ANATOMÍA QUIRÚRGICA DE LA PARED ABDOMINAL ANTEROLATERAL.



ANATOMÍA QUIRÚRGICA DE LA PARED ABDOMINAL ANTEROLATERAL.
pared abdominal anterolateral es un conjunto de partes blandas comprendidas dentro de un marco óseo definido 
A.         Arriba, el reborde torácico inferior;
B.         Abajo, el borde superior de la cintura pelviana;
C.         Detrás, las apófisis transversas de las vértebras lumbares.
La pared abdominal está constituida por un sistema de músculos planos que se organizan alrededor de dos pilares verticales: los músculos rectos del abdomen.
Éstos están flanqueados por músculos anchos dispuestos en tres capas, en direcciones cruzadas desde la superficie hacia la profundidad: músculo oblicuo externo, dirigido de arriba hacia adentro; músculo oblicuo interno, dirigido de abajo hacia adentro; músculo transverso del abdomen con fascículos horizontales.
Las aponeurosis prolongan estos músculos hacia la línea media que aparece como un verdadero tendón común central, perforado en su parte media por el orificio umbilical. Estas aponeurosis envuelven a los músculos rectos formando una vaina (vagina musculirecti abdominis).
Existen puntos débiles de la pared abdominal (ombligo, línea alba, línea semilunar de Spigel) o en sus límites (región inguinofemoral, región lumbar) en donde se pueden producir hernias y eventraciones
La pared musculoaponeurótica está recubierta por unos planos tegumentarios que tienen su propia vascularización e inervación, pudiendo así abastecer los colgajos plásticos.
Su fascia profunda está revestida de una tela fibrosa (tenue hacia arriba, resistente en su parte inferior) que es la fascia transversalis, verdadero envoltorio del saco peritoneal y de su revestimiento celuloadiposo: la fascia propia.

PLANOS SUPERFICIALES
La piel es móvil respecto a los planos musculoaponeuróticos subyacentes. Sólo es fija la inserción umbilical. Los diferentes cuadrantes del abdomen, que corresponden a la proyección de los órganos, se describen sobre este revestimiento cutáneo. Las líneas de tracción elástica (líneas de Langer) se organizan de forma más o menos visible. En la zona supraumbilical son casi horizontales y se inclinan hacia abajo para hacerse totalmente curvas, con una concavidad craneal, en la zona infraumbilical. Entre estas líneas, que pueden ser verdaderos pliegues cutáneos (dependiendo de la adiposidad), se distinguen sobre todo el pliegue transverso supraumbilical, el pliegue suprapúbico (donde se sitúa la incisión de Pfannenstiel) y el pliegue infraumbilical que conecta las dos espinas ilíacas anterosuperiores, cerca del punto medio de la línea ombligo-pubis. Bajo la piel, se encuentra, de la superficie hacia la profundidad, el panículo adiposo, más o menos grueso, la fascia superficial, que puede resultar difícil de aislar, y el tejido celular subcutáneo. Las cicatrices de laparotomía serán menos visibles y estarán menos expuestas a la aparición de queloides, si se trazan en el eje de las líneas de Langer.
Figura: Líneas de Langer. 1. Pliegue supraumbilical; 2. Pliegue infraumbilical; 3. Pliegue suprapúbico.

VASCULARIZACIÓN DE LOS PLANOS SUPERFICIALES
ARTERIAS
La piel recibe un importante aporte arterial y se inserta en el plano aponeurótico subyacente. Numerosos pedículos que se originan al nivel de los músculos anchos y en la cara anterior de la vaina de los músculos rectos se distribuyen en los tegumentos.  Son laterales, perforando la fascia externa del músculo oblicuo externo o de su aponeurosis en una línea correspondiente a la línea axilar anterior, y también anteriores, procedentes de la vaina del músculo recto. Están regularmente escalonados, confirmando la metamerización de esta región.
Habitualmente se encuentran cuatro pedículos por encima del ombligo, tres por debajo y el último perfora la vaina del músculo recto ligeramente por encima del pubis. Estos pedículos perforantes están a menudo desdoblados en una rama lateral y otra medial separadas por uno o dos centímetros. Están alimentados por vasos laterales de la pared abdominal musculoaponeurótica.
Irrigación de Pared anterior  EOP, Vasos externos perforantes; SCI,  circunfleja superficial; SE, art. Epigástrica profunda  superior DCI,  rama de arteria circunfleja IE,  art. Epigástrica profunda rama inferior; SIEA, art. Epigástrica superficial. A.     Arteria perforante paramedial
B.       Arteria perforante lateral procedente de los plexos arteriales laterales
C.         Arteria subcutanea abdominal ( epigástrica superficial)
D.        Arteria circunfleja iliaca superficial
E.         Arterias genitales externas
F.         Arteria femoral

Pinza vascular inferior: formada por las arterias epigástricas superficiales y la circunfleja ilíaca superficial. Estas arterias nacen, a veces de un tronco común, uno o dos centímetros por debajo del ligamento inguinal.
La arteria epigástrica superficial se dirige hacia arriba y hacia dentro, distribuyéndose en los tegumentos de la región infraumbilical. Sus últimas ramas se anastomosan con las ramas perforantes anteriores para formar el círculo arterial subcutáneo periumbilical.
La arteria circunfleja ilíaca superficial se dirige hacia fuera y hacia arriba, paralela al ligamento inguinal. Da ramas descendentes hacia los ganglios linfáticos inguinales, la piel de la ingle y ascendentes hacia la piel de la fosa ilíaca. Se anastomosa al nivel de la espina ilíaca anterosuperior con las ramas inferiores de las perforantes laterales.

VENAS
La disposición es similar a la de las arterias.  Pueden llegar a comportarse como derivaciones: cava-cava (las venas de la región inguinal hacia el sistema de la pared torácica) o porto-cavas por las anastomosis periumbilicales,            comunicando  con la red profunda a través del sistema del ligamento redondo del hígado.

LINFÁTICOS
La dirección del flujo principal es vertical, realizando una conexión inguinoaxilar que corresponde a la línea mamaria. Esto explica la posibilidad de permeabilización neoplásica hacia la pared abdominal a partir de un tumor de los cuadrantes inferiores de la mama. Sobre este eje se ramifican las derivaciones laterales hacia los linfáticos lumbares y los mediales hacia el ombligo.
A este nivel se forman anastomosis profundas ascendentes por el ligamento redondo del hígado y descendentes a lo largo del uraco y, en menor grado, de las arterias umbilicales hacia las fositas supravesicales y laterovesicales. Por lo tanto, los tumores profundos pueden invadir la pared abdominal (nódulos de permeabilización umbilical). Existen comunicaciones hacia arriba y hacia dentro con los linfáticos torácicos internos (exmamarios internos).
  • Linfáticos de los planos superficiales
  • Hacia la corriente torácica interna
  • Vía inguinoaxilar correspondiente a la línea mamaria
  • Flujo lat. Hacia los linfáticos laterales
  • Hacia linfáticos umbilicales
  • Linfáticos del ligamento redondo
  • Linfáticos del uraco, hacia la pelvis
  • Ganglios linfáticos inguinales

INERVACIÓN
Se originan de ramas nerviosas que surgen de los últimos ramos intercostales, del nervio infracostal (rama T 12) y de los nervios iliohipogástricos (ex abdominogenital mayor) e ilioinguinal (ex abdominogenital menor) que vienen de la raíz L1.
Pueden corresponder a dolores viscerales referidos.
Hasta T8: corazón. T6-T9: Estomago. T 10: intestino delgado, páncreas, genitourinarios internos. T11-L1: riñones. S3: recto

PLANOS MUSCULOAPONEURÓTICOS
PARED ANTERIOR  
Está constituida por dos músculos muy distintos en cuanto a su relevancia y fisiología.

