Aloplastia inguinal










Dr. Juan Hernández Orduña
    
 



Aloplastia  inguinal
    
 





 Historia
Al comienzo del siglo XIX, Cerdy (1797-1856), un cirujano francés, taponó el anillo inguinal externo con piel del escroto invertida, sostenida con puntos.
Wurtzer (1789-1858) lo cerró con un tapón rígido.
Mac Ewen (1848-1924), suturó un tapón de proceso vaginal al anillo inguinal interno con una aguja Reverdin. Sin embargo, Bassini demostró en una autopsia que los sacos herniarios se reabsorben.
Kelly (1898) insertó una bolita de ágata dentro del anillo femoral para reparar la hernia.
El abordaje preperitoneal para la reparación de las hernias inguinales fue introducido por Cheatle en 1921 y posteriormente popularizado por Henry en 1936.
Cheade (1921) empleó vena safena. Luego, el concepto de taponamiento se abandonó hasta el comienzo de la década de 1960, cuando Neuman lo rescató usando Marlex en el conducto femoral. Su procedimiento fue adoptado por Lichtenstein.
En 1957 el Dr. Francis C. Usher mandó fabricar una prótesis de malla Marlex que usó en forma experimental en animales, pero entre 1958 y 1960 reportó la reparación de hernias inguinales e incisionalesmediante la colocación de una prótesis de malla Marlex preperitoneal por vía anterior, fijada al tendón conjunto y al ligamento iliopúbico “libre de tensión”; más tarde, hacia 1962, introdujo la malla de polipropileno monofilamento, que es la que se usa en la actualidad.
A partir de 1960 el Dr. Lloyd Nyhus, en EUA, encabezó el abordaje preperitoneal posterior para el tratamiento de hernias inguinales, y en 1962 Mahorner y Goss introdujeron el concepto de colocar una malla en el espacio preperitoneal, para cubrir el orificio miopectíneo sin intentar cerrar el anillo herniario.
En 1975 el Dr.René Stoppa, en Europa, se basó en los trabajos de Fruchaud para iniciar el concepto del tratamiento de las hernias inguinales con el reforzamiento del saco visceral mediante una amplia prótesis no absorbible que cubriese los agujeros miopectíneos, la cual era mantenida en su lugar por la presión intraabdominal y por el crecimiento del tejido conectivo.
Al mismo tiempo, en 1989 el estadounidense George Wantz enfocó la solución en el reforzamiento del saco visceral con una prótesis amplia sin ninguna fijación. Sin embargo, como en las hernias unilaterales el desplazamiento de la malla es una causa conocida de recurrencia, Nyhus y Lowham reportaron en 1993 y 1997, respectivamente, la conveniencia de fijar la malla con unos cuantos puntos para prevenir su desplazamiento.
Gilbert (1992) insertó un paraguas protésico dentro del anillo interno. Al año siguiente, Rutkow y Robbins unieron su tapón con un parche de Lichtenstein no suturado.
En 1996 el Dr. Robert Kugel, de Olimpia, Washington, le agregó al abordaje preperitoneal posterior el uso de un parche autoexpandible de doble membrana de polipropileno monofilamento (Kugel patch). Durante el  mismo año Liem publicó la técnica laparoscópica totalmente  extraperitoneal (TEP) para colocar la malla, con muy buenos resultados.
Luego, en 1998, el Dr. Franz Ugahary describió la técnica grid iron (preperitoneal posterior) como alternativa para colocar una malla de 15 x 10 cm.



Recurrencias en Plastias con tensión
Por tracción ejercida sobre los tejidos para ocluir el defecto.
Tensión en los tejidos= hipoxia y necrosis.
Desgarro por tracción  y recurrencia.

Mecanismo de recidiva
La protrusión visceral dilata  el anillo
Altera la fisiología de pared abdominal e inguinal
Inflama  los tejidos.
Paciente con defecto anatómico y funcional
Alteración metabólica de estructura normal de los tejidos y cicatrización.
Requieren para su reparación tejidos del paciente y apoyo con algún material para suplir su deficiencia

Plastias protésicas
Las plastias protésicas pueden dividirse en tres grupos según su emplazamiento:
1.   En la cara superficial de la pared posterior.
2.   En el espacio subperitoneal.
3.   En ambos lados a la vez.

Técnicas abiertas más conocidas Por antigüedad
Técnica de Nyhus: 1959
Técnica de Stoppa 1973: abordaje en línea media hasta espacio preperitoneal donde se coloca la malla.
Técnica de Vargas
Técnica de Lichtenstein 1984: malla sobre fascia tranversalis y suturada a ligamento inguinal y tendón conjunto.
Técnica de Gilbert (sin suturas o sombrilla) 1995. Cono en defecto sin suturas, agrega parche sobre fascia transversal sin suturas.
Técnica de malla–tapón (Mesh-Plug) 1989. Ira Rutkow y Alan Robbins. Cono no expansible como Gilbert si no que conserva su forma y se fija con suturas completando con parche de malla sobre la fascia sin suturas.
Técnica de Trabucco 1989. Ermanno trabucco. Dos componentes un segmento plano preperitoneal en forma circular y otro parche en fascia transversalis.
Técnica de Kugel 1994. Robert Kugel. Abordaje preperitoneal de Nyhus y un dispositivo de polipropileno sin suturas preperitoneal.
Técnica de Gridiron 1995. Franz Hugahary. Abordaje preperitoneal de Nyhus y malla preperitoneal con suturas.
Técnica del Prolen Hernia System o PHS. 1997. reúne Stoppa, lichtenstein y Mesh Plug con una malla prefabricada y unida por un cilindro.
Técnica de  Cisneros. 1998.

Técnica de Nyhus
Aunque el tratamiento de las hernias inguinocrurales por la vía preperitoneal, o abordaje posterior de la ingle, se le conoce normalmente como técnica de Nyhus, históricamente no es así. Nyhus estudia, perfecciona y populariza la técnica que Annadale (pionero de la misma) inicia en 1873, ligando el saco herniario por esta vía, y que Bates, en 1913, aprovecha para suturar la fascia transversalis. Más tarde, otros cirujanos realizaron disecciones tímidas e incompletas del espacio preperitoneal, región a la que Cheatle accede en 1920, a través de una incisión de Pfanestiel (como utiliza Rignault). Por motivos poco claros, la técnica pasa casi desapercibida hasta que Henry, en 1936, la retoma para tratar las hernias crurales y algunas oblicuas externas. Desde entonces se emplea y denomina con cierta frecuencia, como técnica de Cheatle-Henry, pero durante el transcurso de la II Guerra Mundial se olvida de nuevo su empleo, propiciado además por el auge y la estandarización de las técnicas por la vía inguinal anterior.
Musgrove y Mc Cready (1949) en EUA y Mc Evedy (1950) desde Inglaterra, logran un nuevo rescate de la técnica, hasta el punto que otros especialistas la emplean con éxito en prostatectomías, descompresiones ureterales, criptorquidias, etc. Mientras Shandling y Thomson presentaban su experiencia en Toronto (1960), Nyhus (un convencido de ella desde varios años antes) manifestaba su sorpresa por la repetida resistencia a su aceptación, motivo por el que inició en 1955 una amplia investigación que publica en 1959, logrando desde entonces, a través de sus numerosas aportaciones, el “rescate” y la popularidad definitiva de la técnica.
La utilidad y eficacia de la “vía de Nyhus” se consolida a partir de los años 70, cuando introduce, de forma selectiva, la malla de polipropileno, siguiendo las ideas de Francis Usher (1958), pionero y divulgador de la hernioplastia por vía anterior con malla y sin tensión (without tension), en las revistas más importantes de cirugía y del que se intentó eclipsar su idea, su técnica y su trascendencia histórica.
Pese a todo ello, la vía de Nyhus (o vía preperitoneal corta), sigue lejos de ser  mayoritariamente  aceptada,  sin  duda  por  el  desconocimiento  técnico  y  docente  sobre  la  misma (realización por cirujanos sin experiencia en ella o por otros que no han tenido a su lado un cirujano experto  para  el aprendizaje),  por  la  marginación bibliográfica,  puesta  de  manifiesto  por descuidos  u omisiones históricas en trabajos relevantes, y por la frecuente confusión conceptual y solapamiento de esta vía, que insistimos en denominar corta de Nyhus, respecto a la “extensa” (en incisión, disección y/o malla) de Stoppa, Wantz, Rignault, laparoscopia, o de las realizadas desde la vía anterior (Rives, Berliner).

Principios anatómicos de la vía preperitoneal
Los trabajos sobre anatomía quirúrgica inguinal son numerosos y extensos, siendo mayoritarios los descriptivos de las técnicas por la vía inguinal anterior. Sin embargo, en los últimos cinco años los artículos sobre la vía preperitoneal se han incrementado notablemente por el mayor uso y difusión del abordaje abierto y, sobre todo, por vía laparoscópica.
El conocimiento de la región inguinocrural posterior es obligado e imprescindible para cualquier cirujano que quiera realizar una herniorrafia o una hernioplastia por vía preperitoneal. Y es conveniente para cualquier otro que, desde la vía anterior, aborde ese espacio para colocar una malla a ese nivel (Rives, Berliner). De cualquier forma, sólo describiremos los aspectos anatomoquirúrgicos, a nuestro juicio más relevantes de la vía preperitoneal en la técnica de Nyhus:

1.                 Espacio preperitoneal
Es un espacio virtual al que se accede tras la sección transversal de la hoja anterior de la aponeurosis del músculo recto y, parcialmente, la de los oblicuos, seguido de la apertura longitudinal y paralela al borde externo del músculo recto hasta su inserción pubiana, de la fascia transversalis. Apenas se abre dicha fascia, emerge la grasa del espacio retroinguinal de Bogros. Desde este ya se observa toda la pared inguinal posterior, sus puntos o zonas debilitadas, el o los sacos herniarios, y el resto de estructuras anatómicas. Este espacio está delimitado por el peritoneo, la fascia transversalis y los músculos transverso y recto con sus respectivas aponeurosis; está ocupado por abundante grasa, vasos sanguíneos (iliacos, epigástricos inferiores, funiculares, obturatrices y redes anastomóticas, fundamentalmente), linfáticos, nervios y otros elementos del cordón espermático a ese nivel aún sin su envoltura muscular cremastérica.
2.                 Anillo inguinal profundo
Tras la disección del cordón espermático, o del frecuente saco herniario oblicuo externo, se observa el anillo inguinal profundo, más o menos dilatado o deformado, en relación directa al tamaño de la hernia. Está constituido por las fibras aponeuróticas del músculo transverso y tapizado en su entorno por la fascia transversalis; tiene un “pilar” anterior fibroso y firme, en continuidad con el resto de esta capa musculoaponeurótica, y un “pilar” posterior de fibras aponeuróticas fusionadas, paralelamente, con las del ligamento iliopubiano (cintilla de Thomson). El orificio está ubicado en el tercio externo de la pared inguinal posterior, y se reconstruye, sistemáticamente, cuando se practica la herniorrafia; si el saco es oblicuo externo, ajustándolo con unos puntos al calibre del cordón espermático, a su vez rechazado lateralmente en ese lugar para conseguir una mayor oblicuidad durante el trayecto por el conducto inguinal.
En nuestra opinión, una moderada “holgura” de este orificio tras la herniorrafia y/o una calidad mediocre de la fascia transversalis o del músculo transverso a ese nivel, son factores de recurrencia, aunque consigamos una adecuada oblicuidad del cordón, y aun siendo correcta la reconstrucción (herniorrafia), siempre se produce algo de tensión en esa sutura (tanto mayor cuanto más amplio es el defecto de pared suturado); por ello, el refuerzo con una malla o la Nyhus, o sólo la hernioplastia (como defendemos nosotros), ajustando la prótesis al cordón con una simple escotadura (no “plicatura lateral” como Nyhus), soluciona definitivamente estos defectos anatómicos, convirtiéndola en la pretendida técnica “sin tensión” más segura para nosotros.
3.                 Ligamento iliopubiano (cintilla de Thomson)
Es la estructura de soporte más importante para el anclaje de los puntos de herniorrafia inguinal (con el músculo transverso) o en la crural (con el ligamento de Cooper). Constituye el espesamiento aponeurótico inguinal del músculo transverso, desde la espina ilíaca anterosuperior hasta la rama superior del pubis y del ligamento de Cooper, proyectado en situación paralela y posterior al ligamento inguinal, con el que, fácil y frecuentemente, se le suele confundir. Es la estructura más importante para realizar la herniorrafia, pero totalmente innecesaria para la hernioplastia que defendemos.
4.                 Ligamento iliopectíneo de Cooper
Sólida conjunción periosticoligamentosa entre la rama superior del pubis, la fusión de la fascia transversalis y el ligamento iliopubiano, que soportará los puntos de sutura en la herniorrafia crural (anclados por encima a la cintilla iliopubiana), cerrando este orificio bajo una visión directa, completa y segura, justo hasta la pared de la vena iliaca; maniobra que, en ocasiones, es poco precisa o comprometida durante el cierre de dicho orificio por vía anterior. Preferimos utilizar una malla para “taparlo”, porque es muy rápido, fácil y seguro, más que colocar un plug por esta vía. Este ligamento también soporta los puntos sueltos que Nyhus coloca en el borde inferior de la malla, y de los que nosotros solemos prescindir en la hernioplastia por innecesarios o, todo lo más, los sustituimos por 1 o 2 grapas helicoidales que nos servirán para el control radiológico posterior de la posición de la malla.
5.                 Fascia transversalis
A ese nivel de la pared inguinal ¿es una estructura débil o debilitada? La respuesta se desconoce por el momento. Es densa sobre la aponeurosis del músculo transverso pero, en el resto de la pared inguinal, es delgada, frágil e incluso, a veces, inexistente. En esa área se extiende entre la arcada del transverso por encima, y la cintilla iliopubiana y el ligamento de Cooper por debajo, y constituye la zona de mayor predilección herniaria.
La presión intraabdominal y el tono-contractura muscular fisiológica la tensan, acentuando la oblicuidad del cordón y aproximando los pilares que cerrarán el orificio inguinal profundo. Rehabilitar este mecanismo de obturación es sencillo y efectivo en la herniorrafia, pero innecesario en la hernioplastia. La porción inferointerna de la fascia transversalis se fusiona al músculo transverso formando una bandeleta arqueada de concavidad inferior hasta su inserción en la rama superior del pubis (arco de Douglas o arcada del transverso), donde lo hace, conjuntamente, con otras fascias y fibras tendinosas que forman el discutido tendón conjunto y sobre la que se disponen los puntos de sutura, si se practica la herniorrafia.
Así pues, su estructura, débil o debilitada, la fragiliza, y la tensión la rasga fácilmente; así es que poco puede mejorar esta estructura, aunque se apliquen las suturas idóneas y se realice una técnica depurada; solo la hernioplastia con una malla adosada a esta fascia conseguirá “rehabilitarla” en su función de contención.

