y los antibióticos son útiles si el cuadro clínico se complica con colangitis. Los aportes de vitamina D y de calcio pueden ayudar a prevenir la pérdida de masa ósea que se observa con frecuencia en los pacientes con colestasis crónicas. No se ha demostrado eficacia alguna del tratamiento con glucocorticoides, metotrexato y ciclosporina en la PSC. El UDCA en dosis altas (20 mg/kg) mejora las pruebas séricas de función hepática, pero no se ha demostrado su efecto en la supervivencia. En los casos con obstrucción biliar completa o avanzada (estenosis dominante) pueden estar indicadas la dilatación con balón, la colocación de endoprótesis o, raramente, la intervención quirúrgica. Sólo raras veces está indicada la intervención quirúrgica. Los intentos de realizar una anastomosis bilioentérica o de colocar una endoprótesis de tubo expansible (stent) pueden verse complicados por colangitis recurrentes y acelerar, de hecho, el proceso estenosante. El pronóstico es desfavorable, con supervivencia media de nueve a 12 años después de realizado el diagnóstico, sin importar el tratamiento empleado.
Hay cuatro variables que predicen la supervivencia en los pacientes con colangitis esclerosante primaria (edad, concentración de bilirrubina sérica, estadio histológico y presencia de esplenomegalia) y que sirven de base para una puntuación que expresa el nivel de riesgo. La colangitis esclerosante primaria es una de las indicaciones más frecuentes de trasplante hepáticoSe asienta en dos aspectos principales como la reanimación del paciente junto con el tratamiento con antibióticos, que se asocia con la descompresión de la vía biliar.
Antibióticos: la selección de los antibióticos se llevará a cabo de acuerdo con los antecedentes del paciente. En los enfermos litiásicos y vírgenes de tratamientos invasivos previos el tratamiento es equivalente al de la patología biliar proveniente de la comunidad (ampicilina asociada con ácido clavulánico y quinolonas) dado que los gérmenes aislados en la bilis son los habituales con sensibilidad a los antibióticos conocida. Por el contrario, en los pacientes que presentan colangitis en el curso posoperatorio o que han tenido instrumentación endoscópica o percutánea previas los gérmenes aislados son más problemáticos en cuanto a su manejo debido a la resistencia bacteriana y es habitual el aislamiento de Pseudomonas, Acinetobacter, Enterococcus y Candida. En estos casos, el tratamiento con antibióticos implica el empleo de carbapenem, vancomicina, fluconazol, etc., hecho que impone la intervención del accionar del infectó lago y la necesidad de obtención de bilis para cultivo y determinación de la sensibilidad de los gérmenes.
Se debe de enviar cultivo biliar en todos los casos de colangitis aguda. No se recomienda la toma de hemocultivos en infecciones biliares agudas adquiridas en la comunidad. Se debe de tomar en cuenta el microorganismo, la sensibilidad local, historia de uso antibiótico (6 meses previos), función renal y hepática, historia de alergias y de otros eventos adversos. Se debe iniciar terapia antibiótica previo cualquier procedimiento (percutáneo o quirúrgico). Se sugiere utilizar terapia anti anaerobios para anastomosis bilioentéricas. (GPC  AMCG,  2014)
Para colangitis aguda leve, se recomienda una cefalosporina (cefuroxima/ceftriaxona o cefotaxima) +/- metronidazol. También se puede utilizar terapia combinada de quinolona (ciprofloxacino/levofloxacino) +/- metronidazol. En caso de utilizar monoterapia, se puede utilizar ertapenem o moxifloxacino.
 Se pueden utilizar los mismos esquemas recomendados para la colangitis leve además de piperacilina/tazobactam.
¿Cuál es la duración el tratamiento antibiótico? Para colangitis aguda leve, moderada y grave de 4-7 días una vez controlado el foco infeccioso o hasta que se resuelva la obstrucción. Una vez tolerada la vía oral, se puede continuar el tratamiento antibiótico por esta vía. Una vez obtenida la sensibilidad de los cultivos, se debe de ajustar el tratamiento antibiótico.  (GPC  AMCG,  2014) Para otros autores la duración de la terapia antibiótica está basada en la respuesta clínica y en la presencia de bacteriemia. Las formas moderadas de la enfermedad requieren una terapia antibiótica de 5 a 7 días. En los pacientes con bacteriemia, el tratamiento se ha de prolongar hasta los 10 o 14 días. Después de obtenerse una respuesta clínica adecuada el tratamiento puede administrarse por vía oral, si es posible usar una pauta antibiótica apropiada. La duración óptima del tratamiento antibiótico después del drenaje biliar eficaz no ha sido bien definida en estudios prospectivos aleatorizados. En un estudio retrospectivo con pocos pacientes, se ha comprobado que la administración de una pauta de 3 días de tratamiento antibiótico es efectiva en pacientes seleccionados que responden de forma rápida (con resolución de la fiebre) al procedimiento de drenaje biliar. En la mayoría de ocasiones la terapia antibiótica se prolonga por un período no inferior a 1 semana tras la práctica del drenaje de la vía biliar y la consecución de la estabilidad clínica de los pacientes con una colangitis aguda.
Las recomendaciones para la elección del tratamiento empírico de las infecciones abdominales publicadas por la Infectious Diseases Society of America, basadas en su gravedad inicial, son las más usadas en las colangitis agudas. En las formas no graves de adquisición comunitaria se pueden utilizar antibióticos de espectro de actividad más reducido, como la amoxicilina-ácido clavulánico, la asociación de una cefalosporina de primera o segunda generación con metronidazol o la piperacilina-tazobactam. En los pacientes que precisan drenaje de la vía biliar por vía endoscópica se ha comprobado un riesgo elevado de complicaciones locales y sistémicas por patógenos hospitalarios, especialmente por P. aeruginosa, por lo que parece razonable que de forma previa a esta exploración los pacientes reciban una profilaxis apropiada frente a estos microorganismos.
Aunque en numerosos ensayos clínicos se ha demostrado la eficacia de pautas que asocian un ß-lactámico con un aminoglucósido para el tratamiento de las infecciones de las vías biliares, la potencial toxicidad ótica y, sobre todo, renal de estos compuestos (en especial si hay ictericia asociada) hacen poco aconsejable esta opción terapéutica.
Estos agentes se han de reservar para pacientes con alergia a los ß-lactámicos, como segunda línea tras los regímenes que contengan quinolonas fluoradas, o para los casos de infecciones de adquisición nosocomial sin otras opciones terapéuticas.