MÚSCULO RECTO DEL ABDOMEN
Es un músculo potente, par y simétrico, con una orientación casi vertical (de ahí su nombre) desde las últimas costillas hasta el pubis, a ambos lados de la línea blanca (línea alba).
Se trata de un músculo fusiforme y aplanado, situado desde el tórax hasta la pelvis, que está constituido habitualmente por tres fascículos superiores insertados en la reja costal: el fascículo lateral, insertado en el cartílago y en la quinta costilla; el fascículo medio, insertado en la sexta costilla y en su cartílago, y el fascículo medial, sobre el séptimo cartílago y la apófisis xifoides.



Figura: Músculos recto y oblicuo externo, disección anatómica (imagen del laboratorio de anatomía de la facultad de Medicina de Nantes).

La unión de estos tres fascículos constituye un cuerpo muscular extendido cuyo borde medio está separado del músculo contralateral por el rafe medio de la línea alba y cuyo borde lateral corresponde a la línea anterolateral.

Figura: Músculo recto, aspecto esquemático.

VIENTRE Al principio muy extendido, desciende estrechándose. Su borde medial está unido a su homólogo por el rafe medio. Su borde lateral cruza el reborde condrocostal a 10 o 12 cm de la línea media. El músculo no mide más de 8 cm transversalmente a nivel del ombligo. Es poligástrico, interrumpido en tres niveles por unas intersecciones tendinosas en dirección horizontal. La más baja corresponde al nivel del ombligo. Están acompañadas por un pedículo vasculonervioso que se extiende por debajo de ellas. Su sección vertical puede ser causa de hemorragia.
Este músculo presenta tres o cuatro intersecciones tendinosas que separan las partes musculares. El desarrollo de estas partes musculares entre estas intersecciones en las personas musculosas, es el responsable del aspecto de «tableta de chocolate».
Para algunos autores, las intersecciones tendinosas corresponden a equivalentes de costillas abdominales; para otros, son estructuras de refuerzo de este largo músculo recto en relación con la posición erecta, formando un músculo poligástrico. La extensión lateral del músculo disminuye en sentido descendente para acabar al nivel caudal sobre la rama craneal del pubis, reforzando en su parte anterior la sínfisis del pubis, entre el ángulo y la espina púbicos.
El papel esencial del músculo recto es el mantenimiento de la cintura abdominal, que resiste a la presión de las vísceras de la cavidad abdominal. Por otro lado, dependiendo de su punto fijo, desciende el tórax hacia la pelvis o a la inversa.
A través de este potente músculo no se desarrollan hernias; sus principales enfermedades son los hematomas e incluso las rupturas musculares en el típico accidente con cinturón de seguridad. Por el contrario, al nivel medial, en la línea alba, se exteriorizan las hernias umbilicales y las hernias de la línea alba supra o infraumbilicales y, al nivel lateral, las hernias anterolaterales denominadas de Spiegel.

MÚSCULO PIRAMIDAL DEL ABDOMEN
Es un músculo inconstante (falta en cerca del 20% de los casos) carente de papel fisiológico.
Cuando existe, presenta una forma triangular, con base inferior púbica, situado por delante de la parte distal del músculo recto y con su vértice dirigido hacia la línea alba.
Su altura es variable: desde la mitad de la línea alba infraumbilical hasta el ombligo.
Sus fibras se orientan en sentido superomedial. En las laparotomías medias infraumbilicales, a menudo oculta el acceso a la línea alba.


PARED LATERAL
Está formada por los tres músculos anchos del abdomen, que son, de la superficie hacia la profundidad, el oblicuo externo, el oblicuo interno y el transverso del abdomen, que son muy diferentes de los músculos rectos.
Se trata de láminas finas con peculiaridades comunes cuyas consecuencias clínicas son relevantes. Todos ellos presentan al menos una parte muscular y una parte aponeurótica. De forma global, la orientación de sus fibras es diferente, lo que les permite a estas finas estructuras resistir mejor frente al empuje lateral de la presión abdominal. Participan en la formación de los límites de los orificios del conducto inguinal o anillos inguinales.

MÚSCULO OBLICUO EXTERNO DEL ABDOMEN
Es el más superficial de los tres músculos anchos. Su parte muscular se inserta al nivel posterior en las costillas mediante tres fascículos: el fascículo superior en la sexta, séptima y octava costillas, el fascículo medio en la novena y décima costillas y el fascículo inferior de la décima a la duodécima costillas.
Las fibras del oblicuo externo tienen una dirección oblicua, medial y caudal.



Figura: Músculos oblicuo externo (1) y oblicuo interno (2); disección anatómica (imagen del laboratorio de anatomía de la facultad de Medicina de Nantes).

Figura: Músculos oblicuo externo (A) y oblicuo interno (B), representación esquemática.

Al nivel inferior, termina en los dos tercios ventrales de la cresta ilíaca y en la parte superior del ligamento inguinal. Se continúa por su parte tendinosa, que describe una curva cóncava oblicua en sentido superoposterior.
En la parte inferior, forma el ligamento inguinal (antigua arcada femoral) que se extiende desde la espina ilíaca anterosuperior hasta el pubis.
Esta formación tendinosa es el resultado del estiramiento del músculo entre los dos puntos fijos óseos ilíaco y púbico, por el paso del ser humano a la posición erecta. Está constituida por fibras propias y fibras recurrentes que forman un refuerzo tendinoso en ocasiones visible, paralelo al ligamento inguinal, que se denomina tracto iliopúbico o cintilla de Thompson.

Hay tres refuerzos aponeuróticos que forman tres pilares:
           el pilar lateral, cuyas fibras terminan en el ligamento inguinal y la rama iliopúbica;
           el pilar medial, cuyas fibras terminan fundamentalmente en la línea alba y el pubis;
           el pilar posterior (de Colles) que viene del lado opuesto y cruza la línea media.

Estos tres pilares forman los límites del orificio o anillo inguinal superficial, que presenta una forma ovalada con un extremo inferomedial grueso, y un vértice superolateral. Por este orificio protruyen las hernias inguinales oblicuas externas, cuando se exteriorizan para dirigirse hacia el escroto en el varón o el labio mayor en la mujer.