Objetivos del abordaje preperitoneal
A.   Consigue el cierre de la pared inguinal por “detrás” de los orificios inguinal profundo, directo, crural y, en ocasiones, hasta de la obturatriz, evitando que cualquier saco herniario o estructura análoga (lipoma, divertículo) penetre en la pared inguinal posterior. Esto se consigue con la sutura anatómica (herniorrafia tipo Nyhus), sin o con el refuerzo de una malla, o solo con esta, como defendemos y aconsejamos la hernioplastia.
B.   Al colocar una malla por esta vía, se aprovecha la presión intrabdominal ejercida por las vísceras (efecto Pascual) sobre la pared inguinal posterior, “pegando” materialmente la prótesis a dicha pared, lo que reporta claras ventajas: mejor posicionamiento anatómico de la misma y mayor adherencia, estabilidad y seguridad, al interponerse a cualquier nuevo saco herniario que intente penetrar en la pared posterior de la ingle.
C.   La década de los 90 y los próximos años del 2000 es, en palabras de Ira Rutkow (1998), la consolidación de la “era sin tensión” y del empleo definitivo de “una técnica para todo tipo de hernias”.
La primera afirmación es ya objetivo compartido por la mayor parte de las técnicas de reparación plástica más eficaces (Usher-Lichtenstein, Gilbert, Rutkow-Robbins, Nyhus, Wantz, Stoppa, laparoscopia), cuyo común denominador es el empleo sistemático (y creemos que irreversible) de mallas laminares, cilíndricas o cónicas, o duplicaciones y/o combinaciones entre ellas (polipropileno, PTFE, poliéster).
La segunda afirmación es un objetivo que hemos defendido desde hace 12 años (1986-87) y publicado, porque hasta hoy ninguna técnica por la vía anterior resuelve todas las formas anatomoclínicas de presentación herniaria y en todas sus modalidades (urgentes, gigantes, multirrecidivadas), al menos con un importante nivel de seguridad y eficacia, como ofrece esta vía posterior de Nyhus, que proponemos pero no de forma monográfica (única técnica) para un servicio quirúrgico.
D.  Entre los abordajes preperitoneales (Nyhus, Stoppa, Wantz, etc.) excluyendo por el momento la vía laparoscópica por sus frecuentes limitaciones de la técnica y/o del técnico, sólo la primera (“corta” de Nyhus) resuelve prácticamente el 100% de las hernias de cualquier tipo o forma de presentación: inguinal, crural u obturatriz, primaria o recidivada, multirrecurrente, bilateral o doble, compleja, o complicada -en urgencias- (con resección del asa sin recurrir a la herniolaparotomía); todo ello a través de una incisión corta, una disección limitada y una malla pequeña (7x15), con una morbilidad y eficacia (en nuestro medio),  comparable  a  las  mejores  opciones  por  cualquiera  de  las  vías.  Los  abordajes  “extensos” prepreritoneales de Stoppa, Wantz, Rignault, etc. tienen, indudablemente para nosotros,   indicaciones precisas, pero muy limitadas: solo en hernias multirrecidivadas con pérdida importante de la arquitectura inguinal  (eventración  inguinal).  El  resto  de  las  hernias  (incluidas  la  del  cirrótico,  el  obeso,  en  las colagenopatías, en el hiponutrido, etc.) las reparamos sistemáticamente por la vía preperitoneal “corta” de Nyhus con resultados, al menos, equiparables, como hemos dicho, a los conseguidos por cualquier otra vía.

Indicaciones
A.   La indicación más reconocida de la técnica es la reparación de la hernia recurrente, ya que el espacio retroinguinal carece de las adherencias posquirúrgicas que se encontrarían al repetir el abordaje por la vía anterior. Esta vía muestra un terreno virgen apropiado para resolver las recurrencias, por numerosas o complejas que sean.
B.   La hernia deslizada tratada por la vía anterior supone, en algunas ocasiones, un serio problema durante la reparación, mientras que por la vía preperitoneal la solución es bastante más simple.
C.   También las hernias complicadas (incarceradas o estranguladas) se resuelven con sencillez por esta vía, pues el abordaje y control de la puerta de entrada del saco en la pared inguinal posterior es completo. Maniobras como la dilatación digital del orificio herniario, la práctica de una quelotomía, la exploración y/o la resección del asa, o el control de los vasos y nervios inguinales, entre otras, son más seguras que por la vía anterior.
D.  Para Nyhus, cuando el cirujano es experto en esta técnica, las indicaciones abarcan prácticamente la totalidad de las hernias de la región inguinal del adulto e, incluso, la utiliza en los niños mayores de 6 años, puesto que la hernia del menor se resuelve de forma muy simple por vía anterior. Idea y praxis que compartimos totalmente.
E.   Por último, cuando solo se tiene cierta experiencia con la vía preperitoneal, da indicaciones más selectivas según los tipos de hernia lo que él aconseja por sus resultados “satisfactorios”, hasta el punto de que individualiza cada técnica para cada tipo de hernia, como sigue:
1.   Indirectas pequeñas
Reparación de la fascia transversalis del orificio inguinal interno por vía anterior.
2.   Indirectas grandes
Reparación del tracto iliopúbico por vía anterior o Reparación del ligamento de Cooper con técnica de Mc Vay o Reparación de Shouldice.
3.   Directas pequeñas
Reparación del tracto iliopúbico por vía anterior.
4.   Directas grandes
Reparación del ligamento de Cooper y pared inguinal posterior, por vía anterior o Reparación de Shouldice o Reparación del tracto iliopúbico más malla de polipropileno por vía preperitoneal.
 Hernias en pantalón
Reparación del tracto iliopúbico más reparación de la fascia transversalis del orificio inguinal interno por vía anterior.
Femoral
Reparación del tracto iliopúbico por vía preperitoneal.
Deslizada indirecta
Reparación del tracto iliopúbico por vía preperitoneal o Reparación del tracto iliopúbico por vía anterior o Reparación del ligamento de Cooper con la técnica de Mc Vay o Reparación de Shouldice.
   Indirectas o femorales estranguladas
Resección intestinal y anastomosis, más reparación del tracto iliopúbico por vía preperitoneal.
   Recurrentes
Reparación del defecto más malla de polipropileno, por vía preperitoneal.
   Hernias gigantes irreductibles
Neumoperitoneo durante 10 días seguido de: Reparación del tracto iliopúbico más malla de polipropileno por vía preperitoneal o Reparación del ligamento de Cooper con técnica de Mc Vay o Reparación de Shouldice.

Anestesia
     Local
Sola no es aconsejable en este tipo de abordaje por la precaria insensibilización de la superficie peritoneal, del espacio de Bogros y del segmento caudal del músculo recto. Es factible practicarla, si se añade una sedación estándar, siempre que no exista obesidad, hernia voluminosa, incarceración o estrangulación de un asa intestinal.
     Regional
Es la opción más práctica y aconsejable por esta vía. Con ella se resuelven, prácticamente, la totalidad de las hernias (incluidos los obesos) sin apenas efectos secundarios, con una excelente tolerancia, capacidad de movimiento en pocas horas y el alta hospitalaria antes de las 24 horas, en más del 90% de casos. Es la opción técnica que mantenemos, por sistema, desde hace años.
     General
Indudablemente es la opción más cómoda para el cirujano y, en ocasiones, para el paciente por la completa relajación muscular, pero con su conocida servidumbre: intubación traqueal, íleo, alteraciones inmunitarias, complicaciones pulmonares, etc. Es aconsejable durante la etapa de “rodaje” técnico y, una vez superada la primera decena de reparaciones por esta vía es, cómodamente, sustituible por la anestesia regional.
Por último, hay que subrayar que la anestesia general es obligada en las hernias complicadas, con probabilidad de manipulación o de resección intestinal, y también en los pacientes que rehúsan o está contraindicado el acceso raquídeo por anquilopoyesis, espondilolistesis, cirugía previa del sector lumbar con injerto u osteosíntesis, anticoagulación, etc.

Descripción de la técnica de Nyhus
Nyhus emplea la anestesia general o regional, indistintamente y, con el paciente en decúbito supino, practica una incisión transversa, a unos 3 traveses de dedo por encima de la sínfisis púbica, lateralizada del lado herniario, de unos 5-7 cm, desde la línea paramediana hacia la espina iliaca.

Figura Tomado de Carbonell, 2001.

Diseca el tejido celular subcutáneo, realiza una incisión similar a la anterior sobre la aponeurosis del recto, prolongada unos 2 cm sobre la
 aponeurosis de los músculos oblicuo y transverso, lo que permite la apertura transversal de la fascia transversalis, la exposición del espacio preperitoneal y de la superficie inguinal posterior. La grasa preperitoneal y el peritoneo los rechaza, por disección roma, en sentido lateral y craneal, hasta identificar el saco herniario. Los vasos epigástricos inferiores pueden ser ligados y seccionados si con ello mejora la disección del saco.

Figura
              Músculo recto
              Tejido celular subcutáneo
              Músculos oblicuo menor y transverso
              Músculo oblicuo mayor
              Grasa preperitoneal: Espacio de Bogros
Aponeurosis del oblicuo mayor (Tomado de Carbonell, 2001).
               



En la hernia oblicua externa
Tras disecar el saco hasta rodearlo y separarlo totalmente del cordón espermático, lo abre sólo para explorarlo o devolver su contenido a la cavidad abdominal. Si la porción distal es “fácil” de disecar, se le separa del cordón y reseca, previa ligadura o sutura; o bien se le abandona en el espacio preperitoneal (figura).

Figura
1.   Tejido celular subcutáneo.
2.   Músculo recto.
3.   Pared inguinal posterior: Fascia transversalis.
4.   Orificio inguinal interno.
5.   Cordón espermático.
6.   Vasos iliacos.
7.   Ligamento de Cooper.
8.   Saco herniario: cierre.
9.    Peritoneo. (Tomado de Carbonell, 2001).


Cuando la porción distal del saco está muy adherida, no lo diseca, solo lo secciona y liga proximalmente cerca del peritoneo, mientras que al segmento distal del saco lo abandona in situ. En la estrangulación intestinal, el asa se reseca cómodamente por esta vía, ya que el cuello del saco es ampliable hasta más de 15 cm, permitiendo exéresis amplias y, tras la anastomosis y la reintroducción del asa en la cavidad abdominal, cierra el saco peritoneal con una sutura continua reabsorbible. Luego repara el defecto herniario identificando previamente la cintilla iliopubiana (figura), casi siempre por palpación y referencia con pinzas de Allis, lateraliza el cordón espermático acentuando su oblicuidad, e inicia la herniorrafia con puntos independientes de nailon monofilamento irreabsorbible nº 0, desde la arcada del transverso a la cintilla iliopubiana, empezando desde la espina púbica hasta el anillo inguinal profundo, justo hasta el cordón espermático, dejándolo, como se dijo, lo más lateralizado posible para remodelar y rehabilitar al “nuevo” orificio inguinal profundo mediante uno o dos puntos externos al cordón, entre las mencionadas estructuras, (transverso y cintilla).
Figura Herniorrafia preperitoneal
1.   Cintilla iliopubiana
2.   Orificio inguinal directo
3.   .Fascia transversalis
4.   Músculo recto
5.   Orificio inguinal interno
6.   Cordón espermático (Tomado de Carbonell, 2001).




Figura  Hernia oblicua externa: Herniorrafia
1.   Músculo recto.
2.   Fascia transversalis: Pared inguinal posterior.
3.   Herniorrafia entre el músculo transverso y la cintilla iliopubiana.
4.   Ajuste “rehabilitador” del orificio inguinal interno.
5.   Vasos iliacos.
6.   Cordón espermático.
7.   Grasa preperitoneal y peritoneo. (Tomado de Carbonell, 2001).


Los pequeños defectos parietales solo necesitan un par de puntos mediales al cordón con el fin de reconstruir el orificio inguinal profundo. Para finalizar, realiza, sistemáticamente, una incisión de relajación (tipo Lampe) sobre la aponeurosis del músculo recto,  antes de proceder a la herniorrafia.

     En la hernia directa
El  contenido  del  saco  lo  reduce  por  tracción  y  lo abandona  en  el espacio preperitoneal, y el saco lo invagina, plica o  reseca  según  el tamaño. El cierre del defecto herniario lo practica de igual forma: sutura con puntos de nailon monofilamento, desde la fascia transversalis  y  el  músculo  transverso,  a  la  cintilla   iliopubiana (figura).

Figura Hernia oblicua externa: Herniorrafia
  Músculo recto.
  Fascia transversalis. Pared inguinal posterior.
  Herniorrafia del orificio inguinal directo: entre el músculo transverso
y la cintilla iliopubiana.
  Orificio inguinal interno.
  Vasos iliacos.
  Cordón espermático.
  Grasa preperitoneal y peritoneo. (Tomado de Carbonell, 2001).

La exploración del resto de la pared inguinal posterior es fácil y aconsejable para evitar supuestas recidivas “inexplicables” por olvido de sacos simultáneos oblicuos externos, crurales, o de los raros, internos (primarios o tras recurrencias) y obturatrices.
Nyhus aconseja practicar, en las grandes hernias directas, una incisión de relajación para crear menos tensión en la herniorrafia, incluso práctica, en ocasiones, la sutura entre el músculo transverso y el ligamento de Cooper.

En la hernia crural
El saco y su contenido también lo reduce por tracción, y lo reseca o lo abandona en el espacio preperitoneal. Ante la incarceración o estrangulación del epiplón, o de un asa intestinal, practica una dilatación del orificio crural por su borde interno, (sin o con sección del ligamento de Gimbernat), lo que facilita la reducción del saco y de su contenido.
De igual forma, la exéresis de un asa isquémica por esta vía es tan cómoda como en la hernia inguinal. Finalmente, cierra el orificio crural con puntos independientes de monofilamento irreabsorbible nº 0, fijándolos en la cintilla iliopubiana por encima y en el ligamento de Cooper por debajo, y desde la espina del pubis hasta la proximidad de la vena iliaca.