Tratamiento quirúrgico
Drenaje de la vía biliar
La descompresión de la vía biliar es esencial en los pacientes con colangitis.
Esta descompresión puede realizarse mediante 3 procedimientos: por vía endoscópica, mediante un sistema de acceso percutáneo transhepático o por cirugía abierta biliar. En ocasiones, es necesario un abordaje terapéutico multimodal.
Se recomienda el drenaje endoscópico de la vía biliar para colangitis aguda como primera opción.
El drenaje percutáneo es una método alternativo, cuando el drenaje de la vía biliar de manera endoscópica es difícil (ej. papila de Vater inaccesible o anatomía modificada por cirugía) o no se encuentra disponible.
El drenaje abierto de la vía biliar no se recomienda en las primeras opciones terapéuticas y solo debe de limitarse a la colocación de una sonda en T sin coledocolitotomia de no ser posible una referencia temprana.
Se sugiere realizar esfinterotomía seguida de extracción de litos del colédoco en colangitis inducida por coledocolitiasis de acuerdo a la condición del paciente y a la experiencia del endoscopista.
Se debe de evitar la esfinterotomía en colangitis grave o aquellos con coagulopatía.
La dilatación endoscópica de la papila con balón se recomienda para aquellos con coagulopatía o litos pequeños.
La enteroscopia asistida con balón para drenaje de la vía biliar se debe de reservar para pacientes con modificaciones anatómicas debidas a un procedimiento quirúrgico. (ej.Y de Roux)
El drenaje de la vía biliar guiado por ultrasonido endoscópico es una terapia de salvamento, que se debe de realizar en centros de alta especialidad.
El diagnóstico, la administración de antibióticos y el drenaje temprano de la vía biliar se recomienda en colangitis leve (refractaria a manejo inicial), moderada (temprana) y grave (urgente).
El drenaje biliar de la colangitis leve no es necesario en la mayor parte de los casos pues suelen resolver con el manejo médico inicial.
El drenaje tardío (>72 horas) de la vía biliar se asocia a peores resultados en colangitis aguda.
Descompresión y drenaje de la vía biliar: la vía de la descompresión biliar se seleccionará de acuerdo con la gravedad del caso y la patología de la obstrucción, por lo que los métodos endoscópicos, percutáneos y quirúrgicos desempeñan un papel definido en el manejo de la colangitis aguda.
Algoritmo para el manejo de la colangitis aguda obstructiva.