MÚSCULO OBLICUO INTERNO DEL ABDOMEN
Situado por debajo del precedente y por encima del músculo transverso del abdomen, sus fibras tienen una dirección global opuesta, oblicua en sentido superomedial.
Su parte muscular se inserta al nivel posterior en la aponeurosis lumbar, los tres cuartos ventrales de la cresta ilíaca y el tercio superior del ligamento inguinal y se dirige hacia los cinco o seis últimos cartílagos costales.
Su parte aponeurótica forma con la parte muscular una curva cóncava con orientación inferoposterior. Sus fibras más inferiores, musculares, se mezclan con las fibras del músculo transverso, formando un arco muscular con concavidad inferior frente al ligamento inguinal: la hoz inguinal (antiguo «tendón conjunto» que en realidad no tiene nada de tendinoso, sino que es de naturaleza muscular).
Sólo la parte tendinosa media aponeurótica, que se prolonga hacia el pubis, merece el nombre de tendón conjunto.

MÚSCULO TRANSVERSO DEL ABDOMEN
Es el más profundo de los tres músculos anchos. Desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la cintura abdominal, que debe resistir la presión de las vísceras abdominales.
Está constituido por una parte carnosa comprendida entre dos láminas aponeuróticas.
Su aponeurosis posterior se inserta en las apófisis costales de la duodécima vértebra torácica y de las cinco vértebras lumbares correspondientes, así como en la fascia toracolumbar correspondiente.
La dirección de sus fibras es horizontal o transversal, lo que explica su nombre.


Figura: Músculos oblicuo interno (1) y transverso (2), disección anatómica (imagen del laboratorio de anatomía de la facultad de Medicina de Nantes).

Figura: Músculo transverso, representación esquemática.

Sus fibras carnosas se insertan, al nivel craneal, en los seis últimos cartílagos y costillas y, al nivel caudal, en la mitad ventral de la cresta ilíaca, la espina ilíaca anterosuperior y, al igual que el oblicuo interno, en el tercio superior del ligamento inguinal.
El cuerpo carnoso del músculo se prolonga con la parte aponeurótica, siguiendo una línea sinuosa.
Sus fibras más inferiores participan en la formación de la hoz inguinal, de la cual parte el músculo cremáster, que rodea el cordón espermático en el varón al nivel medial y lateral.
Estas fibras musculares provocan el ascenso del testículo y tensan el suelo del conducto inguinal y, por lo tanto, de la fascia transversal.
Todo ello explica que una buena tonicidad de los músculos anchos del abdomen permita tensar la fascia transversal mediante estas fibras, que se observan claramente en disecciones finas.

MÚSCULO CREMÁSTER
Algunos fascículos carnosos se despegan del borde inferior del músculo oblicuo interno y del transverso. Están reforzados por los elementos provenientes del ligamento inguinal y rodean al cordón espermático, formando la túnica muscular cremastérica.
Este cremáster, suspensorio, tira del testículo hacia el anillo inguinal en caso de contracción de la pared abdominal.
Incrementa el diámetro del cordón, de ahí que su resección sea recomendable en las reparaciones de hernias inguinales.
Se debe entonces fijar los fascículos más superficiales al anillo inguinal superficial para evitar una posición demasiado baja del testículo.

FASCIA TRANSVERSALIS
Es un recubrimiento fibroso, situado en la fascia profunda del músculo transverso del abdomen y recubre la grasa de la fascia propia que la separa del peritoneo parietal.
Insignificante en la porción superior del abdomen, la fascia se refuerza hacia abajo y adquiere la calidad de una verdadera aponeurosis. Ofrece un plano resistente que permite las plastias en las reparaciones de las hernias inguinales y femorales.
Es considerada por los autores americanos y canadienses como el elemento principal de la solidez de la región inguinal.
La fascia transversalis sobrepasa el tendón conjunto por debajo del mismo, se adhiere a la parte profunda del ligamento inguinal y se prolonga hasta la aponeurosis muslo en la vaina de los vasos femorales.
Se invagina en manga de chaqueta y reencuentra el pedículo testicular: Es la fibrosa del cordón o fascia espermática interna.


Representación esquemática de la fascia transversalis en su porción inferior
1.   Fascia transversalis
2.   Recto mayor
3.   Proyección del arco crural
4.   Ligamento de Hesselbach ( I. Interfoveolare)
5.   Fibrosis del cordon espermático ( fascia espermática interna)
6.   Ligamento de Henle ( Falx inguinalis)
7.   Prolongación prevascular de la fascia  transversalis


REFUERZOS DE LA FASCIA TRANSVERSALIS
El ligamento de Henle u hoz inguinalis es un refuerzo que se extiende desde el borde lateral del recto mayor hasta la porción más interna del ligamento inguinal.
Se continúa más abajo donde refuerza el ligamento de Gimbernat (ligamentum lacunare), limitando la laguna vascular interna.
El ligamento de Hesselbach (ligamentum interfoveolare) es un tracto fibroso que se extiende desde la espina ilíaca anterosuperior a la línea arqueada.
Sostiene la axila del cordón espermático y, puesto en tensión, disminuye el orificio inguinal profundo. En su porción medial está seguido por los vasos epigástricos inferiores.

VAINA DE LOS MÚSCULOS RECTOS
Las aponeurosis de los músculos anchos se desdoblan en el borde lateral de los músculos rectos y forman una vaina aponeurótica que envuelve a estos músculos.



Figura: Corte transversal de la pared abdominal anterior. 1. Músculo oblicuo externo; 2. Músculo oblicuo interno; 3. Músculo transverso; 4. Músculo recto; 5. Fascia transversal (en realidad, adherida a la aponeurosis del transverso); 6. Peritoneo; 7. Ligamento redondo; 8. Arteria epigástrica; 9. Arteria umbilical; 10. Uraco; 11. Fascia pre vesical. a. Espacio preaponeurótico; b. espacio premuscular; c. espacio prefascial; d. espacio preperitoneal; e. espacio omentoparietal.
A.         Al nivel de los dos tercios cefálicos.
B.         Por debajo.
En su parte superior, la vaina está formada, al nivel anterior, por la aponeurosis del oblicuo externo y la hoja anterior del desdoblamiento de la aponeurosis del oblicuo interno y, al nivel posterior, por el desdoblamiento posterior de esta aponeurosis y la aponeurosis del transverso, revestidas por la fascia transversal. En su parte inferior, todas las hojas aponeuróticas pasan por delante del recto y por detrás sólo queda la fascia transversal, que es bastante resistente a pesar de no ser demasiado gruesa. Está reforzada a este nivel por las estructuras fibrosas del uraco en el centro y de las arterias umbilicales que ascienden hacia el ombligo por ambos lados.
La línea arqueada (arco de Douglas) corresponde al borde inferior de la hoja posterior, en la zona de paso de las hojas posteriores de la vaina por delante de los músculos rectos. Forma una línea de concavidad caudal situada a la altura de las espinas ilíacas. La línea semilunar de Spiegel corresponde a la línea de división de las aponeurosis de los músculos anchos para formar la vaina de los músculos rectos. Se extiende desde el extremo del noveno cartílago costal hasta la espina del pubis, siguiendo una curva de concavidad medial. Las hernias de Spiegel son infrecuentes y pueden localizarse a lo largo de esta línea, pero su localización preferente se sitúa en una zona en banda denominada «cinturón de Spiegel», limitada por una línea que pasa por las espinas ilíacas anterosuperiores y por otra que pasa por el ombligo.