Figura  Hernia oblicua externa: Herniorrafia
  Músculo recto.
  Fascia transversalis: Pared inguinal posterior.
  Herniorrafia del orificio crural: entre la cintilla iliopubiana y el ligamento de Cooper.
  Orificio inguinal interno.
  Vasos iliacos.
  Cordón espermático.
  Grasa preperitoneal y peritoneo. (Tomado de Carbonell, 2001).

Empleo de malla
Utiliza malla de polipropileno solo en las hernias recidivadas y en las hernias difíciles o complejas. En el resto de las hernias practica la herniorrafia simple, sin refuerzo protésico, previamente descrita. Cuando implanta una malla, primero realiza la herniorrafia y luego añade la prótesis de polipropileno (6 x 14 cm) como refuerzo, que fija por debajo al ligamento de Cooper con varios puntos sueltos, también de polipropileno del nº 0. Luego confecciona otra sutura, continua, con el mismo material, pero del nº3/0, paralela y un poco por encima de la herniorrafia subyacente, fijando la malla a ese nivel de la pared posterior (a la fascia transversalis), y añade lateralmente una plicatura con la malla, rodeando parcialmente al cordón.
Por último, introduce el borde superior de la malla por debajo de la incisión aponeurótica del músculo recto, fijándola con puntos en U de polipropileno nº 0 a la porción craneal de dicha aponeurosis, cubriendo de esta forma la salida del espacio preperitoneal. Acabada la reparación (herniorrafia simple o con malla de refuerzo), sutura los bordes aponeuróticos de la incisión con monofilamento o seda, y finaliza la intervención con la síntesis del tejido celular subcutáneo y de la piel.

Figura  Hernioplastia
     Músculo recto.
     Malla de polipropileno adosada a la pared inguinal posterior.
     Corte vertical practicado en la malla que permite el paso del cordón espermático.
     Orificio inguinal interno remodelado por la malla.
     Vasos iliacos.
     Cordón espermático.
     Grasa preperitoneal y peritoneo. (Tomado de Carbonell, 2001).

Incidencias intra y postoperatorias
Nyhus en 1992 señala que la mortalidad es mucho menor cuando trata la hernia por vía preperitoneal respecto de una vía anterior, encontrando, sobre todo, menos atrofias testiculares y neuropatías.
En cuanto a la recidiva postherniorrafia, obtuvo el 3% en las hernias indirectas y alcanzó el 6% en las directas. Con estos resultados “satisfactorios” (para él) concluye que por esta vía, si se domina la técnica, se pueden tratar todos los tipos de hernia de la región inguinal; de lo contrario aconseja que las hernias directas sean tratadas por vía anterior salvo si se emplea una malla; entonces aconseja la vía preperitoneal. También encuentra el 1,5% de eventraciones a nivel de la incisión del abordaje, cuando la malla no cubre esa zona. (Carbonell, 2001)


Técnica de Stoppa.
Reforzamiento protésico gigante del saco visceral.
A través de los siglos la búsqueda de la técnica ideal para la reparación de los defectos de la pared abdominal ha sido tema de investigación, discusión y varias veces de verdaderos altercados técnico--científicos. Sin embargo, pocas técnicas han sido tan contundentes en el manejo de los “defectos masivos” y “difíciles” de la pared abdominal, como las técnicas preperitoneales abiertas o laparoscópicas.
Una de las técnicas protagonistas de este tipo de abordaje y reparación es el procedimiento descrito por el Dr. René E. Stoppa en 1965, el cual fue resultado de una serie de eventos en un tiempo dado, como fueron la disección y el abordaje del espacio preperitoneal por parte de Cheatle, Rives y Nyhus, y la descripción del orificio miopectíneo hecha por Fruchaud en la década de 1950, pero sobre todo del advenimiento de los materiales protésicos de soporte, principalmente en Francia, desde finales de la década de 1940.
El procedimiento de Stoppa sigue vigente y cumple con el objetivo de reparación integral de los defectos de la pared abdominal al dar soporte a los tres triángulos de la región inguinal descritos por Gilbert5 a través de los espacios de Retzius y Bogros.

Procedimiento
Principios fundamentales de la técnica
René Stoppa describió su técnica en 1969, como procedimiento para suprimir las hernias de la región inguinal y aceptando la función de la pared abdominal en la etiopatogenia, propone el refuerzo del saco visceral colocando una prótesis no reabsorbible en el espacio preperitoneal.

1. Anatomía del espacio preperitoneal



La intervención de Stoppa se basa en los estudios de Fruchaud, quien propuso una teoría unificadora sobre el origen de las hernias inguinales desde el orificio músculopectíneo (figura 1).
 
Tomada de Carbonell, 2001.

El área de debilidad de la ingle queda delimitada, arriba, por el músculo oblicuo interno y el transverso; lateralmente, por el psoasilíaco; dentro, por el músculo recto y, abajo, por el pubis. Este orificio es atravesado por el cordón espermático y los vasos femorales y está cubierto únicamente por la fascia transversalis. La integridad de este orificio depende, por tanto, de la fascia transversalis y la pérdida de su capacidad tensil, ya sea por disrupción o por laxitud; permite la evaginación del peritoneo y su exteriorización como hernia inguinal.
Según Stoppa, la resistencia perfecta y permanente de la fascia transversalis se puede reestablecer colocando en el espacio preperitoneal una prótesis sintética.
El espacio preperitoneal, espacio virtual situado entre el peritoneo y la fascia transversalis, está ocupado por grasa y aloja el paquete vasculonervioso que discurre hacia la pierna, el conducto deferente y los vasos del cordón espermático. Para exponerlo, hay que rechazar el peritoneo parietal desde la línea media hacia la fosa ilíaca. Delimitado anteriormente por la fascia transversalis, este amplio espacio celular, que se extiende a ambos lados de la línea media infraumbilical, recibe los nombres de Retzius y Bogros. El espacio de Retzius es de situación retropúbica, y el de Bogros es como la extensión lateral del anterior.
Conviene conocer la disposición anatómica de los elementos que forman el cordón espermático en su recorrido preperitoneal, hasta que penetran en el orificio inguinal. Se observa en la disección que, mientras el pedículo iliofemoral se mantiene en posición parietal, el cordón espermático atraviesa  el  espacio inguinal retroparietal.

Figura Disposición anatómica de los elementos del cordón espermático
1.                 Pedículo espermático.
2.                 Pedículo iliofemoral. (Tomado de Carbonell, 2001).


2. Fundamentos del abordaje preperitoneal
Es descrito por Cheatle en 1920 y popularizado por Nyhus. Stoppa lo empezó a utilizar desde 1969. Las ventajas de esta vía son: el fácil acceso al espacio retrocelular retrofascial, el acceso directo a estructuras inguinales posteriores, el claro reconocimiento de las lesiones herniarias y la buena exposición de la apertura miopectínea.

Objetivos
La técnica de Stoppa, también denominada refuerzo protésico gigante del saco visceral, tras tratar la hernia existente, pretende evitar de manera preventiva la aparición de recidivas o de nuevas hernias, al colocar una prótesis gigante en el espacio preperitoneal que cubre por completo los orificios herniarios potenciales. Como segundo objetivo, pretende disminuir la atrofia testicular y las secuelas dolorosas atribuidas a la reparación de las hernias de la ingle, al eludir el abordaje anterior del conducto inguinal, evitando la lesión de los nervios inguinales y la disección del cordón espermático.


Tipos de anestesia recomendado
Es recomendable una buena relajación de la pared abdominal inferior para la correcta visualización del espacio preperitoneal. Se prefiere anestesia general, si bien pueden ser utilizadas técnicas locoregionales que permitan tiempos operatorios prolongados mediante la administración por catéter de dosis repetidas, si fuera necesario.
La disección de los vasos iliacos debe ser completa, sin olvidar que las hernias crurales (Nyhus IIIc) a este nivel protruyen medialmente y desplazan el ligamento lacunar o de Gimbernat, por lo que es importante la localización de este ligamento y verificar que no existan elementos de transición entre él y la vena iliaca. Se considera que una disección está completa cuando:
1. Se verifica que no existen sacos herniarios a través del orificio miopectíneo.
2. Se encuentre disecado el espacio de Retzius.
3. Se encuentren disecados por completo los dos espacios de Bogros.
4. Se tenga una visualización completa de las venas iliacas externas.
5. Se haya disecado el conducto deferente de ambos lados (dirección medial).
6. Se hayan disecado ambas arterias espermáticas (dirección lateral).
7. Se localicen y se disequen por completo ambos ligamentos de Cooper a partir de 1 cm por debajo de la vena iliaca hasta la tuberosidad anterior del pubis.
8. Se haya hecho una disección abdominal preperitoneal lateral hasta la cresta iliaca anterosuperior.
9. Se haya hecho una disección superior hasta la cicatriz umbilical, siguiendo en sentido lateral el arco de Douglas.

Descripción de la técnica
1. Incisión
En la descripción inicial realizada por el autor, el abordaje del espacio preperitoneal lo realiza a través de una incisión media, sin embargo, la incisión de Pfannenstiel por sus beneficios estéticos y la supresión del riesgo de eventraciones en la línea media, constituye la incisión más frecuentemente utilizada.

2. Pasos de la Técnica
El paciente debe colocarse en decúbito supino y en suave posición de Trendelenburg. El cirujano se colocará en el lado opuesto al de la hernia que se va a tratar. Tras la incisión de la piel, se incide la aponeurosis del recto anterior del abdomen y parte de la del oblicuo mayor. Se penetra en el espacio preperitoneal tras abrir la fascia transversalis, rechazándose el peritoneo parietal hasta alcanzar el pubis. La disección se prosigue hasta el orificio obturador y lateralmente hasta los psoas. Es fácil separar los espacios preperitoneales de ambas ingles con disección roma, aunque a veces es necesario una disección cortante para liberar el peritoneo cicatricial, si ha existido cirugía previa a ese nivel. La disección deja al descubierto el espacio retropubiano de Retzius; se avanza hacia abajo, por delante de la vejiga hasta el compartimento prostático y hacia fuera y abajo por detrás de la rama iliopubiana en el espacio de Bogros, aislando así el pedículo herniario.
Los sacos se tratan de distinta forma según adherencias y tamaño, resecando parte del saco en hernias grandes. El saco peritoneal distal, cuando se secciona, se deja abierto y abandonado unido al cordón. Cuando se trata de hernias deslizadas, incarceradas y voluminosas, puede ser necesario para liberarlas al acceder por vía anterior. Se debe disecar hasta que ningún elemento cruce el espacio prevesical preperitoneal. Se extirpan los lipomas preperitoneales y del cordón.
Se diseca el conducto deferente y los vasos testiculares del cordón espermático, separándolos de su inserción en el peritoneo.
Esto permite parietalizar el cordón, de manera que los dos componentes: vasos espermáticos y conducto deferente con trayectorias distintas, descansen en la pared parietal de la pelvis y que la prótesis envuelva el peritoneo parietal sin tener que hendir la prótesis para su paso. No es necesario reparar el orificio miopectíneo defectuoso.
El parche se coloca primero sobre el lado opuesto del operador y la prótesis es manejada mediante pinzas sin tocarla. El cirujano deprime el saco peritoneal con la mano izquierda, abriendo así el espacio parietoperitoneal. Primero se coloca la parte entre el pubis y la vejiga y luego los lados lateroinferiores, zona lateromedial y lateral superior. Extendemos completamente la prótesis primero en el lado opuesto al cirujano y luego, tras cambiar el cirujano de posición, en el lado contralateral. Si se considera necesario, se colocaran drenajes frente a la prótesis. El cierre de la pared se realiza según la técnica habitual.

3.     La prótesis
Las prótesis utilizadas deben ser blandas, elásticas, adaptables y flexibles. Se deben integrar rápidamente, tolerantes a la infección y estar disponibles en piezas grandes. Hasta la fecha la que más se adecua a estos requisitos es la de Mersilene, que está compuesta por fibras multifilamentadas de poliéster. Las mallas de polipropileno, más rígidas, se manejan con mayor dificultad y pueden desplazarse y cuando se utilizan deben ser fijadas. Las prótesis de PTFE, con mejor comportamiento ante la infección, sin embargo, son integradas lentamente por los tejidos. Modificaciones más recientes en la estructura de la prótesis de PTFE permiten evitar dicho problema.
La prótesis se orienta de forma transversal, donde el ancho de la malla es igual a la distancia que existe entre ambas espinas ilíacas anterosuperiores menos 2 cm, y la altura es igual a la distancia entre la sínfisis del pubis y el ombligo. En pacientes obesos, la malla debe ser más ancha y es igual a la distancia entre las espinas iliacas anterosuperiores.
Los valores medios son de 24 cm de ancho y 16 cm de alto. La prótesis se corta con tijeras rectas procurando no tocarla con las manos. Se corta en “jineta”, de forma que los lados lateroinferiores se dispongan por detrás de los orificios obturadores y el lado convexo se acomode en la concavidad del arco de Douglas. El lado superior debe estar inclinado hacia abajo 4cm y el lado inferior 6 cm.



Figura Medidas y forma que debe tener una malla para que se adapte bien. (Tomado de Carbonell, 2001).



Figuras. En la imagen superior se aprecia cómo se sitúa la prótesis y en la inferior, momento de la colocación. (Modificado del Atlas of Hernia Surgery, New York, Raven Press, 1991) (Tomado de Carbonell, 2001).

4. Fijaciones y cierre
Stoppa demostró que siguiendo los principios hidrostáticos de Pascal, no es necesario fijar la prótesis, siempre  que  sea  lo  suficientemente  grande.  Inicialmente  Stoppa  solo  fijaba  la  prótesis  con  sutura absorbible  entre  la fascia  umbilical de Richet  y el  borde  superior, observando  que,  en  7 de  las  11 recurrencias que se presentaron en su primera serie publicada, ocurrieron a nivel del borde inferior de la prótesis, por lo que introdujo una modificación a su técnica fijando la prótesis al ligamento de Cooper y dándole a la prótesis la forma de jineta que permite una mayor interposición en la parte inferior. Si se colocan mallas de polipropileno, hay que fijarlas bien para evitar su desplazamiento.


Figura Colocación de la prótesis gigante. En el lado derecho con parietalización del cordón espermático, y en el izquierdo se ha realizado sección de la prótesis para usar el cordón. (Tomado de Carbonell, 2001).
 