Drenaje no quirúrgico de urgencia
Se refiere a los procedimientos biliares endoscópicos y percutáneos, que tienen como principal objetivo la descompresión de la vía biliar y como objetivo secundario la resolución de la patología obstructiva subyacentes (estenosis, litiasis).
Drenaje biliar endoscópico. El drenaje endoscópico de la vía biliar, mediante la práctica de una CPER, es el procedimiento de elección en la colangitis aguda. Las restantes modalidades se consideran como alternativas cuando la terapia endoscópica es técnicamente imposible o no es eficaz para la obtención de un drenaje biliar adecuado.  Ofrece unas ventajas importantes, como la definición de la anatomía de la vía biliar, la identificación de otra patología simultánea (estenosis biliares o quistes coledocales), la posibilidad de recogida de muestras de bilis para análisis microbiológico o de tejidos para estudios histológicos y, en muchas ocasiones, proporciona una terapéutica eficaz definitiva de la infección.
Lai et al, en un estudio prospectivo aleatorizado con 83 pacientes diagnosticados de colangitis aguda, demostraron que la morbilidad del DBE, en relación con la cirugía biliar abierta, era aproximadamente la mitad (el 34 frente al 66%) y que la mortalidad era claramente inferior (el 10 frente al 32%)50. En estudios posteriores se han confirmado estos resultados.
El DBE tiene también unas cifras inferiores de morbilidad, acorta la estancia hospitalaria y tiene una tasa mayor de eficacia terapéutica que el drenaje biliar transhepático con acceso percutáneo (DBTP).
De forma similar, en la población de edad avanzada el DBE tiene menor morbilidad y mortalidad que el DBTP.
Las opciones para el DBE son la práctica de una esfinterostomía o la colocación de una prótesis en el esfínter de drenaje o un catéter nasobiliar.
La esfinterostomía endoscópica es el sistema de elección, y en pacientes en estado muy crítico o con coagulopatías importantes son necesarios los sistemas alternativos. Las complicaciones ocurren entre un 5 y un 10% de los casos, y las más usuales son la pancreatitis, la hemorragia, la impactación de las litiasis y la perforación.
La terapéutica antibiótica se ha de continuar después del DBE, ya que los pacientes permanecen con riesgo de presentar colecistitis o empiema vesicular. La duración total del tratamiento antibiótico no está bien definida, oscilando entre 3 y 7 días después de la práctica eficaz de un DBE.
Los procedimientos endoscópicos incluyen la papilotomía endoscópica y la extracción de cálculos (litotomía). En los casos de estenosis o cuando la extracción de todos los cálculos no ha sido posible se requiere la colocación de drenajes biliares internos-externos (catéter nasobiliar) o internos (endoprótesis) con el fin de prevenir la recurrencia de episodios de la colangitis aguda.



Fig.  Catéter nasobiliar como medida temporizadora frente a la imposibilidad de extraer las litiasis coledocianas condicionantes de colangitis aguda.

   Una vez estabilizado el paciente se procederá, en un segundo tiempo, a la resolución de la patología por la vía que se considere más efectiva, pero con el enfermo en mejor estado general y con la infección biliar controlada (efecto temporizador de los procedimientos miniinvasivos). Los procedimientos percutáneos están representados por los drenajes percutáneos de la vía biliar sean externos o internos/externos. Están indicados en los casos en los que la vía endoscópica ha fracasado, está contraindicada o no se encuentra disponible en el medio asistencial. Las principales indicaciones se refieren a la colangitis asociada con las estenosis biliares benignas principalmente posoperatorias (lesiones de vía biliar).