Figura: Línea, aponeurosis y cintura de Spiegel (músculo recto resecado). 1. Cintura de Spiegel; 2. Músculo transverso; 3. Hoja posterior de la vaina de los rectos; 4. Línea arqueada (arco de Douglas); 5. Línea de Spiegel; 6. Aponeurosis de Spiegel.
En su vaina, el músculo queda libre respecto a las hojas anterior y posterior, lo que permite el uso de las aponeurosis (tras su movilización) en las distintas técnicas del tratamiento de las eventraciones. Por el contrario, el músculo queda adherido al nivel de las intersecciones tendinosas que están bien vascularizadas, por lo que a menudo son hemorrágicas.

ORIFICIO MIOPECTÍNEO
El orificio miopectíneo de Fruchaud tiene una forma aproximadamente ovalada y constituye un punto débil de la región inguinal. 
Figura: Orificio miopectíneo de Fruchaud (A, B). 1. Músculo oblicuo interno; 2. Músculo recto; 3. Tracto iliopúbico; 4. Ligamento de Cooper; 5. Fascia ilíaca; 6. Línea arqueada.

Está limitado al nivel craneal por la hoz inguinal y al nivel caudal por el ligamento pectíneo de Cooper. El límite superior muscular está formado por la unión de las fibras del oblicuo interno y del transverso y la parte inferior pectínea corresponde al refuerzo del periostio en la rama iliopúbica. Esta zona de debilidad se debe al estiramiento de los músculos oblicuo interno y transverso relacionado con el paso a la postura erecta. Se puede considerar que la diagonal de este espacio es el ligamento inguinal que separa la región inguinal por encima de la región femoral por debajo, es decir, al nivel caudal, en el eje de los vasos femorales. La distancia entre la hoz inguinal y el ligamento inguinal presenta una variabilidad interpersonal, lo que explica una mayor o menor predisposición individual a las hernias inguinales. En el compartimento inguinal del orificio miopectíneo se encuentra el suelo del conducto inguinal formado por la fascia transversal. Este conducto está reforzado por el ligamento interfoveolar (o ligamento de Hesselbach) que separa dos fóveas.

Figura: Fascia transversal al nivel de la región inguinal (lado derecho). 1. Aponeurosis del músculo oblicuo externo; 2. Músculo oblicuo interno; 3. Músculo transverso y fascia transversal; 4. Orificio inguinal profundo; 5. Ligamento inguinal; 6. Vasos epigástricos; 7. Músculo iliopsoas; 8. Tracto iliopúbico; 9. Vena ilíaca; 10. Ligamento de Cooper.

La fóvea lateral corresponde al orificio redondo del conducto inguinal o anillo inguinal profundo, donde se localizan las hernias inguinales oblicuas externas o indirectas que discurren sobre la fascia transversal, en el eje del conducto inguinal, para exteriorizarse hacia el anillo superficial. Las hernias indirectas pueden ser congénitas (por ausencia de cierre del conducto peritoneovaginal en el varón o de su equivalente en la mujer, el conducto de Nück) o adquiridas como consecuencia de esfuerzos que provocan la reabertura de este conducto a causa de las fuerzas de presión. La fóvea medial es un espacio triangular de base lateral y vértice medial, donde se localizan las hernias directas, que suelen ser hernias adquiridas por debilidad de la fascia transversal. Tras este triángulo se sitúan los vasos ilíacos externos, separados por la grasa preperitoneal (bien visible y del típico color amarillo) que asciende hasta la zona perirrenal. Aunque el ligamento interfoveolar es poco visible, siempre se observan los vasos epigástricos inferiores superficiales (por debajo de la fascia, a veces incluso incluidos en un desdoblamiento de ésta), que delimitan por lo tanto estas dos regiones relevantes desde los puntos de vista anatómico y, sobre todo, patológico.

FASCIAS MUSCULARES




A y B. Corte transversal. A. supraumbilical. B. En la línea Arcuata. C-E, Corte transversal de pared abdominal que muestra las aponeurosis bilaminares, oblicuo mayor, menor y transverso y los sitios de decusacion que forman la línea alba.

VASOS Y NERVIOS
La vascularización arterial consta de dos sistemas: el eje vertical de las epigástricas y un sistema lateral.
La arteria epigástrica inferior nace de la arteria ilíaca externa, por detrás del orificio profundo del canal inguinal al cual rodea medialmente, asciende después por debajo o dentro del desdoblamiento de la fascia transversal, marcando el límite entre las fóveas media y lateral. Está situada al mismo nivel del ligamento interfoveolar.
A continuación, asciende por la cara profunda de los rectos, en su vaina, para anastomosarse (de forma terminoterminal sólo en el 20-30% de los casos) con la arteria epigástrica superior (rama terminal abdominal de la arteria torácica interna) en el tercio craneal del músculo recto.

Figura: Pared abdominal anterior, distribución arterial. 1. Arteria epigástrica superior; 2. Arteria epigástrica inferior.

Puede ligarse sin problemas, con la condición de que la arteria epigástrica superior no haya sido ya interrumpida por una incisión transversal, lo que podría exponer al riesgo de necrosis parietal.
En su origen, la arteria epigástrica origina la arteria funicular (arteriae cremasterica), que se dirige al cordón espermático.
Detrás del músculo recto, en contacto inmediato con su fascia profunda, la arteria epigástrica inferior se divide en una rama descendente que llega a la región púbica y se anastomosa con la obturatriz y un tronco ascendente a veces subdividido, yendo al encuentro de la arteria epigástrica superior.
Termina más frecuentemente en numerosas ramas que se agotan a mitad de distancia de la apófisis xifoides y el ombligo.
La arteria epigástrica superior llega a la fascia posterior del músculo recto pasando a través de las inserciones xifoideas y condrocostal del diafragma (hiato de Larrey).
Estos vasos son de pequeño calibre y su hemostasia no supone problemas cuando se seccionan los músculos rectos.
El sistema lateral se origina de las arterias lumbares e intercostales. Perfora la aponeurosis del oblicuo externo o la hoja posterior de la vaina de los rectos, y se anastomosa después con el eje vertical epigástrico.
Se suelen individuar tres pedículos: supraumbilical, infraumbilical y un plexo periumbilical.
VENAS
Disposición idéntica a la arterial.
Las dos venas epigástricas inferiores forman, 3 cm antes de su desembocadura en la vena ilíaca externa, un tronco común bastante voluminoso, que se ha podido usar para perfusión a largo plazo, después de haberlo abordado por vía inguinal.