Indicaciones del procedimiento de Stoppa
Las indicaciones de esta técnica son cualquier hernia inguinal con alto riesgo de recidiva tras una reparación clásica. Según un estudio aleatorizado de Stoppa se debe utilizar esta técnica cuando el riesgo de recidiva es elevado. La única contraindicación formal para esta técnica reside en la imposibilidad de control del riesgo de infección.
Una laparotomía infraumbilical previa, aunque dificulta la técnica, no la contraindica. Las indicaciones que sugiere el autor son:
Ø Varón mayor de 50 años.
Ø Hernias difíciles (hernias bilaterales o asociadas a eventraciones bajas).
Ø Hernias complicadas (con deslizamiento, recidivadas o multirrecurrentes).
Ø Cuando se desea obtener un resultado garantizado en pacientes de alto riesgo, como obesos, cirróticos o ancianos.
Ø Hernia asociada a destrucción del ligamento de Poupart o de Cooper.
Ø Cuando existen hernias acompañadas de alteraciones del tejido conectivo, como la enfermedad de Ehler- Danlos.
Ø Pacientes con temor a la atrofia testicular.


Técnica de Vargas
 Hernioplastia inguinal con malla por abordaje preperitoneal posterior.
Técnica
El procedimiento es útil para tratar hernias inguinales primarias y recurrentes, incluidas las hernias femorales, supravesicales y del agujero obturador.

Incisión
Para ubicar la incisión se toman los puntos de referencia de F. Ugahary cuando describe la técnica gridiron, a saber: se traza una línea imaginaria entre la espina iliaca anterosuperior y el tubérculo púbico, se localiza el borde externo del músculo recto anterior, se ubica el pulso femoral y se traza una perpendicular a la primera línea imaginaria dirigida hacia el recto anterior; esta perpendicular indica el recorrido de los vasos epigástricos profundos, el ángulo recto superior muestra la ubicación del anillo inguinal interno y, a un través de un dedo por encima, se ubica la incisión transversa de aproximadamente 4 cm de longitud. Luego se coloca al paciente en posición de Trendelenburg, girado hacia el lado opuesto de la hernia.

 Figura. La incisión y sus relaciones. Modificado del Dr. F. Ugahary. Amsterdam, Holanda. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Procedimiento
Se incide la aponeurosis del oblicuo mayor, se divulsionan los músculos oblicuo menor y transverso, y la fascia transversalis para llegar al espacio de Bogros. En el caso de hernias mayores de 4 cm se prefiere abrir el estuche de los rectos, retraer el recto anterior sin cortarlo, divulsionar la fascia transversalis y abordar el espacio de Bogros.
Figura. Abordaje del espacio de Bogros. Modificado del Dr. Lloyd Nyhus. Northfield, Illinois. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

A continuación se diseca la grasa preperitoneal y se retrae con una valva maleable; se identifican los vasos epigástricos profundos que, al cruzar el tracto iliopúbico inmediatamente por fuera, indican la situación del anillo inguinal interno, donde puede ubicarse el cordón espermático o el ligamento redondo; después se diseca el saco herniario indirecto y se extirpa el lipoma preherniario; por dentro de ellos es posible evaluar la debilidad de la pared posterior en caso de hernias directas.
El saco directo es traccionado automáticamente al retraer la grasa preperitoneal, lo cual permite ubicar el ligamento de Cooper, el ligamento lacunar y los vasos femorales en busca de hernias femorales; se termina la disección hasta 2 cm por fuera del tubérculo púbico en el plano medial y en el plano lateral se diseca hasta identificar el músculo psoas, para cubrir el triángulo lateral de Gilbert al colocar la malla.
En la actualidad se tiende a invaginar los sacos herniarios sin incidirlos, lo que, según P. Amid, desde el punto de vista estadístico, disminuye el dolor posoperatorio.
Al terminar la disección preperitoneal se debe verificar que ninguna estructura preperitoneal o peritoneal se encuentre entrampada en la pared abdominal posterior, en cuyo caso deberán ser reducidas.

Figura. Vista posterior de la región inguinal. Modificado del Dr. Lloyd Nyhus. Northfield, Illinois. (Tomado de Mayagoitia, 2009)
Figura. Disección del saco herniario. Modificada de: Fölscher D: Totally extrafascial endoscopic preperitoneal hernia repair. Hernia 2000;4:223--227. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Así, al retraer el contenido preperitoneal se observará la sínfisis del pubis, el ligamento de Cooper, el ligamento iliopúbico, el arco del transverso, los vasos epigástricos profundos, los vasos femorales, el anillo inguinal interno (con el cordón espermático o el ligamento redondo disecados) y el músculo psoas. La prótesis que se utiliza es una malla de polipropileno monofilamento de 15 x 10 cm o de 15 x 15 cm (Marlex R, Prolene R, Atrium R, etc.) —es mejor si es liviana (Prolite R o Prolene Soft R)— inmersa en 250 mL de suero fisiológico con 80 mg de gentamicina, como lo recomienda el Dr. M. Deysine.
Antes de colocar la malla se deben redondear sus esquinas para maniobrar sin dificultad al posicionarla. Se coloca un punto de VicrylR 2/0 como marca central de la malla, luego se pasa un punto de VicrylR0 en el ligamento de Cooper, en el ángulo interno del canal crural, y se fija en un punto a 2 cm por debajo de la mitad horizontal de la malla y a 4 cm del borde interno; se anuda y se baja la malla, extendiéndola por la pared abdominal posterior para cubrir el agujero miopectíneo, y parietalizando el cordón espermático o seccionando el ligamento redondo, según sea el caso, hasta llegar al psoas; en seguida se retira poco a poco la valva maleable y se le da la curva a la malla para que se acomode detrás del recto anterior y el transverso, donde se fija con dos puntos suaves de Vicryl  2-0.
Figura. Fijación de la malla. Modificado del Dr. Malazgirt. Ondokus Mayis University, Turquía. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Se cierra la aponeurosis del oblicuo mayor o el estuche del recto anterior con una sutura continua de Vicryl R 3-0, se une el tejido celular subcutáneo y la piel con una sutura intradérmica o Dermabond R (2--octil--cianoacrilato), o ambos.
El tiempo operatorio con esta técnica ha variado entre 20 y 50 min.


Técnica de Lichtenstein
Prótesis superficial o intersticial
La colocación de la prótesis por delante del plano muscular medio va en contra del concepto, mayoritariamente aceptado en países de nuestro entorno, que sigue a Stoppa y a Rives. Sin embargo, los excelentes resultados publicados y la simplicidad de la técnica de Lichtenstein han contribuido a su gran difusión, hasta el punto de que en este momento es ya el procedimiento de referencia. 
Hay que subrayar que, aunque Lichtenstein tuvo el mérito de promover el concepto de la técnica sin tensión (como todo procedimiento protésico, es un método sin tensión), mucho antes que él Zagdoun y Sordinas habían presentado en la Academia de Cirugía de Francia una técnica del mismo tipo. Es posible que la falta de éxito de esta técnica se debiera a que era demasiado avanzada o a que sus autores eran demasiado modestos.

Exposición
La intervención se practica habitualmente con anestesia local. La incisión cutánea, de 5 cm, se extiende hacia fuera desde el tubérculo del pubis, siguiendo una dirección horizontal. Se corta la aponeurosis del oblicuo externo. La hoja inferior se separa del cordón y la superior del plano profundo en una anchura de 3 cm. Se libera y se moviliza el cordón hasta 2 cm más allá del tubérculo del pubis. El pedículo funicular y la rama genital del genitofemoral se cargan con el cordón, y se hace lo mismo con las ramas genitales de los nervios ilioinguinal e iliohipogástrico. Se corta la vaina fibrocremastérica en su parte alta para explorar el orificio profundo, pero no se reseca el cremáster.
Si la hernia es indirecta, se libera el saco más allá del cuello y se reintegra sin ligarlo ni resecarlo, para evitar el dolor de origen peritoneal.
Si se trata de una gran hernia directa, el saco se esconde con una sutura de reabsorción lenta. Se explora cuidadosamente la ingle buscando una hernia intersticial o crural asociada. El anillo crural puede palparse introduciendo un dedo en el orificio creado en la fascia. Los sacos directos son invertidos e imbrincados mediante sutura no absorbible para aplanar la pared posterior. Los sacos indirectos son disecados desde el cordón hacia la grasa extraperitoneal y posteriormente son escindidos o invertidos. En esta etapa, la característica importante es la disección alta, más que la ligadura alta.
    


     Tomado de Gliedman, 2004.

 Colocación de la prótesis

Se utiliza una prótesis de polipropileno rectangular de 8 × 16 cm. El lado medial tiene los ángulos redondeados. La prótesis se desliza bajo el cordón y se expone sobre el plano posterior. La extremidad redondeada se fija al tejido fibroso prepúbico con un punto de monofilamento no reabsorbible. Es importante que la prótesis sobrepase al tubérculo del pubis en 1-1,5 cm y que la aguja no penetre en el periostio, sino que se limite al tejido fibroso.


La sutura, de tipo continuo, se prolonga uniendo el borde inferior de la prótesis a la arcada crural, hasta llegar al orificio profundo, donde se termina. Si existe una hernia crural asociada, se corta la fascia, se reduce la hernia y se cierra el orificio fijando la prótesis al ligamento de Cooper.
 
















Fijación de la prótesis con una sutura continua que une su borde inferior a la arcada crural. (Tomado de Elsevier, 2014)

A continuación se practica un corte con la tijera en el borde lateral de la prótesis. Esta hendidura se hace de forma que separe dos tirantes de tamaño desigual, el interno más largo con una proporción de dos tercios/un tercio. Los dos tirantes se pasan por detrás del cordón a uno y otro lado del mismo. La longitud del corte se ajusta de forma que acabe a la altura del borde interno del orificio profundo.

A continuación se fija la parte superior de la prótesis con varios puntos separados, con cuidado de no lesionar los nervios; uno de los puntos se hace sobre la vaina del recto y otro sobre la aponeurosis del oblicuo interno, inmediatamente por dentro del orificio interno. Para este paso es importante inclinar mucho el colgajo superior de la aponeurosis del oblicuo externo para que la prótesis quede bien expuesta sobre el


plano posterior. Una vez fijada la prótesis y eliminada la tracción, aquélla se abomba ligeramente cuando se aumenta la presión abdominal con los esfuerzos o la tos. Según Amid, esta laxitud relativa garantiza la ausencia de tensión.
Figura. En la parte externa de la prótesis se ha hecho un corte para el paso del cordón. La prótesis se fija a la cara anterior del músculo oblicuo interno con dos puntos separados. (Tomado de Elsevier, 2014)


Se suturan entonces juntos los dos tirantes para formar un nuevo anillo inguinal. La técnica es muy precisa: se pasa un punto en el que se cargan sucesivamente el borde inferior del tirante interno, después el borde inferior del tirante externo y por último la arcada crural hacia fuera del punto de terminación de la sutura continua precedente .
Figura. Paso del punto que une el borde inferior de cada uno de los dos tirantes de la prótesis a la arcada crural por fuera del último punto de la sutura continua. (Tomado de Elsevier, 2014)



De esta forma el cordón queda rodeado por los dos tirantes de la prótesis que reproducen el anillo del orificio inguinal profundo.
Figura. Prótesis colocada en su lugar rodeando al cordón (Tomado de Elsevier, 2014)

Las extremidades de los dos tirantes se cortan a unos 5 cm más allá del anillo inguinal y se ocultan bajo la aponeurosis del oblicuo externo sin fijarlos. La aponeurosis se sutura por delante del cordón con un hilo de reabsorción lenta.
Tabla Zonas vulnerables en la técnica de Lichtenstein
Lugar
Causa
Ligamento inguinal
Parche menor
                                                                                  Disrupción de sutura
                                                                                  Sutura de limites inadecuados
                                                                                  No fijar o no cruzar las colas de la malla
Tubérculo púbico
No dejar excedente de malla sobre el pubis
                                                                                 Inicio de sutura en sitio inadecuado
                                                                                  Encogimiento
Anillo inguinal profundo
No fijar las colas
                                                                                  No crear el nuevo anillo
                                                                                 Crear muesca extra para el cordón espermático

La técnica de Chastan derivada del procedimiento inicial de Zagdoun, difiere de la de Lichtenstein en algunos aspectos:
Ø La prótesis se fija con grapas,
Ø Las dos ramas de la prótesis cortada sólo se aproximan por fuera del orificio profundo, sin efectuar el anillo de la técnica de Lichtenstein,
Ø La aponeurosis del oblicuo externo se sutura por detrás del cordón como en la intervención de Halsted.

Técnica de Gilbert
Esta técnica se aplica sólo a las hernias indirectas. La intervención debe hacerse con anestesia local o locorregional ya que es indispensable que el paciente pueda pujar y toser cuando se le pida. Tras la incisión de la aponeurosis del oblicuo externo, se corta el cremáster en sentido longitudinal y se separa del cordón, que se coloca sobre un pequeño drenaje de caucho. Se inspecciona cuidadosamente la pared posterior para descartar una hernia directa.
La disección del saco se lleva hacia arriba, hasta la altura del orificio profundo, para preparar el lugar en el espacio subperitoneal. Tras reducir el saco, se continúa la disección a través del orificio inguinal profundo con una torunda montada hasta crear el alojamiento para la prótesis. El tapón se confecciona con una placa cuadrada de polipropileno. Se corta la prótesis con las tijeras en la parte media de uno de sus lados hasta el centro de la prótesis. De esta forma puede plegarse cuatro veces sobre sí misma para formar un cucurucho.




Figura: Técnica de Gilbert. Confección del tapón con un cuadrado de polietileno en forma de cucurucho. (Tomado de Elsevier, 2014)

La prótesis, plegada en forma de cucurucho sin sutura y sostenida con una pinza, se introduce en el orificio profundo. Se retira la pinza y se pide al paciente que puje o que tosa para que la prótesis se despliegue y se aplique contra la pared. Esta maniobra permite comprobar de inmediato que el tapón es eficaz.
No es necesario colocar ningún punto de fijación. Si el orificio es grande, al menos de dos dedos, el tapón puede ser expulsado durante los esfuerzos. En este caso, se estrecha el orificio con un punto de sutura lateral que no abarque a la prótesis.



Figura. Introducción del tapón en el orificio inguinal profundo tras la reducción del saco herniario. (Tomado de Elsevier, 2014)

En la técnica de Gilbert, la forma cónica sólo sirve para facilitar la introducción de la prótesis en el espacio subperitoneal, pero el objetivo consiste en desplegar la prótesis de forma que quede expuesta plana por detrás del orificio inguinal profundo, algo difícil de conseguir.