Fig.  Drenaje percutáneo externo de la vía biliar como tratamiento temporizador en caso de colangitis aguda grave con absceso hepático causados por una lesión quirúrgica de la vía biliar.




Fig.  Drenaje percutáneo externo de la vía biliar como tratamiento temporizador en caso de colangitis aguda grave con abscesos hepáticos múltiples, condicionados por una litiasis residual de colédoco que con ulterioridad se resolvió por vía percutánea, frente al fracaso inicial del procedimiento endoscópico.


  
Fig.  Drenaje nasobiliar endoscópico
La cirugía de urgencia representa la última opción terapéutica en la emergencia debido a su histórica morbimortalidad elevada. Solo se debe, proceder indicación frente a los fracasos de los procedimientos mininvasivos o sus limitadas contraindicaciones. El objetivo será solo la descompresión de la vía biliar.




Fig.  Colangiografía posoperatoria en un caso de colangitis aguda tratada quirúrgicamente, con la colocación de un tubo de Kehr. Se observa una litiasis residual, que se resolvió por vía transfistular.

Las prolongadas maniobras de exploración de la vía biliar se acompañan de una mayor frecuencia de bacteriemias y hemobilia, hechos que comprometen aún más la situación crítica del paciente.

Drenaje biliar transhepático con acceso percutáneo. El DBTP consiste en la colocación de un catéter, guiado por ultrasonidos o por fluoroscopia, en el interior de un conducto biliar intrahepático y/o en el colédoco, y situar su extremo distal en la luz duodenal. En los centros con experiencia se puede obtener más de un 90% de éxito terapéutico para la desobstrucción del árbol biliar, en especial si éste se encuentra dilatado. Sin embargo, las complicaciones y la mortalidad relacionada con esta técnica de drenaje biliar son superiores a las observadas con las técnicas endoscópicas, por lo que su indicación estaría reservada a pacientes en los que no se puede realizar un DBE por alteraciones anatómicas o por cirugía previa de derivación gástrica, o bien por fracaso de esta técnica. Las complicaciones más importantes del DBTP son la hemobilia, la hemorragia intraabdominal, la sepsis, el neumotórax o hidrotórax y la pancreatitis.

Fig. Drenaje percutáneo transhepático

Tratamiento definitivo
Éste depende de la patología subyacente.
Litiasis coledociana asociada con la litiasis vesicular En los casos de colangitis leve que respondieron al tratamiento inicial con antibióticos, y en pacientes que corren poco riesgo quirúrgico, el tratamiento definitivo será la colecistectomía laparoscópica, asociada a la exploración de la vía biliar por la misma vía .




Fig. Colangiografía intraoperatoria que confirma la presencia de litiasis coledociana causante de colangitis aguda leve. El caso se resolvió por vía laparoscópica mediante colecistectomía laparoscópica y coledocolitotomía transcística.

En los casos en los que el paciente corra alto riesgo para un procedimiento quirúrgico se resolverá la litiasis coledociana por vía endoscópica y se dejará sin tratamiento la litiasis vesicular (papilotomía endoscópica con vesícula "in situ").
La descompresión de la vía biliar o la terapia definitiva de la litiasis biliar puede demorarse hasta 48-72 h en los pacientes con buena respuesta al tratamiento médico inicial (aproximadamente el 80% del total). En los casos con criterios de gravedad o con enfermedad progresiva se requiere la práctica de un drenaje urgente de la vía biliar, asociado con la terapia médica descrita con anterioridad, ya que el retraso en su realización empeora claramente el pronóstico de la colangitis.

Drenaje biliar quirúrgico. El drenaje biliar quirúrgico, mediante cirugía abierta o laparoscópica, es raramente una terapéutica de primera línea en la colangitis aguda obstructiva, debido a su elevada morbilidad y mortalidad asociadas. En los pacientes graves la mortalidad puede superar el 50%. En este tipo de cirugía se realiza una coledocotomía y se inserta un tubo en T para la descompresión del árbol biliar. Su realización de emergencia está reservada a pacientes con alteraciones anatómicas o con fracaso de las técnicas de drenaje biliar previamente descritas. Está indicado realizar cirugía biliar de forma electiva tras la resolución de la compresión biliar para la resolución completa del problema obstructivo y, si es necesario, la práctica de una colecistectomía.