LINFÁTICOS
Su disposición corresponde a la que se ha descrito para el plano superficial. Se recuerda simplemente el papel del ombligo, verdadero pozo de comunicación hacia los territorios profundos mediante el ligamento redondo del hígado y los linfáticos de la aponeurosis umbilicoprevesical.

INERVACIÓN
Está asegurada por los nervios intercostales a partir del V para la porción más alta del oblicuo externo y del músculo recto, por el nervio subcostal y las ramas L1 y L2, orígenes de los nervios iliohipogástricos, ilioinguinal y genitofemoral. La dirección general de estos nervios es oblicua hacia abajo.
Su recorrido es entre el músculo oblicuo interno y transverso antes de penetrar en la vaina de los rectos por la hoja profunda. La inervación de la parte craneal de los músculos se realiza por los nervios toracoabdominales (antiguos intercostales) y para la parte distal por las fibras motoras de los nervios iliohipogástrico e ilioinguinal.

Figura: Pared abdominal anterior, inervación. 1. Séptimo nervio intercostal; 2. Décimo nervio intercostal; 3. Duodécimo nervio intercostal; 4. Nervio iliohipogástrico; 5. Nervio ilioinguinal.

Los nervios intercostales VII, VIII y IX inervan la porción supraumbilical del músculo recto.
Los dos primeros tienen un trayecto recurrente hacia arriba y hacia dentro que les hace seguir la dirección general del reborde condrocostal.
Los nervios IX y X están más amenazados. Sin embargo, como es necesaria la sección de tres nervios intercostales para provocar una parálisis de un segmento del recto, se explica la buena tolerancia habitual a la incisión subcostal, muy utilizada en la cirugía biliar.
El nervio X intercostal se dirige al ombligo.
El XI es el nervio subcostal, hacia la porción infraumbilical del recto mayor.
El nervio iliohipogástrico (L1) desciende hasta la porción inferior del músculo recto e inerva el piramidal del abdomen.
El nervio ilioinguinal (L1) participa en la inervación de los músculos laterales y del tendón conjunto pero no alcanza al recto.
El nervio genitofemoral (L2) inerva el cremáster.
Estos nervios intercambian anastomosis al nivel de los flancos.
La incisión laterorectal, que fue extensamente aplicada en cirugía biliar, es particularmente temible para la inervación del recto mayor.
Estos nervios son igualmente sensitivos, su lesión explica las disestesias y otras secuelas dolorosas postoperatorias muy molestas, sobre todo en las reparaciones de hernias.
Los nervios toracoabdominales penetran en el borde lateral de la vaina de los rectos, lo que explica el riesgo de desnervación en las incisiones pararrectales. Los nervios ilioinguinal e iliohipogástrico discurren en paralelo bajo la aponeurosis del oblicuo externo en el eje del conducto inguinal para unirse a los elementos del cordón. Estos nervios pueden lesionare y causar dolor postoperatorio crónico que puede llegar a ser invalidante. Alrededor del cordón, se forman anastomosis con fibras nerviosas procedentes del nervio genitofemoral (situado en posición lateral a la arteria femoral).

FUNCIÓN
Desde el punto de vista fisiológico, las diferentes orientaciones de estas tres finas láminas que son los músculos anchos permiten que puedan resistir la presión lateral del abdomen, de modo que constituyen una buena cintura abdominal lateral. La contracción muscular (durante esfuerzos tan variados como la micción, la defecación, los vómitos o la espiración forzada) disminuye el volumen de la cavidad abdominal y tensa la fascia transversal, lo que cierra el orificio inguinal profundo, fundamentalmente mediante tracción lateral del ligamento interfoveolar. Desde el punto de vista mecánico, si el punto fijo se sitúa en la pelvis, la caja torácica desciende; por el contrario, si el punto fijo se sitúa en el tórax, se produce la flexión de la pelvis hacia arriba y hacia delante y, en caso de contracción unilateral, una rotación del tórax.

Puntos débiles de la pared abdominal anterolateral
Se definen así las zonas críticas donde se desarrollan más a menudo las hernias espontáneas o las dehiscencias postoperatorias.  Se examinarán:
La línea alba media
La línea semilunar de Spigel El ombligo
Los puntos débiles posteriores.

Línea alba media
Es un rafe medio, fibroso, formado por el entrecruzamiento de las aponeurosis de los músculos anchos. En su porción supraumbilical forma una verdadera banda fibrosa entretejida, de 1 a 2 cm de ancho, uniendo las dos vainas de los músculos rectos.
La laparotomía media supraumbilical correctamente realizada debe atravesarla sin descubrir los cuerpos musculares.
Por debajo del ombligo el rafe se encoge y, bajo la línea arqueada, no se insinúa más entre los músculos rectos que pueden contactarse entre sí por su borde medial. El intersticio es a veces difícil de encontrar. Es necesario buscarlo hacia lo alto, allí donde los rectos se separan después de haber contorneado el ombligo.
Las incisiones medias tienen numerosas ventajas: rápida abertura, rápido cierre, poca hemorragia, no se sacrifica ningún nervio, no exponen los espacios celulares ni musculares, permiten también todas las ampliaciones.
La cicatriz operatoria es naturalmente amplia. Sin embargo, las tensiones ejercidas sobre la sutura son mayores que en todas las demás incisiones, razón por la cual una reparación de laparotomía media constituye en sí una operación, ya que se trata de la reconstitución de un aparato tendinoso. Hace falta tener una concepción dinámica de la pared abdominal.
Está formada por tres cinchas musculares cruzadas; dos cinchas formadas por los músculos oblicuo externo y oblicuo interno, en continuidad a nivel de la línea media, el músculo oblicuo externo derecho se continúa con el músculo interno izquierdo y a la inversa.
La línea alba aparece entonces como un lugar de neutralización de tracciones divergentes en todo su sentido, un verdadero tendón central de un sistema de músculos digástricos.
El cierre parietal no debe ser jamás la maniobra secundaria que se deja al más inexperto del equipo. Asientan sobre todo en la porción supraumbilical: son las hernias epigástricas de contenido graso o epiploico,  raramente de  contenido visceral.  Se  ha señalado  su  asociación, inexplicable,  a úlceras duodenales.

La triple cincha de los músculos largos
La línea alba media aparece como un tendón central de un sistema de digastricos con los músculos oblicuos externos e internos en continuidad, Esta doble cincha oblicua esta duplicada en profundidad por la cincha transversal del musculo transverso.
1.   Musculo oblicuo externo
2.   Línea alba
3.   Musculo transverso
4.   Musculo oblicuo interno izquierdo.