Técnica  de Rutkow
Técnica de la reparación
Se realiza una incisión oblicua de 4 a 6 cm sobre la epidermis que está sobre el anillo interno. Toda la disección subsecuente de los tejidos, con inclusión del saco herniario apartado de la estructura del cordón espermático, se efectúa con electrocauterio. Este instrumento proporciona hemostasia excelente y ayuda a reducir la formación posoperatoria de hematoma y de seroma. La pérdida usual de sangre durante una reparación habitual de hernia con tapón de malla es menor de 5 mililitros.
La aponeurosis del músculo oblicuo externo es abierta y se coloca un separador autorretenedor con punta roma de Adson-Beckmann, junto con un separador de doble lado manipulado a mano, que proporciona exposición excelente. Cuando se encuentran los nervios ilioinguinal y genitocrural son preservados; de otra manera, no reciben atención especial.
El cordón espermático es movilizado al nivel del tubérculo púbico y se coloca un tubo de drenaje de caucho alrededor de las estructuras del cordón. Para las hernias indirectas, con inclusión de las hernias escrotales grandes, el saco es abordado inicialmente al separar de modo longitudinal las fibras cremastéricas a lo largo del cordón espermático, de manera de no destruir el reflejo cremastérico. Al completar una herniorrafia indirecta, el elemento más importante es una disección alta del saco y no una ligadura alta.
Se considera que una disección alta es completa una vez que se visualiza la almohadilla de grasa preperitoneal en la base del saco indirecto. El saco no abierto, disecado para liberarlo y cualquier lipoma adyacente son simplemente empujados hacia atrás, a través del anillo interno a la cavidad abdominal.




Se inserta un tapón de malla, con su extremo más delgado primero, a través del anillo interno y se coloca en su posición justo por debajo de los pilares, que en, esencia actúa como un dispositivo tipo articulación de rodillera.

Con las hernias indirectas pequeñas, el tapón se mantiene en su lugar al colocar una o dos suturas interrumpidas (3-0 poliglactina 910 [Vicryl]), a través de la porción externa plegada de la prótesis y los pilares. Esto no significa que sean puntadas de resistencia y cualquier tejido crural, sin importar que tan frágil pueda parecer, por lo general es suficiente. En hernias  indirectas más grandes y en hernias escrotales, el tapón debe siempre ser asegurado a los márgenes del anillo interno abierto,  con múltiples suturas interrumpidas. En la reparacion con tapon PerFix, cuando se considera que el tamaño del tapón es excesivo y existe, preocupación acerca de que el paciente lo perciba en el posoperatorio, en especial para individuos con estructura física asténica o un defecto muy estrecho, entonces algunos de los petalos  interiores de la malla deben ser retirados.
En las hernias directas  fusiformes  y saculares, el tejido transversal debilitado es levantado conuna pinza y el saco es circunscrito en su porción media para exponer la grasa preperitoneal. Esto crea una abertura en el plano preperitoneal, donde el tapón puede finalmente yacer. El saco liberado y la fascia transversal debilitada  son invaginados.  Como en la reparación directa, se inserta un tapón, primero con su extremo estrecho a través del defecto recién creado en el piso (que sirve como articulación tipo rodillera) y se asegura con múltiples suturas interrumpidas para rodear el tejido indemne. Dado que la malla de Marlex tiene una reacción   bien   demostrada tipo Velcro a los tejidos, cualquier superficie Suele ser suficiente para sostener el tapón en su sitio. En algunas hernia de pantalón, con dos defectos por separado y distintos, ha sido apropiada la colocación de dos o más tapones.
Todas las hernioplastias primarias directas e indirectas son reforzadas con una segunda pieza demalla de Marlex plana. Este parche de recubrimiento se coloca con técnica sin sutura en la superficie anterior de la pared posterior del conducto Inguinal, desde el tubérculo púbico hasta arriba del anillo interno. La porción lateral del parche de recubrimiento previamente formado incluye una abertura para el cordón espermático. Esta sección cortada es suturada hacia atrás, hacia si misma para proporcionar una abertura para el cordón mientras funciona como speudo-anillo interno. El parche de recubrimiento se entiende únicamente para reforzamiento del espacio directo en una reparación indirecta, y la zona del anillo interno en una reparación directa. La pieza de recubrimiento de la malla no es una parte integral de la reparación habitual, sino que sirve como una forma de profilaxis contra futura herniación, al crear un crecimiento hacia dentro del tejido adicional en el resto del conducto inguinal.
Lo que es más importante, a pesar de la presencia de un parche de recubrimiento sin sutura, el procedimiento con tapón de malla según lo descrito aquí, no debe ser confundido con otra técnica sin tensión bien conocida a base de malla, la reparación de Lichtenstein que consta únicamente de una sutura circunferencial de un parche de recubrimiento.
Existe poca duda de que la reparación del Lichtenstein es una operación quirúrgica eficaz, aunque se ha descrito que con tapón de malla se tiene unas tasas de recurrencia igualmente bajas y es bastante más sencilla de realizar, requiere una incisión más pequeña y menor disección de los tejidos. Esta sencillez quirúrgica conduce a menor malestar posoperatorio.


Técnica de Trabucco
A través de los años se han utilizado varias técnicas quirúrgicas, con el uso de prótesis o sin él, en las reparaciones de las hernias inguinales.
Después de que Lichtenstein introdujo el concepto de hernioplastia libre de tensión en 1986, (Lichtenstein, 1989) ésta se convirtió en el procedimiento de elección. Entre 1989 y 1997 en el Instituto de Hernia Trabucco se realizaron 3 422 procedimientos de hernioplastia primarias con la técnica mencionada. (Trabucco, 1998). Se utilizó una malla preformada sola o en conjunto con un cono tridimensional o plug, formado al doblar una malla circular a la que se le dio forma de “dardo” y se insertó en el anillo inguinal profundo de las hernias inguinales indirectas después de reducir el saco herniario.
De 1997 a 1999 se realizaron 275 hernioplastias sin el uso del cono tridimensional. En su lugar se usó una hoja de malla circular plana con apertura para acomodarlas estructuras del cordón en el espacio preperitoneal (Trabucco, 1998) y en presencia de una hernia indirecta con anillo no muy amplio se colocó una sutura para estrechar dicho anillo. De manera rutinaria, en ambos grupos se colocó un parche de malla preformada (onlay patch) sin suturas de fijación.
Los principios de esta hernioplastia con malla preformada sin suturas se basan en las siguientes observaciones:
1. Existe un espacio anatómico cerrado en el canal inguinal debajo de la aponeurosis del oblicuo mayor—un espacio subaponeurótico—, al cual se ha preferido llamarlo “caja inguinal” . Se ha observado que el tamaño y la forma de este espacio tiene mínimas variaciones de un individuo a otro.
Figura. “Caja inguinal” abierta. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

2. Es posible diseñar y utilizar una malla prediseñada en toda reparación inguinal primaria. En otras palabras, y desde el punto de vista virtual, una malla prefabricada de tamaño universal puede ser utilizada y acomodarse dentro del espacio subaponeurótico (caja inguinal) de cualquier individuo .
3. Para que una malla preformada sea efectiva debe tener una consistencia rígida y poseer una memoria controlada (que tienda a permanecer plana, sin enrollarse o arrugarse). ( Trabucco, 1998)
Figura. La malla preformada sin suturas no puede moverse en el espacio anatómico cerrado (caja inguinal). (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Espacio subaponeurótico inguinal
Su límite superior lo forma la inserción de la aponeurosis del oblicuo mayor sobre la vaina del recto anterior.  Su límite inferior termina en la concavidad del borde inclinado del ligamento de Poupart. El límite medial está formado por el tubérculo púbico y el límite lateral está dado por la disección roma del espacio subaponeurótico, que usualmente termina a 3.5 cm mediales a la espina iliaca anterosuperior. La parte profunda de este espacio es el piso de la ingle (fascia transversalis) y la parte superior está formada por la cara interna de la aponeurosis del oblicuo mayor.
Este espacio anatómico cerrado fue medido al practicar 800 hernioplastias; (Trabucco, 1993. Trabucco, 1998) las dimensiones promedio incluyen 12 cm de la espina iliaca anterosuperior al tubérculo púbico, 7 cm de la espina iliaca anterosuperior al anillo inguinal interno, 5 cm del anillo inguinal interno al tubérculo púbico y 5 cm de la inserción de la aponeurosis del oblicuo mayor en la vaina del recto hacia el borde inclinado del ligamento de Poupart. La malla preformada se diseñó con estas medidas para lograr su mejor acomodo en dicho espacio subaponeurótico cerrado.

Malla preformada hertra mesh usada como parche en el piso inguinal (onlay patch)
Está elaborada de polipropileno monofilamento horneado dentro de la estructura de la malla. La malla es tratada, entonces, con una combinación de calor y tracción a fin de apretar el tejido y aplanarla. Este proceso permite que la malla pierda parte de su memoria (memoria controlada) y adquiera una forma plana, sin tendencia a enrollarse o arrugarse. Las dimensiones de la malla preformada están basadas en la forma y el tamaño promedio del espacio subaponeurótico inguinal, que es de 10 x 4.5 cm. La malla tiene una apertura circular de 1.2 cm de diámetro para la salida del cordón espermático. Esta apertura se localiza a 6 cm del borde superior y a 4 cm de la base de la malla.

Hernioplastia inguinal primaria sin suturas
A causa de su simplicidad, las hernias indirectas se clasifican en pequeñas, medianas o grandes. Las hernias directas se clasifican según la parte que abarcan: parte de la pared posterior, toda la pared o destrucción de la pared posterior.
Las hernias indirectas pequeñas se reparan con disección y reducción del saco dentro del anillo interno, el cual se estrecha con suturas; se coloca una malla preformada Hertramesh en el piso inguinal y la aponeurosis del oblicuo mayor se cierra sobre la malla, debajo del cordón espermático.
Las hernias indirectas medianas y grandes se reparan con disección y reducción del saco dentro del anillo interno, seguidas por la colocación de una malla T4 alrededor del cordón espermático en el espacio preperitoneal.
En ocasiones se usa una sonda de Foley para que con su globo inflado se facilite la creación de espacio en el área preperitoneal y se pueda colocar la malla. La sonda se introduce en el anillo interno y se infla con aproximadamente 30 cm 3 de aire. Con esto también se expone un segmento preperitoneal del cordón espermático, facilitando la introducción de la malla T4. La sonda de Foley se desinfla y se retira. El defecto herniario de la pared posterior (anillo herniario) se cierra con sutura sobre la malla T4. La malla Hertramesh preformada se coloca sobre la fascia transversalis en el piso de la ingle.

Figura. Una sonda de Foley facilita la introducción dela malla T4 alrededor del cordón espermático en el espacio preperitoneal. La T4 se coloca alrededor del cordón y la sonda. La abertura se cierra y la T4 se coloca sobre el balón de la sonda. El anillo interno se estrecha con sutura sobre la T4 y la sonda es retirada. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Las hernias directas que toman de manera parcial o total la pared se reparan mediante reducción del saco con una sutura continua invaginante, que aplana el piso inguinal y permite una mejor colocación de la malla preformada Hertramesh.
Las hernias directas con destrucción de la pared se reparan mediante dos prótesis ancladas: una T5 y la Hertramesh. Se abre la fascia transversalis y la grasa preperitoneal se diseca y retrae. Con una aguja de Reverdin se pasa el material de sutura cerca del tubérculo púbico, directamente hacia el espacio preperitoneal disecado cerca del ligamento lacunar. Se toma la parte inferior de la malla T5 a 2 cm de su parte medial, se regresa a través de la fascia transversalis y ambos cabos de la sutura se anclan a la malla preformada Hertramesh.
Figura. La aguja de Reverdin facilita la colocación dela malla T5 en el espacio preperitoneal si se le pasan dos puntos de sutura. (Tomado de Mayagoitia, 2009)
Se coloca otra sutura cerca de ambas aperturas para el cordón espermático de ambas mallas: la T5 y la Hertramesh. La fascia transversalis se cierra sin tensión sobre la malla T5 y las dos suturas colocadas para fijarlas mallas se atan con el fin de controlar la tensión entre las dos mallas anclada
s.
Figura. La pared posterior fue cerrada sobre la mallaT5. Los dos puntos de sutura insertados en la malla se anudan, para controlar su tensión. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

La distancia del orificio de la malla al borde medial es de 6 cm en la malla Hertramesh y de 8 cm en la malla T5, con lo que esta última alcanza el espacio de Retzius.
La aguja de sutura de Reverdin es un antiguo y útil instrumento para la colocación y control de suturas en sitios difíciles. Se consigue fácilmente en Europa, pero es difícil conseguirla en EUA. Esta herramienta combina la aguja y un sujetador, está disponible en diferentes tamaños y curvaturas y tiene un botón que controla la apertura y el cierre del ojo de la aguja, de manera similar a como lo hacen las agujas de las máquinas de coser. La sutura colocada en esta aguja puede jalarse fácilmente o empujarse a través de los tejidos. La aponeurosis del oblicuo mayor siempre se cierra sobre la malla por debajo del cordón, con el fin de que éste quede entre el tejido celular subcutáneo.

Figura. La aponeurosis del oblicuo mayor se cierra sobre la malla, debajo del cordón espermático. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

La pérdida de la oblicuidad del canal inguinal, importante en las hernioplastias con tensión, no desempeña ningún papel en la reparación con malla. Este cierre permite la formación de una triple capa entre el anillo interno y el tubérculo púbico, sitios que son propensos a las recurrencias. Esas tres capas son la fascia transversalis abajo, la aponeurosis del oblicuo mayor arriba y la malla preformada en medio.
Figura. Si el cordón espermático se deja debajo de la aponeurosis del oblicuo mayor, el piso de la ingle queda protegido únicamente por la fascia transversalis y la malla. Si el cordón espermático queda en el tejido celular subcutáneo, se forma una triple capa (fascia transversalis, malla y aponeurosis de oblicuo mayor), la cual constituye una fuerte protección contra las recurrencias en las áreas propensas a ellas. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Los conos tridimensionales se han usado con malla o sin ella en la reparación de hernias inguinales y fue la primera vez que se usó una malla plana para sustituir el cono tridimensional en una reparación sin suturas. Las suturas se usaron únicamente en seis casos de hernias directas grandes con destrucción del piso inguinal (ya se sabe la importancia de la rigidez de la malla preformada sin suturas).
Los resultados demuestran que esta técnica es simple y fácil de aprender. En comparación con otras técnicas libres de tensión, se presentan pocas complicaciones y recurrencias, así como escaso daño tisular. La técnica con malla preformada ahorra tiempo quirúrgico y previene la posible contaminación que resulta del manejo de las prótesis que tienen que ser configuradas a mano en el momento de la cirugía.