Tomado de: Valdés-Lías R. Colangitis aguda. ¿Cómo la trato yo? El endoscopista. Revista de Gastroenterolgía de México 2007; 72 (2): 132-139.
Se recomienda el drenaje endoscópico de la vía biliar para colangitis aguda como primera opción.
El drenaje percutáneo es una método alternativo, cuando el drenaje de la vía biliar de manera endoscópica es difícil (ej. papila de Vater inaccesible o anatomía modificada por cirugía) o no se encuentra disponible. El drenaje abierto de la vía biliar no se recomienda en las primeras opciones terapéuticas y solo debe de limitarse a la colocación de una sonda en T sin coledocolitotomia de no ser posible una referencia temprana. Se sugiere realizar esfinterotomía seguida de extracción de litos del colédoco en colangitis inducida por coledocolitiasis de acuerdo a la condición del paciente y a la experiencia del endoscopista.
Se debe de evitar la esfinterotomía en colangitis grave o aquellos con coagulopatía. La dilatación endoscópica de la papila con balón se recomienda para aquellos con coagulopatía o litos pequeños. (GPC  AMCG,  2014)
La enteroscopia asistida con balón para drenaje de la vía biliar se debe de reservar para pacientes con modificaciones anatómicas debidas a un procedimiento quirúrgico. (ej.Y de Roux) El drenaje de la vía biliar guiado por ultrasonido endoscópico es una terapia de salvamento, que se debe de realizar en centros de alta especialidad.
El diagnóstico, la administración de antibióticos y el drenaje temprano de la vía biliar se recomienda en colangitis leve (refractaria a manejo inicial), moderada (temprana) y grave (urgente). El drenaje biliar de la colangitis leve no es necesario en la mayor parte de los casos pues suelen resolver con el manejo médico inicial. El drenaje tardío (>72 horas) de la vía biliar se asocia a peores resultados en colangitis aguda. (GPC  AMCG,  2014)

Litiasis coledociana en pacientes colecistectomizados
El tratamiento es de total dominio endoscópico, en el que el tratamiento es la papilotomía endoscópica y la litotomía correspondiente. En los casos de pacientes añosos y con cálculos imposibles de eliminar la colocación de prótesis biliar representa una alternativa válida frente a la necesidad de una operación. La cirugía solo se plantea en los casos de extrema complejidad (panlitiasis, megalitiasis, litiasis intrahepáticas, etc.).






Fig. Tratamiento endoscópico de una colangitis aguda causada por una litiasis residual. Se resolvió con papilotomía endoscópica y litotomía por la misma vía.



Fig. Esfinterectomía: Técnica Estándar

Fig. 6: Esfinterectomía: Esfinterotómo tipo aguja

Estenosis biliares benignas
Las estenosis biliares posoperatorias parciales y no extendidas pueden tratarse en principio por vía endoscópica con la colocación de varias endoprótesis paralelas. Requiere un seguimiento frecuente y recambio periódico de ellas debido a su obstrucción.
Las estenosis de las anastomosis biliodigestivas encuentran en el acceso percutáneo un adecuado tratamiento cuando el paciente corre alto riesgo o la estenosis es alta y exige un tratamiento quirúrgico complejo con elevado índice de fracasos y complicaciones.
La cirugía mediante la realización de una hepáticoyeyunoanastomosis es una excelente opción terapéutica para la mayor parte de las estenosis posoperatorias, cuya efectividad es del 90% en los seguimientos prolongados más de 5 años. En los casos de estenosis extendidas en forma unilateral hacia el árbol intrahepático, como en los casos de litiasis intrahepática con estenosis segmentaria, el tratamiento indicado es la resección hepática de esta área (hepatectomía derecha o izquierda, o segmentectomía lateral izquierda) .