OMBLIGO
Esta cicatriz está situada un poco por debajo de la mitad de la línea xifopúbica.
El ombligo es un componente estético importante del abdomen y la única cicatriz natural del cuerpo humano. Por tanto, a menudo los pacientes no aceptan psicológicamente bien su ausencia.
La formación del ombligo es la consecuencia de la obliteración y retracción de los cuatro elementos siguientes: la vena umbilical izquierda, que se dirige hacia arriba en dirección al ligamento redondo hepático, el uraco obliterado, que se dirige hacia abajo, y las dos arterias umbilicales que siguen una dirección lateral hacia la arteria iliaca interna correspondiente.
El ombligo está situado en la línea media del abdomen, pero su posición cambia con el crecimiento. En el adulto, se encuentra sobre la horizontal que une las crestas iliacas.
La parte externa del ombligo, denominada «anillo umbilical», tiene una forma variable, redondeada u ovalada, vertical u horizontal. Una depresión en pendiente, casi siempre asimétrica, lo separa delsulcus o fondo.
Las técnicas quirúrgicas que pueden conducir al sacrificio del ombligo son numerosas: cirugía abdominal repetida, reparación del quiste del uraco, onfalocele, curación de determinadas hernias umbilicales o eventraciones, extirpación de tumores, reparación de la gastrosquisis y determinadas abdominoplastias.
La región umbilical está centrada en el ombligo propiamente dicho, cuya forma es muy variable (casi siempre circular). Adherido al plano muscular, el ombligo no se sitúa a flor de piel, sino que se localiza siempre en el fondo de un cráter cuya profundidad depende de la abundancia de grasa circundante. Cualquiera que sea el grado de obesidad, nunca es liso y su exteriorización en el transcurso de la plastia abdominal siempre deberá tener en cuenta esta configuración anatómica.
El ombligo está situado aproximadamente a la misma distancia del apéndice xifoides y del pubis.
El ombligo determina las longitudes respectivas de los niveles supraumbilical e infraumbilical. Deberán tenerse en cuenta las características de cada una de estas regiones para establecer la estrategia quirúrgica más conveniente.
La posición exacta del ombligo en la pared abdominal es un elemento esencial del análisis preoperatorio. Así, hay que determinar con precisión la distancia entre el ombligo y el pubis.
El ombligo señala la cuarta vértebra lumbar, la terminación aórtica, el centro de gravedad del cuerpo humano. Es el punto menos grueso de la pared abdominal. La piel está casi directamente sobre el peritoneo parietal, en la zona del anillo fibroso umbilical que se encuentra en el rafe medio.
La cicatriz umbilical está limitada por un rodete externo, en profundidad por un surco circular marcando la adherencia de la piel al anillo fibroso.  El fondo está  marcado por un mamelón cicatricial estrellado. El anillo umbilical delimita un orificio ovoide con un eje  mayor transverso, a veces con forma de boca de cañón o circular.  Su diámetro varía de 2 a 8 mm y tiende a disminuir con la edad.
Anatomía
El ombligo constituye un punto de debilidad de la pared abdominal, un defecto al nivel de la línea alba dispuesta desde la apófisis xifoides al pubis. Se proyecta respecto a la columna al nivel de L4-L5. El ombligo corresponde a la cicatriz que se forma después de la ligadura del cordón umbilical, a través del que pasan elementos fundamentales. Para comprender bien su anatomía y sus consecuencias fisiopatológicas, es indispensable un breve recuerdo de la organogénesis. En un corte sagital del embrión durante el período de la hernia fisiológica (entre la sexta y la décima semana de vida intrauterina), se observa que por el anillo umbilical pasan cuatro tipos de estructuras:



Figura  : Corte sagital del embrión. 1. Vena umbilical izquierda; 2. conducto vitelino  (onfalomesentérico); 3. arterias umbilicales; 4. conducto alantoideo (uraco).

  la vena umbilical izquierda, perteneciente al eje venoso onfalocava (la derecha se atrofia con rapidez, debido al gradiente de presión). Se atrofia después del nacimiento y en el trayecto del ligamento redondo se encuentra su vestigio, que puede repermeabilizarse en las cirrosis, debido al flujo hepatófugo, lo que explica el desarrollo de la circulación venosa colateral periumbilical;
  las arterias umbilicales, que se obstruyen después del pinzamiento del cordón umbilical y que constituyen el extremo distal trombosado de las arterias umbilicales después de que hayan vascularizado la cara superior de la vejiga;
  el conducto vitelino u onfalomesentérico (vértice del asa intestinal primitiva), que debe desaparecer por completo y cuyo resto más conocido es el divertículo ileal o de Meckel (que, desde la cara profunda del ombligo, alcanza el borde antimesentérico del intestino delgado a alrededor de 50-60 cm del final de éste);
  por último, el conducto alantoideo, que se convertirá en el uraco (conducto urinario del feto), que después del nacimiento se oblitera y permanece como una estructura fibrosa, que no es molesta porque es extraperitoneal (a diferencia del conducto vitelino, que es intraperitoneal, por lo que debe desaparecer del todo).
El ombligo es la región más delgada de la pared abdominal anterolateral. Desde la profundidad a la superficie, se observan cuatro elementos: el peritoneo, la fascia umbilical, el anillo umbilical y la piel.

Figura : Fascia umbilical, vista posterior (imagen del laboratorio de anatomía de la facultad de Nantes).

El peritoneo parietal reviste la cara profunda de la región del anillo (lo que permite diferenciar los onfaloceles, en los que el peritoneo se detiene en el perímetro del anillo, y las hernias umbilicales, en las que el peritoneo sigue a las vísceras). La fascia umbilical corresponde a una condensación de la fascia transversal, poco vascularizada, que reviste la capa profunda del ombligo.






Figura  :   Corte sagital del ombligo (imagen del laboratorio de anatomía de la facultad de Nantes).

Esta estructura sólo desempeña un papel menor en la contención abdominal a este nivel. La situación de la fascia umbilical respecto al anillo umbilical es variable; en algunos casos, puede formar una especie de conducto (conducto de Richet) . Suelen describirse las hernias directas, que se exteriorizan a través de la fascia, y las indirectas, que lo hacen por encima o por debajo de sus bordes superior o inferior. Sin embargo, esta distinción carece de implicaciones quirúrgicas prácticas.
El anillo umbilical, fibroso y resistente, se inserta en la línea alba, provocando una interrupción de ésta. Dicho anillo está parcialmente obliterado por cuatro estructuras fibrosas. En su polo craneal, el ligamento redondo del hígado contiene la vena umbilical trombosada; en su borde caudal, existen tres estructuras vestigiales más o menos desarrolladas: en el medio, el resto del uraco, flanqueado a cada lado por la terminación de las arterias umbilicales, que no son permeables a este nivel. Los elementos cutáneos son la parte visible de esta cicatriz, en forma de una depresión redondeada, rodeada por un reborde cutáneo. En su profundidad, el tubérculo umbilical se relaciona con el paquete adiposo umbilical que es más profundo aún, circunscrito por el surco umbilical.
Este orificio está parcialmente oculto por los cuatro cordones fibrosos residuales que son el ligamento redondo del hígado, la arteria umbilical y el uraco. La arteria umbilical puede ser única. El uraco alcanza el ombligo sólo en un tercio de los casos. Lo más frecuente es que se afine y divida antes de abordarlo, tejiendo en la parte alta de la aponeurosis umbilicoprevesical una red fibrosa infraumbilical.