Reparación de Kugel
El parche de Kugel R (Davol) se desarrolló en un periodo de varios meses.(Kugel, 1999) Inició como una pieza simple de malla, hasta llegar al actual parche compuesto de dos capas con un anillo exterior de refuerzo. El parche actual fue desarrollado para facilitar la elaboración de reparaciones inguinales sin la utilización de suturas, las cuales se ejecutan en una forma completamente libre de tensión.
Este parche fue utilizado después con grandes ventajas para la reparación de hernias ventrales. Los principales propósitos y ventajas de esta técnica consisten en permitir una recuperación más rápida con un bajo riesgo de recurrencia. Tanto en las hernias inguinales como en las hernias ventrales el parche se coloca en posición preperitoneal (o retromuscular). Al colocar el parche detrás del defecto herniario en una forma esencialmente libre de suturas, la reparación toma ventaja de la presión intraabdominal y de la importante fuerza hidrostática de los tejidos para fijar o asegurar el parche en su posición. (Rives, 1967. Gilbert, 1992)  El resultado es un uniforme sistema de reparación que puede ser aplicado de una manera similar en las hernias inguinales y ventrales.

Parche
El parche está compuesto de dos capas superpuestas de un material de malla trenzada de polipropileno. Las dos capas están unidas por una delgada soldadura ultrasónica a 1 cm de los bordes externos del parche.

Figura. Vista del parche de malla abierto. A. Corte transversal. B. Mandil exterior. C. Orificio de aposición de tejido y corte en forma de “V”. D. Anillo monofilamento (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Esto deja un delantal de 1 cm dentro del cual hay múltiples aperturas radiales. La propiedad de este mandil exterior para inclinarse y doblarse permite que el borde del parche se adapte a las superficies irregulares (como los vasos iliacos) y llene mejor el espacio preperitoneal disecado. Entre las dos capas de malla está insertada una fibra simple de poliéster monofilamento, que actúa a manera de un resorte que ayuda a mantener el parche abierto en todas sus dimensiones. Justo por dentro de esta fibra las dos capas de malla están unidas por una segunda y delgada soldadura interna. La fibra de poliéster se mantiene en su lugar entre las dos líneas de soldadura sin estar sujeta por sí misma a ninguna de las capas de la malla.
Por dentro de la soldadura interna hay múltiples orificios pequeños que se extienden a través de ambas capas del parche y permiten la aposición de tejido entre las dos capas del parche, para incrementar la fricción y resistencia al movimiento una vez que el parche está en su posición. Adicionalmente se hacen unos pequeños cortes en forma de “V” en cada uno de los orificios de la capa superior del parche. Dichos cortes crean una pieza de malla en forma de “V” que se angula y sirve como mecanismo de anclaje sin suturas para ayudar a asegurar el parche en su lugar.
En la porción media de la capa superior del parche se hace un corte simple y transversal, que permite el acceso al espacio o bolsa entre las dos capas de malla con los dedos o con un instrumento para colocar el parche en su lugar.


Figura. Parche de malla. A. Soldadura interna y externa. B. Corte transversal. C. Mandil exterior. D. Orificio de aposición de tejido y corte en forma de “V” (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Reparación
Preparación preoperatoria

Este procedimiento puede llevarse a cabo con la anestesia preferida del cirujano; sin embargo, existen ciertas ventajas y desventajas entre las diferentes opciones. (Amado, 1993) La anestesia local con sedación puede ser muy efectiva, pero ofrece dificultades en los pacientes con hernias bilaterales o con obesidad significativa; (Amid. 1994) también tiende a ser mal tolerada por los pacientes muy jóvenes. La anestesia general tiene la ventaja de su simplicidad y puede ser útil en pacientes con poca habilidad para cooperar con el cirujano, aunque tiene la desventaja de que no le permite al cirujano probar la reparación al final del procedimiento. La anestesia espinal puede ser muy efectiva aunque no permite la aplicación de una nueva dosis anestésica y la parálisis muscular también limita al cirujano para probar la reparación al final del procedimiento.
La anestesia epidural puede ser más útil, ya que puede ser de corta acción y permite dejar un catéter epidural, para que el paciente pueda ser redosificado durante los procedimientos más prolongados; no obstante, tiende a ser más laboriosa para el anestesiólogo, que puede rehusar su utilización.
La profilaxis con antibióticos, aunque controversial, no se administra de manera rutinaria, excepto en pacientes de alto riesgo como los que presentan enfermedad cardiaca valvular y pacientes con prótesis articulares. ( Platt, 1990. Barreca, 2000)
El área operatoria se prepara con un rasurado limitado justo antes de la cirugía. El lavado quirúrgico, que incluye el abdomen inferior y la ingle (con el escroto), permite probar la reparación bajo condiciones estériles después de completar el procedimiento.

Técnica operativa
Se hace una incisión oblicua en un punto estimado, aproximadamente entre 2 y 3 cm arriba del anillo interno.


Figura. Relación de la incisión (elipse) con otras estructuras anatómicas, aproximadamente a la mitad del camino entre la espina iliaca anterosuperior (EIAS) y el tubérculo púbico (TP), por arriba del nivel del anillo interno (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)

 La localización de esta incisión se identifica con la marcación de un punto a la mitad entre la espina iliaca anterosuperior y el tubérculo púbico. Se marca una línea oblicua sobre este punto, un tercio lateral y dos tercios mediales de esta línea imaginaria entre la espina iliaca anterosuperior y el tubérculo púbico. La incisión se hace exactamente arriba de dicha línea. Es importante estar por arriba del anillo interno, por lo que será mejor hacer la incisión muy alta y no muy baja.
La entrada al espacio preperitoneal se completa con la técnica de corte muscular. La aponeurosis del oblicuo mayor se abre a corta distancia, paralela a sus fibras y nunca a través del anillo externo. El músculo oblicuo menor subyacente se separa en forma roma, para exponerla fascia transversalis en su profundidad. El músculo debe cortarse cerca de 10 mm en un punto lateral a la fascia del recto, con cuidado de no lesionar los nervios iliohipogástrico e ilioinguinal. Puede existir músculo transverso abdominal entre el oblicuo menor y la fascia transversalis. Si está presente, se debe dividir con cuidado mediante el uso del electrocauterio.
La fascia transversalis se abre verticalmente (más o menos paralela a los vasos epigástricos inferiores), para poder entrar al espacio preperitoneal. La apariencia característica de la grasa preperitoneal indica que se está en el espacio correcto. En este punto es importante identificar el peritoneo. Los vasos epigástricos inferiores son retraídos medial y anteriormente. El plano de disección será por detrás (posterior) y por arriba de los vasos epigástricos inferiores (superior al sitio del que provienen los vasos iliacos). Con una pinza roma se hace una suave tracción en el peritoneo. Con una tracción continua del peritoneo y la disección roma a lo largo de la pared lateral del peritoneo, las estructuras del cordón aparecerán lateralmente en la herida. La tracción sostenida del peritoneo en las hernias indirectas jalará el saco herniario a través del anillo interno hacia la herida. Los sacos muy grandes deben ser seccionados. Los sacos indirectos grandes que no se reducen fácilmente se seccionan cerca del anillo interno y el defecto proximal del peritoneo se cierra con sutura absorbible, pero se deja abierto el extremo distal. Las estructuras del cordón deben ser disecadas de la pared posterolateral del peritoneo y del saco herniario a una distancia de al menos 3 cm, posterior y superior al anillo interno y por detrás de los vasos iliacos.




Figura A. Se mantiene una tracción persistente sobre el peritoneo y el saco herniario mientras se disecan las estructuras del cordón lejos del peritoneo (B) (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Este plano de disección continúa a lo largo del plano lateral del peritoneo hasta un punto de 2 a 3 cm superiores al borde de la incisión hecha en la fascia transversalis, para entrar en este espacio y crear la bolsa preperitoneal anterior y medial. La parte superior y lateral de la disección algunas veces es difícil y pone en riesgo la reparación. En general, la disección consiste en crear una ventana con forma oval sobre el peritoneo, que es donde se colocará el parche.
Una vez completada la disección del espacio en esta área, la atención debe dirigirse hacia el hueso púbico. En este punto debe tenerse especial cuidado de estar debajo (posterior) de los vasos epigástricos inferiores. Se usa el dedo como disector y se trabaja bruscamente a lo largo del ligamento de Cooper como guía, para limpiar de arriba abajo y abrir bien ese espacio. Si existe una hernia directa, habrá que reducirla en este momento. Las hernias directas casi siempre se pueden reducir con manipulación digital gentil, aunque en ocasiones se requiere una disección cortante (únicamente bajo visión directa). Es importante que este espacio se visualice con claridad, ya que éste no es un procedimiento a ciegas y hacer el procedimiento sin visualizar el área incrementará el riesgo de recurrencia, por lo que el uso de una luz frontal es de gran ayuda. El seudosaco formado por la fascia transversalis atenuada en una hernia directa debe separarse del peritoneo y de la grasa preperitoneal por completo, para permitir una adecuada colocación del parche. El ligamento de Cooper debe localizarse con claridad y limpiar su borde inferior de cualquier membrana fibrosa adherida que le impida al parche cubrir por completo el ligamento. Nadie puede hacer bien esto si no lo ve.
 Figura. Vista preperitoneal de la ingle y las estructuras pélvicas. A. Vasos epigástricos inferiores. B. Posición de la incisión en la fascia transversalis, para entrar al espacio preperitoneal. C. Anillo interno. D. Arteria y vena testicular. E. Ligamento inguinal. F. Sínfisis del pubis. G. Deferente. H. Arteria y vena iliacas externas (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)

La bolsa preperitoneal ahora tiene la amplitud suficiente para alojar el parche, por lo que es preferible no excederse en el tamaño. La meta es una bolsa de forma oval ligeramente más grande que el parche.
Figura. Contorno del área preperitoneal disecada y su relación con estructuras anatómicas importantes (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Esta bolsa de forma oval debe extenderse en sentido medial e inferior a lo largo del ligamento de Cooper sobre la sínfisis y en sentido lateral y superior a un punto de cerca de 3 cm más allá de la incisión de la fascia transversalis usada para entrar en este espacio. Esto permitirá que el parche pueda instalarse debajo de la incisión y proteger contra una hernia incisional. La bolsa quedará paralela al ligamento inguinal, entre el peritoneo y el piso inguinal, extendiéndose sobre los vasos iliacos a corta distancia.
Casi siempre es adecuado un parche oval de 8 x 12cm, aunque en algunos casos se prefiera uno más grande (11 x 14 cm). El parche se inserta al pasar el dedo índice (dedo derecho para una hernia del lado izquierdo y dedo izquierdo para una hernia del lado derecho) a través del corte transversal de la capa anterior del parche. Ambos lados del parche deben doblarse sobre la punta de la superficie palmar del dedo índice, para crear una terminación adelgazada que permita su inserción.
La introducción de un separador maleable delgado dentro de la herida antes de la inserción del parche ayuda a mantener el peritoneo retraído fuera del campo y sirve también como superficie deslizante (a manera de calzador) sobre la cual se inserta el parche. Con el ayudante que separa los vasos epigástricos inferiores en sentido anterior se inserta el parche con el dedo índice con la superficie palmar hacia arriba. La punta del dedo se dirige hacia el hueso púbico y lo desliza gentilmente a lo largo del ligamento de Cooper. Primero se retira el dedo y enseguida el retractor maleable, que puede usarse dentro del parche para completar la inserción si fuera necesario. Los bordes externos del parche se pueden doblar dentro de la zona disecada.




Figura. Al final del parche ambos lados son doblados sobre el dedo índice para la inserción dentro de la bolsa preperitoneal. La dirección de la inserción es hacia la sínfisis del pubis (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Figura. La inserción del parche se simplifica con el uso del retractor maleable (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)
Figura. Inserción completa del parche mediante el retractor maleable plano dentro del dispositivo (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)
 









Figura. Vista preperitoneal que muestra la colocación adecuada del parche (reproducido con permiso de Davol). (Tomado de Mayagoitia, 2009)

El parche permanece completamente “abierto” siempre y cuando se coloque de manera adecuada. Tres quintas partes del parche quedarán en dirección paralela sobre el nivel del ligamento inguinal y cerca de dos quintas partes quedarán debajo del nivel del ligamento inguinal. El borde posterior del parche descansará sobre los vasos iliacos. El borde medial se extenderá sobre la sínfisis del pubis y el borde lateral y superior se extenderá 2 o 3 cm más allá de la incisión dela fascia transversalis. No debe haber angulaciones o torceduras en el anillo rígido, ya que esto indica que la bolsa disecada es demasiado pequeña. Cuando el parche está en su posición, descansa entre el peritoneo y las estructuras del cordón (o el ligamento redondo) a modo de barrera, y cubre por completo el área del piso inguinal, el anillo interno y el canal femoral.
Antes de cerrar la fascia transversalis se recomienda irrigar un anestésico dentro del espacio preperitoneal y entonces colocar puntos simples, uno de los cuales será usado para sujetar la capa anterior del parche. No se recomiendan los puntos adicionales sobre el parche, ya que interfieren con la fuerza hidrostática de los tejidos, la cual ayuda a mantener el parche en su lugar. En hernias directas grandes se puede optar por uno o dos puntos entre el ligamento de Cooper y el parche, en lugar de hacerlo en la fascia transversalis, aunque en estos casos quizá sea más prudente utilizar un parche más grande (11 x 14 cm).
La aponeurosis del oblicuo mayor se cierra con un surgete continuo de material absorbible. En este momento se puede infiltrar un anestésico local de larga acción en el espacio subaponeurótico, en el tejido subcutáneo y en el área subdérmica. La fascia de Scarpa se cierra con puntos simples y los bordes de la piel se aproximan con un surgete subdérmico, ambos de material absorbible.