Fig. Tratamiento quirúrgico en un caso de colangitis aguda causada por una estenosis biliar y litiasis intrahepática. Se observa solo el compromiso del sector lateral izquierdo (A) y la amputación sectorial del conducto biliar izquierdo señalado con la flecha (8).





Fig. Tratamiento quirúrgico en un caso de colangitis aguda causada por una estenosis biliar y litiasis intrahepática. Se realizó segmentectomía lateral izquierda y hepatoyeyunoanastomosis (A). La sección de la pieza muestra la presencia de pus y litiasis intrahepática (B).

Colangitis asociada con procedimientos endoscópicos o percutáneos
Este tipo de complicación se asocia con la obstrucción de prótesis plásticas o  metálicas autoexpansibles. La colocación de nuevas prótesis representa la solución transitoria de esta complicación alejada.

Fig. Colangitis aguda grave con abscesos hepáticos, asociada con la obstrucción de una endoprótesis colocada como paliación de un tumor de la vía biliar proximal. El tratamiento fue el drenaje percutáneo de los abscesos y el recambio de la endoprótesis biliar.




Fig. Colangitis aguda grave con abscesos hepáticos asociada con la obstrucción de una endoprótesis metálica colocada como paliación de una recidiva de un tumor de la vía biliar proximal. El tratamiento fue el drenaje percutáneo de la vía biliar.

Prevención de la colangitis
   Hay aspectos en el diario proceder de los cirujanos que pueden ayudar a la prevención de la colangitis aguda. Así, en la evaluación de los pacientes ictéricos, principalmente neoplásicos, el advenimiento de la colangiografía por resonancia magnética como método para determinar el nivel de la obstrucción biliar (tal vez en poco tiempo el nuevo "patrón oro") representa la aparición de una excelente herramienta para evitar la colangitis aguda posterior al estudio, ya que no requiere la inyección de contraste en la vía biliar.
     En los casos en los que se requieren métodos diagnósticos invasivos endoscópicos o percutáneos por no disponer de la colangiografía por resonancia magnética, es obligatoria la colocación de un drenaje biliar luego de realizada la colangiografía. Su objetivo es evitar la colangitis grave que caracteriza a estos estudios, cuando no se descomprime la vía biliar luego de la inyección del contraste intraluminal.
   Durante la cirugía de la litiasis biliar el uso de la colangiografía intraoperatoria dinámica en forma sistemática y en los casos de exploración de la vía biliar el empleo del fibrocoledocoscopio representan dos herramientas de elevada efectividad para reducir al mínimo los índices de litiasis residual del colédoco, causa frecuente de colangitis en el período posoperatorio inmediato o alejado.
    En los casos en los que se realizan tratamientos endoscópicos y percutáneos con la colocación de prótesis biliares el recambio de éstas en forma periódica y programada es la principal medida para prevenir la colangitis por obstrucción de las prótesis biliares.

Pronóstico y severidad
La tasa de mortalidad en colangitis aguda posterior al año 2000, es de 2.7-10%
La recurrencia de eventos biliares (colelitiasis, cólico biliar o colangitis) posterior a esfinterotomía es de 7-47% en un seguimiento de 2.5-15 años.
La recurrencia de coledocolitiasis es de 5.5% posterior a esfinterotomía y de 8.8% posterior a dilatación endoscópica con balón de la papila de Vater.
¿Qué ocurre con los pacientes que sólo reciben manejo médico?
Se espera que el 70% de los pacientes mejoren con terapia de soporte (monitoreo, corrección hidroelectrolítica, ayuno y administración de analgesia) y antibiótico IV.
Aquellos que desarrollan una infección grave deben recibir el tratamiento previo junto con drenaje de la vía biliar y corrección de fallas orgánicas de manera urgente.

Tabla . Factores pronósticos de Colangitis Aguda


Tomado de: K. Wada et al.: Diagnostic criteria and severity assessment of acute cholangitis: Tokyo Guidelines. Hepatobiliary Pancreat Surg (2007) 14:52–58

Tomado de: Wada K et al. Diagnostic criteria and severity assessment of acute cholangitis: Tokyo Guidelines. J Hepatobiliary Pancreat Surg 2007; 14: 52-58.

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