FASCIA UMBILICALIS
Esta bandeleta fibrosa transversal, refuerzo de la fascia transversalis, limita en profundidad al anillo umbilical.
Es inconstante o bien está situada por encima del plano del ombligo. La piel está separada del peritoneo parietal anterior por un pequeño tracto graso.
El peritoneo en sí se adhiere fuertemente a la pared musculoaponeurótica. Su despegamiento y sutura separada a nivel del ombligo se presta a engaño durante el cierre de las laparotomías medias.
Esto explica igualmente la frecuencia de su abertura accidental en las incisiones paraumbilicales horizontales extraperitoneales tipo Dos Santos.
El abordaje arterial está asegurado por un doble círculo periumbilical: círculo superficial ya descrito; círculo profundo a nivel del anillo fibroso abastecido por una rama umbilical de cada una de las arterias epigástricas inferiores.
Los dos círculos comunican por las anastomosis sagitales. Se puede, en principio, movilizar la cicatriz umbilical sobre el plano fibroso sin compromiso de su vascularización, con la condición de sólo circunscribirla sobre la mitad de su extensión.

Figura  : Variaciones de la fascia umbilical. De Neidhart [8]. 1. Ligamento redondo; 2. anillo umbilical; 3. fascia umbilical; 4. arteria umbilical izquierda; 5. uraco; 6. conducto de Richet.

LÍNEA SEMILUNAR DE SPIGEL
En el sentido estricto de la palabra, es la frontera entre la porción carnosa y la aponeurosis anterior del músculo transverso del abdomen. En el lenguaje quirúrgico se confunde con el borde lateral de la vaina del músculo recto del abdomen o línea alba lateral. En realidad, las fronteras musculoaponeuróticas de los músculos anchos no se superponen exactamente. Se trata pues de una zona más que de una línea. A este nivel una incisión algo extensa en altura no evita elementos vasculonerviosos.


HERNIA DE   LA LÍNEA SEMILUNAR
El principal punto débil se sitúa en la intersección entre la línea semilunar y el extremo lateral de la línea arqueada. Está limitado por debajo por el trayecto oblicuo de la arteria epigástrica inferior que separa del punto débil inguinal donde se forman las hernias directas.
Las hernias denominadas de la línea de Spigel se sitúan por detrás del músculo recto que las enmascara sobre todo en posición de decúbito y su búsqueda es a menudo difícil.
Finalmente aparecen en el borde externo del músculo recto con un trayecto oblicuo anteroexterno. La ecografía puede ser de utilidad para detectarlas.


PUNTOS DÉBILES POSTERIORES-HERNIAS LUMBARES
Se describen dos puntos débiles: en la superficie el triángulo lumbar de Petit (trigonum lumbale), en profundidad el cuadrilátero de Grynfelt (tetragunum lumbale).
Las hernias lumbares son raras, pasando sucesivamente por el cuadrilátero en su porción superior y exteriorizándose a continuación por el triángulo lumbar.
La importancia de las pérdidas de sustancia y la asociación frecuente a una parálisis de la cincha abdominal, pueden requerir métodos de reparación con plastias o el uso de materiales protésicos.

ESPACIOS EXTRAPERITONEALES
La fascia transversal es una fina capa celulofibrosa, poco vascularizada, que cubre toda la extensión de la cara profunda de la pared abdominal. Tiene el mismo origen que la fascia endotorácica que cubre la cara profunda de la pared torácica, de la que se ha quedado separado simplemente por el diafragma en la organogénesis. Adopta el nombre de fascia endotorácica, fascia umbilical o fascia transversal en función de la región considerada. La fascia endotorácica se interpone entre la pared muscular y la pleura parietal que es un derivado celómico; aumenta de grosor en el lado craneal, formando la cúpula pleural. Asimismo, la fascia transversal se interpone entre la pared muscular (músculos rectos y anchos) y el peritoneo parietal, que deriva también del celoma. Se engruesa en el lado caudal, sobre todo en la parte anteroinferior de la pared abdominal, por debajo de la línea arqueada (arco de Douglas), formando una estructura sólida, individualizable, que tiene la forma de una hamaca cuyo fondo cierra el orificio miopectíneo de Fruchaud, lo que constituye el suelo del conducto inguinal.
El espacio extraperitoneal está comprendido entre la fascia transversal y el peritoneo. Está ocupado por una capa de tejido celuloadiposo más o menos gruesa en función de la constitución del individuo. Es un espacio continuo situado frente a toda la pared abdominal y recibe diferentes nombres según la región topográfica que se trate. Si se accede a la región inguinal por vía anterior, tras seccionar la fascia transversal, se expone una capa de tejido adiposo, del color amarillo característico, que está separada de la fascia transversal por un plano de disección avascular; esta zona, situada en posición ventral respecto al peritoneo, constituye un auténtico plano preperitoneal. El espacio situado entre la cara anterior de la vejiga por una parte, y entre el pubis y la pared muscular por otra, es el espacio de Retzius. Contiene el plexo venoso prevesical de Santorini. Este espacio se prolonga lateralmente a cada lado por el espacio de Bogros. En esta zona preperitoneal se colocan las prótesis de reparación herniaria en las técnicas de Rives, de Stoppa y por laparoscopia.
Frente a la pared posterior, el espacio extraperitoneal está formado en gran parte por la grasa pararrenal de Gerota y su posición posterior en relación con el peritoneo hace que se denomine espacio retroperitoneal. El tejido celuloadiposo de los espacios de Retzius y de Bogros está en continuidad con la grasa pararrenal mediante la fascia urogenital de Gerota. Al nivel lateral, las porciones ascendente y descendente del colon están adheridas a la fascia de Gerota mediante la fascia de Toldt. El plano de despegamiento que permite la movilización de los segmentos fijos del colon se sitúa en la unión de las dos fascias.

DIAFRAGMA
A pesar de que el diafragma no forme parte de la pared abdominal anterolateral, es útil hacer un recuerdo anatómico para comprender las incisiones toracoabdominales. El diafragma es el músculo fundamental de la respiración, sobre todo inspiratoria. Constituye el límite craneal de la cavidad abdominal, al formar una barrera toracoabdominal en forma de bóveda orientada hacia abajo y hacia delante. Esta pared musculoaponeurótica presenta tres orificios principales para el esófago, la aorta y la vena cava inferior, así como orificios secundarios por donde pueden producirse hernias cuando aumentan de tamaño. Según su origen embriológico, se distinguen tres partes en el diafragma: los pilares, el centro frénico y las cúpulas.
Los pilares del diafragma (cuyo origen es el mesoesófago dorsal en la línea media posterior) son masas musculares carnosas que se anclan sólidamente tanto a la derecha como a la izquierda en la cara anterior de la columna, lo que constituye la porción lumbar.