Resultados
Entre enero de 1994 y julio de 2002 se efectuaron 1 410 reparaciones de hernia inguinal mediante la colocación de parche preperitoneal. Durante este periodo únicamente se identificaron seis recurrencias y sólo una en los últimos cuatro años (índice de recurrencias de 0.42%). Todas las recidivas ocurrieron en pacientes con hernias primarias y no se presentó ninguna recurrencia en los pacientes con hernias recurrentes. La principal razón del uso de esta técnica, además de sus múltiples ventajas, es la rápida recuperación del paciente.
El uso del parche preperitoneal le permite al cirujano el acceso a las hernias ventrales e inguinales mediante una técnica y principios similares. El parche y su colocación están libres de tensión y se usa como ayuda la presión intraabdominal ejercida sobre los tejidos para mantenerlo en su posición y evitar la necesidad de suturas de anclaje.
Esto conduce a una colocación fácil (particularmente en hernias ventrales) y a disminuir el dolor del paciente.
Esta reparación es similar a la técnica laparoscópica, la cual repara y protege contra hernias inguinales y femorales.(Crawford, 1998) Asimismo, evita el tejido cicatrizal que pueda encontrarse en una hernia recurrente reparada por acceso anterior. Es menos costosa y quizá más segura que el procedimiento laparoscópico, aunque ofrece muchas de las ventajas de éste, como la rápida recuperación del paciente.(  Johansson, 1999. Collaboration, 2000) Los resultados hasta ahora han sido muy alentadores y queda claro que el éxito de una operación de hernia será medido por algo más que el índice de recurrencias.
Es importante que cualquiera que sea la reparación elegida le permita al paciente recuperarse lo más pronto posible con un bajo riesgo y un mayor costo/beneficio.
Entre los factores que deben considerarse al elegir un procedimiento de hernioplastia se cuentan las numerosas ventajas, las cuales hacen de esta técnica un procedimiento de gran utilidad en el arsenal quirúrgico del cirujano. ( Mayagoitia, 2009)


Técnica de Ugahary
Hernioplastia inguinal grid iron por abordaje preperitoneal posterior lateral.
El abordaje preperitoneal para la reparación de las hernias inguinales permite la exposición directa de las capas internas de la pared de la ingle sin lesionar su estructura y su función fisiológica. Este método de reparación, descrito por Cheatly, Henry, Mahorner y Goss, y continuado por Rives y Stoppa, fue posteriormente popularizado por Nyhus (1960) y ganó una gran aceptación por su particular conveniencia en el manejo de hernias complejas, en especial con el advenimiento de las mallas sintéticas. (Debord, 1998. Mahorner, 1962)
En 1968 Stoppa describió una nueva técnica para la cura radical de las hernias de la ingle. (Stoppa, 1975, , 1992 y 1994) Él usaba una prótesis gigante de malla de poliéster a través de una ruta preperitoneal en la línea media, para reforzar el saco visceral (GPRVS: giant prostheses for the reinforcement of the visceral sac). Este abordaje tiene la ventaja de que cubre el defecto herniario y el tejido normal adyacente más allá de los límites de dicho defecto, no con la utilización de tejidos, sino con una malla sobre el sitio de la hernia que se fija de una manera eficaz con la presión intraabdominal y el crecimiento fibroso entre la misma. En EUA Wantz introdujo en 1989 el abordaje unilateral GPRVS a través de una incisión suprainguinal horizontal con anestesia local y en forma ambulatoria. ( Wantz, 1989, 2001)
En la última década del siglo XX los cirujanos laparoscopistas introdujeron modificaciones en el tratamiento de las hernias de la ingle, (Leblanc, 2001) que constituyen la técnica total extraperitoneal (TEP) adoptada por la mayoría de los cirujanos laparoscopistas. A pesar de sus buenos  resultados en relación con su corta estadía hospitalaria y reintegración a sus actividades, la disección del espacio extraperitoneal era aún difícil y consumía demasiado tiempo, además de que la mayoría de las veces se usaba en pacientes candidatos al uso de anestesia general.(Liem, 1996) Por otro lado, la disección del peritoneo se hace a distancia, con instrumental laparoscópico largo en un abdomen paralizado por la anestesia general.
La hernioplastia grid iron para el tratamiento de las hernias de la ingle es una variante actual de la operación unilateral tipo GPRVS. (Ugahary, 2001) Con un buen conocimiento de la región anatómica y habilidad quirúrgica, la operación es simple, segura y rápida. Después de entrar en el espacio preperitoneal a través de una mini incisión se obtiene una vista lateral completa de la pared abdominal posterior y con instrumentos quirúrgicos simples se coloca una malla grande, para cubrir el orificio miopectíneo de Fruchaud (OMP). La malla se enrolla e inserta en el espacio preperitoneal disecado con una pinza y se extiende con un retractor o espéculo largo y delgado.
Las complicaciones perioperatorias pueden resolverse a través de la misma incisión y el promedio de duración del procedimiento es de 20 a 25 min. La hernioplastia grid iron es ahora el tratamiento estándar para hernias primarias y recurrentes en pacientes adultos, y puede llevarse a cabo con anestesia local o regional en forma ambulatoria. La satisfacción del paciente fue buena en una serie llevada a cabo por el autor de este capítulo con más de 1 000 hernias inguinales.



Figura. Inserción de la malla vía grid iron. En 1965 el autor pensaba en cómo efectuar la operación de Stoppa--Wants en forma unilateral con una mínima incisión y un abordaje no invasivo, en lugar del acceso laparoscópico total extraperitoneal. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

En 1965 el autor pensaba en la manera de efectuar la operación de Stoppa--Wants en forma unilateral con una mínima incisión y un abordaje no invasivo en lugar del acceso laparoscópico total extraperitoneal, y entonces recordó a su abuela reparando una chaqueta estropeada. Ella quitó una o dos puntadas de la costura de la axila para insertar un pedazo de tela enrollada alrededor de un par de agujas de coser. Con las mismas agujas desplegó y colocó “la malla” para reforzar la zona débil de la chaqueta. Modificando instrumentos quirúrgicos simples y usando una incisión tipo grid iron de 2.5 a 3 cm en la región afectada, el autor usó la misma técnica para reforzar la capa debilitada de la pared abdominal. (Ugahary, 2001)

Principios de la reparación
Los principios de la reparación en la hernioplastia de Ugahary consisten en la combinación de una técnica simple de colocación abierta de una malla preperitoneal abierta, con los principios válidos de la operación de Stoppa (abordaje preperitoneal, fácil disección preperitoneal y reforzamiento del defecto de la fascia transversalis con la malla, sobrepasando el orificio miopectíneo de Fruchaud en todas sus direcciones) y la aplicación del principio hidrostático de Pascal y el de la hernioplastia libre de tensión y sin suturas.
Figura. Instrumentos para la ejecución de la técnica.(Tomado de Mayagoitia, 2009)

Instrumental
Además de los instrumentos básicos para una hernioplastia estándar, se requieren:
S Dos retractores largos de 18 x 140 mm con base curva y terminaciones lisas. Pueden usarse como instrumentos de disección y para expandir la malla. La base curva permite una amplia visibilidad a través de la aparentemente pequeña incisión.
S Un retractor de Langenbeck de 10 x 50 mm, para proteger los vasos epigástricos inferiores durante la disección del espacio preperitoneal y la inserción de la malla.
S Una pinza anatómica de al menos 250 mm de longitud, que permita tomar la malla en toda su longitud.
S Un depresor (una cuchara como instrumento) para corregir la malla cuando ésta no se pueda expandir.
S Una fuente de luz extra. Puede ser un retractor con una fuente de luz o una fuente de luz frontal para proporcionar más iluminación. El lente de un laparoscopio se puede usar con fines educativos para mostrar la anatomía de la región preperitoneal.

Preparación y colocación del paciente
La mayoría de los pacientes son sometidos a cirugía de corta estancia, por lo que se internan el mismo día de la operación. El paciente debe vaciar la vejiga antes de la intervención y en algunos se utilizan sondas urinarias. El abdomen inferior del lado afectado se rasura y se procede a marcarlo. Se hace una canalización intravenosa y se lleva a cabo un monitoreo con pulso oxímetro, baumanómetro automático y cardioscopio. Sólo se administran antibióticos profilácticos cuando hay posibilidades de que el paciente sea susceptible a una infección. La posición para este abordaje es la supina. Se recomienda que antes de la operación se dibuje la anatomía de la zona y la incisión con un marcador de piel.

Figura. La incisión de la piel se localiza en la parte blanda del abdomen inferior afectado. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Localización de la incisión en la piel
La incisión de la piel se localiza en la parte blanda del abdomen inferior del lado afectado. Las marcas de la superficie anatómica incluyen:
1. Ligamento inguinal.
2. Arteria femoral.
3. Borde lateral del músculo recto.
4. Línea perpendicular del ligamento inguinal a la arteria femoral antes de convertirse en la arteria iliaca (indica la superficie de proyección de los vasos epigástricos inferiores).
5. Anillo interno.
6. El lugar de la incisión en la piel es de aproximadamente dos dedos en sentido laterocraneal al anillo interno.

Abordaje lateral preperitoneal del orificio miopectíneo
La posición de la incisión de la piel en la técnica de grid iron es crucial. Para la colocación de la malla en esta operación la incisión debe ser lateral al orificio miopectíneo. A partir de esta posición lateral se inserta, centra y expande la malla enrollada, en una posición posterior al orificio miopectíneo.
Para una adecuada colocación, la incisión debe ser 2 cm lateral y 3 cm superior a la localización del anillo inguinal interno, precisamente en la parte más blanda del lado afectado del abdomen. En los pacientes promedio se empieza con una incisión de 3 a 4 cm, paralela a las líneas de Langers.
Figura. Acceso preperitoneal lateral del orificio miopectíneo; inserción vía lateral (grid iron) de una malla grande. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Técnica de la operación
Después de la incisión en la piel el tejido subcutáneo se  divide con unas tijeras. La aponeurosis del oblicuo mayor es seccionada en dirección de sus fibras para exponer el oblicuo menor. Durante la operación debe tenerse cuidado con el nervio ilioinguinal, que habitualmente cruza por el lado caudal de la incisión. El oblicuo menor y el músculo transverso son abiertos también a la manera de grid iron, separándolos y retrayéndolos, exponiendo de esta forma a la fascia transversalis. La fascia transversalis se abre transversalmente, teniendo cuidado de no abrir el peritoneo. Ahora el espacio preperitoneal está expuesto. Para facilitar el plano de disección del espacio preperitoneal y que el contenido de la cavidad abdominal se alejen del campo la mesa de operaciones debe colocarse en posición de Trendelenburg y ligeramente lateralizada hacia el lado contralateral a la hernia.

 La disección subaponeurótica debe continuar por la pared abdominal anterior. Los dos retractores se usan como una extensión de los dedos, como si excavaran un hoyo a mano limpia. Cuando los retractores están limpios reflejan la luz y brindan una mejor iluminación del peritoneo. Primero deben identificarse los vasos epigástricos inferiores, para usarlos como punto de referencia. Posteriormente se protegen los vasos con un retractor de Langenbecks y el plano de disección preperitoneal se continúa medialmente, abajo del espacio de Retzius y Bogros. Esto es sorprendentemente fácil y exangüe. El ligamento de Cooper, una estructura blanca y brillante, es claramente visible y palpable. Se debe tener cuidado de no dañar la vejiga, especialmente cuando está distendida. Todas las hernias mediales son reducidas durante esta disección medial con una leve tracción. Después se hace una inspección en dirección dorsal para buscar hernias femorales u obturatrices, aunque éstas son más raras. Cuando el nervio obturador, identificado como una estructura acordonada blanca, es tomado entre unas pinzas, se puede notar la contracción del músculo aductor. La preparación inicia lateralmente a nivel de la herida hasta el músculo psoas (psoas e iliopsoas) y los vasos iliacos. Los elementos del cordón, los cuales están aún adheridos al peritoneo, son claramente identificados si se empuja el saco peritoneal medialmente. Entonces se diseca el pedículo del saco adherido al cordón. El cordón se separa del saco peritoneal al menos entre 7 y 10 cm del anillo herniario para facilitar la parietalización de las estructuras del cordón. El cordón liberado cae contra la pared pélvica. Después de que todo el contenido de la hernia es reducido y se inspeccionan los sitios potenciales de otras hernias, se prepara la malla. Si se encuentra un saco indirecto, deberá reducirse por tracción. En caso de dificultad el saco será seccionado para prevenir una disección innecesaria del cordón en la región inguinal, sangrado o formación de seromas.
La abertura peritoneal se cierra con sutura absorbible. La fijación del saco remanente a la pared abdominal o la colocación de un drenaje previenen la colección de líquido. Cuando una hernia escrotal no es reductible se hace una incisión pequeña adicional en la base del escroto para facilitar la reducción de un contenido herniario irreductible, liberando las adherencias al escroto. La hernia por deslizamiento, que es una frecuente causa de preocupación, se reconoce fácilmente y se maneja de inmediato. Una fascia transversalis redundante en un gran saco directo puede ser suturada a la pared abdominal a nivel de la incisión, en sentido dorsal a los vasos epigástricos inferiores, con cuidado de protegerlos, para prevenir un seroma en el espacio muerto. Cuando la hernia es bilateral se lleva a cabo la disección completa de ambos sitios antes de colocar la malla. De otra forma, durante la disección medial puede moverse la malla del lado contralateral.
Después de colocar la malla de un lado, con un depresor (cuchara) se detiene la primera malla contra el pubis mientras se inserta la segunda.
En las hernias estranguladas se abre el saco para hacer una inspección intraperitoneal. El anillo constrictor se puede cortar con un mínimo daño a los nervios y al flujo sanguíneo. Si se requiere resecar el intestino necrótico, debe abrirse el peritoneo para efectuar una resección apropiada. Puede requerirse una incisión extra, como en los accesos anteriores. El peritoneo se abre para inspeccionar el contenido abdominal. Cuando la reducción es difícil, el anillo herniario tiene que ser incidido con cuidado para no dañar los vasos epigástricos. Para una mejor exploración y tratamiento en ocasiones se necesita una amplia exposición (prolongando la herida). En presencia de peritonitis difusa u otras patologías intraabdominales se requiere por fuerza una laparotomía. Algunas veces el saco indirecto se acompaña de un lipoma. Los lipomas del cordón deben extirparse, ya que si se dejan in situ pueden dar la impresión de una hernia y el paciente pensará que aún la tiene. ( Mayagoitia, 2009)

Preparación y colocación de la prótesis
Una malla estándar de 5 x 10 cm o de 12 x 16 cm, si el paciente es muy grande, será suficiente para cubrir el orificio miopectíneo y evitar herniaciones. La prótesis se mantendrá en posición por la presión abdominal y el peritoneo la retendrá. El centro de la malla se marca con una sutura. Los vasos epigástricos inferiores se usan como punto de referencia para que la malla se coloque en el espacio preperitoneal, en sentido medial a ellos. Con esto, la prótesis queda sobre cubriendo el orificio miopectíneo tanto en sentido medial como lateral.
S Paso 1. Con una pinza anatómica de 30 cm se enrolla la malla, de manera que el lado visceral de la malla quede por dentro del rollo y el futuro margen caudal de la malla en la punta de la pinza. La capa externa de la malla enrollada se abre en dirección craneal, ya que esta parte debe de ser la primera en hacerlo. (Para la reparación de una hernia en la ingle derecha la malla se enrolla en sentido de las manecillas del reloj; para la reparación de una hernia inguinal izquierda la malla se enrolla en dirección opuesta a las manecillas del reloj.)