Figura: Diafragma, vista esquemática endotorácica. 1. Nervio frénico derecho; 2. Arteria frénica inferior; 3. Arteria frénica superior; 4. Nervio frénico izquierdo; 5. Arteria intercostal; 6. Arteria torácica interna.

El centro frénico (procedente del septum transversum) ocupa una posición central. Tiene una forma de trébol con un foliolo anterior y dos foliolos posteriores, derechos e izquierdos. Esta estructura tendinosa está reforzada por dos cintillas: la cintilla craneal (o cintilla semicircular superior), que se dispone desde el foliolo anterior al foliolo posterior derecho, y la cintilla caudal (o semicircular inferior), dispuesta en sentido transversal entre los dos foliolos derecho e izquierdo. Entre la cintilla craneal y la parte derecha de la cintilla caudal se encuentra un orificio cuadrangular por donde pasa la vena cava inferior y por delante de ésta, los ramos frenicoabdominales del nervio frénico derecho, cuyo trayecto es casi constante. En cambio, los ramos abdominales del nervio frénico izquierdo son más delgados, con un trayecto más lateral, y un lugar de paso mucho más variable por delante de la parte izquierda de la cintilla caudal.
Las cúpulas diafragmáticas (situadas al nivel lateral, tanto a la derecha como a la izquierda) se organizan alrededor del centro frénico y cierran el orificio torácico insertándose por delante en el esternón y lateralmente, de delante hacia atrás, en las costillas. Proceden de las membranas pleuroperitoneales y constituyen la porción esternal al nivel anterior y la porción costal al nivel lateral. Dada la relativa simetría, el diafragma se puede considerar como un conjunto de músculos digástricos, con un vientre posterior, un tendón intermedio constituido por la parte correspondiente del centro tendinoso y un vientre anterior. Las cúpulas, que no se encuentran al mismo nivel (la derecha es más alta que la izquierda a causa del hígado) se proyectan perpendicularmente a la reja costal y son muy móviles durante la respiración. De esta manera, durante una espiración forzada, la cúpula derecha asciende hasta el cuarto espacio intercostal derecho, mientras que la izquierda sólo asciende hasta el quinto espacio intercostal izquierdo. Todo esto depende de la forma del tórax (longilíneo o brevilíneo), de la posición del individuo (de pie o acostado) y por supuesto, de los movimientos respiratorios. Las cúpulas descienden en la inspiración, apoyándose sobre las vísceras abdominales, a ambos lados del centro frénico que se mantiene inmóvil y estable. Se trata de finas láminas cuya relevancia fisiológica es inversamente proporcional a su grosor. Pueden sufrir rupturas (sobre todo en los traumatismos por aplastamiento), en especial en el lado izquierdo (por la situación del hígado a la derecha), creando una dehiscencia por la cual las vísceras abdominales se introducen en el tórax.
Entre las partes derecha e izquierda de la porción esternal, existe un orificio de tamaño pequeño lleno de grasa, que corresponde a la hendidura retroesternal media (hiato de Marfan), por donde pueden producirse hernias excepcionales del mismo nombre. Normalmente, esta hendidura no permite el paso a ningún elemento, lo que posibilita realizar prudentemente la punción pericárdica. Entre las porciones costal y esternal existe un espacio más amplio, correspondiente a la hendidura retroesternal lateral de Larrey, donde se localizan las hernias de Larrey, denominadas todavía hernias de Morgagni. Se desarrollan sobre todo en el lado derecho a causa de la presencia del corazón en el lado izquierdo. Este espacio oval con vértice posterior frénico y redondeado en el lado anterior esternocostal, permite el paso a los vasos torácicos internos. Por último, a un nivel más posterior, la hendidura de Bourgery o hiato costolumbar, situada entre las porciones costal y lumbar, es el asiento de las hernias de Bourgery o de Bochdaleck, muy conocidas por los cirujanos pediátricos y que se desarrollan sobre todo a la izquierda a causa de la protección que ejerce el hígado en el lado derecho. Por este orificio oval pasan sobre todo vasos linfáticos que permiten la comunicación de las regiones extrapleural y extraperitoneal, lo que posibilita la propagación de procesos infecciosos u oncológicos entre el abdomen y el tórax. El peritoneo cubre toda la extensión de la cara caudal del diafragma, salvo el área desnuda hepática y el ligamento falciforme (suspensorio) del hígado, que son dos zonas desperitonizadas.
El diafragma cuenta con una vascularización arterial profusa. En el lado craneal procede de ramas terminales de las arterias torácicas internas. Suele haber dos o tres ramas colocadas en forma de «pata de ganso», una de las cuales, la rama abdominal, pasan por la hendidura esternocostal o sigue el trayecto del nervio frénico. En el lado caudal, se encuentran las arterias frénicas inferiores que nacen en las caras laterales de la aorta abdominal después de atravesar el diafragma, por delante de la duodécima vértebra torácica. La derecha asciende describiendo una curva de concavidad superior derecha y se divide casi siempre en tres ramas terminales por detrás de la vena cava inferior. Una de estas ramas sigue el borde dorsal del foliolo derecho, otra se dirige hacia el borde derecho del orificio de la cava y pasa por encima de la cintilla caudal y la última pasa entre los orificios de la cava y esofágico. La izquierda, a menudo más fina, alcanza el borde izquierdo del orificio hiatal, donde se divide en dos ramas terminales. Una sigue el borde dorsal del foliolo izquierdo y la otra se dirige hacia el borde izquierdo del esófago. Estas dos arterias frénicas inferiores que constituyen el principal eje arterial, originan también ramas extradiafragmáticas. Por otro lado, las arterias lumbares y las seis últimas arterias intercostales, así como algunas arterias mediastínicas posteriores, participan en la vascularización del diafragma.
Las venas drenan por tres ramas, derecha, media e izquierda, a la vena cava inferior. Existen dos redes de drenaje linfático, una craneal extrapleural y otra caudal extraperitoneal.
La inervación del diafragma se efectúa exclusivamente por los dos nervios frénicos, que son sus únicos nervios motores. Proceden de la cuarta raíz cervical, lo que recuerda que el diafragma tiene un origen cervical. El nervio frénico derecho se divide a 1 cm por encima de la cara craneal del diafragma y del orificio de la cava, e irradia en forma de «pata de ganso» mediante algunas ramos para el interior de la parte muscular. Un ramo medio se anastomosa con el homólogo contralateral. El nervio frénico izquierdo, más lateral, presenta más o menos la misma distribución. Se ha descrito con anterioridad el lugar por donde atraviesan el centro frénico.

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1 comentario:

EUGENIO PEÑAFIEL dijo...

Estoy muy agradecido con las personas que han realizado este hermoso documento el cual nos permite ampliar el conocimiento y poder realizar una tarea como estudiante de Medicina y de esa manera cumplir con nuestra meta en el área de cirugía