Paso 2. El espacio retroinguinal disecado se mantiene abierto con dos retractores largos y delgados, y un retractor de Langenbeck, para exponer el área posterior de la ingle. Los retractores mantienen también el saco peritoneal hacia atrás en dirección posterocefálica. El retractor de Langenbeck protege los vasos epigástricos inferiores por detrás y debe mantenerse en posición caudomedial.
S Paso 3. La malla enrollada se introduce dentro del espacio preperitoneal, centrada por detrás del orificio miopectíneo. La parte distal de la malla debe estar detrás del pubis, con el centro marcado, medial a los vasos epigástricos inferiores, y la parte lateral en la superficie de la incisión.
Figura. Maniobras de expansión completa de la malla. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

S Paso 4. Se toma la malla con una pinza de disección en el borde anterolateral mientras se retira el retractor. Se introduce un retractor en el centro del rollo de malla de tal forma que la malla pueda empujarse contra la rama superior del pubis. El segundo retractor se coloca fácilmente en dirección cefálica, paralelo al primero, debajo de la capa superior de la malla y no en el centro del rollo. Durante la cuidadosa inserción de este segundo retractor la parte superior de la malla se abrirá parcialmente. En este momento el retractor se dirige en sentido craneal y lateral extendiendo la parte superior de la malla. Usando la parte curva del retractor de una manera rotatoria suave y gentil, el cirujano debe desenrollar la malla entre el saco preperitoneal y la pared abdominal anterior (la maniobra del segundo retractor puede repetirse mientras el primer retractor mantiene la malla contra el pubis).
S Paso 5. Con la parte superior del retractor empujando la malla contra la pared abdominal cerca del pubis, se coloca la parte caudal de la malla con el retractor inferior. Siguiendo el contorno de la fosa iliaca, la malla se alisa con la parte distal del retractor y se coloca en lo profundo del espacio de Retzius, entre el pubis y la vejiga, para después ponerla sobre el foramen obturador y los vasos iliacos; finalmente, se coloca lateralmente con el fin de que parietalice el conducto deferente y los vasos testiculares sobre el músculo iliopsoas. Con la parte craneal de la malla contra la pared abdominal pueden repetirse los movimientos con el retractor caudal. La malla se mantiene desenrollada contra la pared abdominal con los dos retractores y se usa el depresor como un tercer retractor, para ver la malla desenrollada en el espacio preperitoneal. Los segmentos aún doblados pueden corregirse fácilmente al deslizar el depresor por la malla, al tiempo que se suelta el peritoneo. Es muy importante que la malla llene por completo el espacio peritoneal para permitir que la presión intraabdominal la mantenga contra la pared abdominal. La pared abdominal no se libera mientras se expande la malla, pues si cae originará que la malla se doble al retirar los retractores.

S Paso 6. Cuando no se desenrolla en su totalidad la parte lateral de la malla puede usarse una pinza anatómica para que vuelva a la posición adecuada. Puesto que la mayoría de las operaciones se hacen bajo anestesia local o regional, se le puede pedir al paciente que tosa o puje para verificar la reparación. El saco peritoneal comprime la malla contra la pared abdominal. No debe haber abultamientos en el sitio original de la hernia.

S Paso 7. Finalmente, los músculos transverso abdominal y oblicuo menor se cierran con uno o dos puntos de sutura absorbible, uno de los cuales fija la parte anterolateral de la malla a la pared abdominal; el nervio ilioinguinal debe cuidarse en todo momento para evitar que quede atrapado entre las suturas. La aponeurosis del oblicuo mayor se cierra con suturas absorbibles y la piel se cierra con sutura subdérmica o vendoletes.

En las hernias inguinales hay que subrayar la importancia de la reparación de la fascia transversalis,  mediante una reparación que tome en cuenta la preferencia y las expectativas del paciente, así como la habilidad y experiencia del cirujano.
En una reparación anatómica de una hernia inguinal, el espacio preperitoneal es el único sitio adecuado para colocar la prótesis.
El acceso posterior no hace distinción entre los diferentes tipos de hernia, lo cual facilita la colocación de una malla grande.
Se ha dicho con frecuencia que el tratamiento de la hernia y la prevención de sus recurrencias debe ser lo más simple y anatómico posible. Con un par de instrumentos modificados (retractores delgados y largos) como disectores del espacio preperitoneal se puede colocar la malla en su lugar.
La técnica grid iron proporciona suficiente visualización y control del campo quirúrgico y permite verificar la reparación si se le pide al paciente que haga esfuerzo. La interrelación entre malla, pared abdotravés de la incisión grid iron es muy clara. Este procedimiento proporciona un control adecuado de los triángulos del dolor y vascular, igual que el abordaje laparoscópico, los cuales están en sentido posterior a la incisión grid iron.
La disección preperitoneal es directa y mucho más fácil. Las complicaciones durante la operación se pueden manejar por la herida sin necesidad de la conversión a otro acceso.
En manos entrenadas la hernioplastia grid iron es simple, segura y rápida en el tratamiento de las hernias de la ingle. La operación puede ser de corta estancia y llevarse a cabo bajo anestesia espinal o local sin la necesidad de instrumentos complejos. Las recurrencias después de esta operación se deben principalmente a errores técnicos, como un plano de disección equivocado con el consiguiente desplazamiento de la malla. Estos errores pueden evitarse con el adecuado conocimiento de la anatomía de la región y un cuidadoso estudio de los pasos de esta operación. Detrás del orificio miopectíneo la malla siempre detendrá el saco peritoneal y se mantendrá en su posición por la presión abdominal. (Mayagoitia, 2009)

                                                         
Técnica «PHS» (Prolene Hernia System)
La prótesis PHS está formada por tres partes unidas unas a otras. La parte inferior (underlay) es una prótesis circular de 10 cm de diámetro, plana, y que se coloca en el espacio de Bogros, por detrás de la fascia transversal. La parte superior (onlay) tiene una forma más rectangular y se coloca por delante de la fascia transversal, en el eje del trayecto inguinal, por detrás de la aponeurosis del oblicuo externo. Un tubo de conexión de 2 cm de diámetro y 1 cm de altura une el centro de estas dos prótesis. Su destino es el orificio herniario. El conjunto del sistema está fabricado con polipropileno y  está disponible en tres tamaños, lo que permite adaptarlo a las dimensiones de la región inguinal de pacientes de cualquier morfología.






Figura. A, B. Prótesis PHS. 1. Prótesis superficial (onlay ); 2. prótesis profunda (underlay ); 3. tubo de conexión. (Tomado de Elsevier, 2014)

El fundamento del procedimiento PHS consiste en combinar las ventajas y la seguridad de una prótesis retrofascial, que refuerza la fascia transversal utilizando la presión intraabdominal, con la simplicidad de colocación de una prótesis prefascial como en la técnica de Lichtenstein. Sólo la prótesis superficial se fija con algunos puntos a la pared abdominal y la presencia del tubo de conexión impide cualquier posibilidad de migración. Además, el carácter plano de las dos prótesis, superior e inferior, garantiza una recuperación rápida y regular del tejido conjuntivo. Con esta prótesis pueden tratarse todas las formas anatomoclínicas de hernias, tanto las inguinales como las crurales, ya que la prótesis inferior cubre el orificio profundo del canal femoral.

Disección.
La disección se realiza por vía inguinal y no se diferencia en nada de la de los métodos clásicos. Se efectúa una incisión horizontal de unos 6 cm a la altura del ligamento inguinal. Siempre que sea posible se utiliza el pliegue cutáneo abdominal inferior. Por dentro, la incisión llega a la altura del tubérculo del pubis.
Tras cortar los vasos superficiales, se abre la aponeurosis del oblicuo externo de dentro a fuera, en el sentido de sus fibras, hasta llegar al orificio inguinal superficial respetando los nervios iliohipogástrico e ilioinguinal.
Los dos colgajos de la aponeurosis del oblicuo externo deben disecarse ampliamente en todas sus partes, sobre todo hacia abajo hasta el ligamento inguinal, ya que es en este espacio donde se expone y se fija la prótesis superficial. Se diseca después el cordón espermático, que se aparta con un lazo; en ese momento es posible comprobar la situación, buscar y disecar el saco o los sacos herniarios y verificar el estado de la fascia transversal.
Se  disecan  a  continuación  los  sacos  herniarios;  los  oblicuos  externos  se  separan  del  cordón, disecándolos hasta lo más lejos posible del orificio inguinal profundo y reponiéndolos a la cavidad abdominal.  De la misma forma, los sacos directos se separan de la fascia transversal y se colocan en el espacio de Bogros a través del orificio herniario.   Los sacos herniarios no se resecan porque ello puede aumentar el dolor postoperatorio, lo que va contra el principio de las intervenciones sin tensión.

 Colocación de la prótesis.
Se elige el tamaño de la prótesis según la morfología del paciente. En casi todos los casos, la prótesis mediana es suficiente. El punto más delicado es la colocación y exposición de la prótesis inferior en el espacio de Bogros. En este sentido hay que insistir en dos aspectos técnicos: por una parte hay que despegar ampliamente el peritoneo del espacio de Bogros en todas direcciones, sobrepasando por abajo el ligamento de Cooper y por fuera el orificio inguinal profundo. Esta disección puede hacerse con una torunda montada, con el dedo o con una compresa como propone Gilbert.
Por otra parte, es necesario controlar visualmente la exposición de la prótesis inferior sin dudar en limpiar en mayor o menor medida el orificio herniario cortando la fascia transversal. La colocación de la prótesis está bien reglada. Las dos extremidades de la prótesis superior se reúnen con una pinza sin dientes.



La prótesis se sumerge en povidona yodada y se introduce en su totalidad en el espacio subperitoneal a través del orificio herniario ya limpio (orificio inguinal profundo u orifico directo). Durante esta maniobra hay que asegurarse de que la prótesis superior quedará bien orientada en el eje del trayecto inguinal una vez desplegada.

Figura. La prótesis profunda se introduce y se expone en el espacio subperitoneal por detrás de los vasos epigástricos. 1. Aponeurosis del oblicuo externo; 2. músculo oblicuo interno; 3. fascia transversal; 4. vasos epigástricos; 5. cordón espermático. (Tomado de Elsevier, 2014)

Con una tracción hacia arriba se vuelve a sacar la prótesis superior. Se controla entonces de forma visual y manual la exposición de la prótesis inferior que se encuentra en el espacio subperitoneal por detrás del pedículo epigástrico. Si se ha limpiado la fascia transversal, se puede volver a cerrarla con un punto de hilo no reabsorbible.
A continuación se despliega la prótesis superior que queda por delante de la fascia transversal, y más arriba por delante del arco que forman los músculos oblicuo interno y transverso. La prótesis superficial se expone por delante del plano musculoaponeurótico, en el eje del trayecto inguinal.





Figura. Se ha practicado un recorte externo para el paso del cordón. (Tomado de Elsevier, 2014)

Se hace una hendidura externa para permitir el paso de los componentes del cordón espermático, y las dos jambas de la prótesis se unen con un punto de hilo no reabsorbible por fuera del orificio inguinal profundo. Las dos partes de la prótesis deben coincidir ampliamente para que la protección del orificio profundo sea eficaz e impida la recidiva de una hernia directa.
Se coloca entonces la parte externa de la prótesis bajo la aponeurosis del oblicuo externo, lo que facilita las maniobras siguientes. En este momento, la prótesis superior queda expuesta por completo y se fija por delante del tubérculo del pubis, a la que debe cubrir y sobrepasar en gran medida.
El borde superior de la prótesis se une con dos o tres puntos de hilo no reabsorbible a la cara anterior del arco muscular. Estos puntos no deben apretarse para no provocar dolores postoperatorios; por la misma razón hay que evitar la lesión accidental del nervio iliohipogástrico. Por último, se fija la prótesis por abajo con dos o tres puntos de hilo no reabsorbible a la altura del ligamento inguinal. Para adaptar con exactitud el elemento superior de la prótesis al tamaño del trayecto inguinal puede ser necesario recortarlo.
Las dos jambas de la prótesis superior se suturan entre sí por fuera del cordón. El borde superior de la prótesis se fija con tres puntos al oblicuo interno, evitando el nervio iliohipogástrico. El borde inferior se fija con dos o tres puntos a la arcada crural.  Un punto fija la prótesis al tubérculo del pubis por delante.











Figura. Corte sagital que muestra la prótesis en su lugar. 1.Aponeurosis del oblicuo externo; 2. músculos oblicuo interno y transverso; 3. fascia transversal; 4. peritoneo parietal; 5. ligamento de Cooper; 6. arcada crural. (Tomado de Elsevier, 2014)

Para garantizar que la reparación es sólida, en este momento se pide al paciente que tosa o al anestesista que realice una maniobra de Valsalva. La intervención acaba con una desinfección local con povidona yodada, el cierre de la aponeurosis del oblicuo externo con una sutura continua de hilo no reabsorbible por delante del cordón y el cierre superficial con una sutura continua intradérmica con hilo de reabsorción lenta.


Técnica «Polysoft»
Esta técnica es una actualización de la de Rives y consiste en introducir la prótesis en el espacio subperitoneal a través del orificio herniario. La presencia de un fino marco que permite que recupere la forma facilita su exposición. El propósito de esta técnica es combinar las ventajas de la prótesis subperitoneal con las de la vía de acceso anterior.

Prótesis
Tiene una forma anatómica ovalada, que cubre toda la zona inguinal y crural debilitada. Esta fabricada con una red de polipropileno de malla amplia, provista de un fino marco de polietileno que le proporciona memoria de forma. Este marco se interrumpe en un extremo, lo que permite hacen un corte en la prótesis, y posee un gancho para los vasos ilíacos. La prótesis se fabrica en dos tamaños: mediano (14 × 7,5 cm) y grande (16 × 9,5 cm).



Figura. 1. El marco proporciona una memoria de forma; 2. Interrupción del marco, 3. contracurva correspondiente a los vasos ilíacos. (Tomado de Elsevier, 2014)

Técnica quirúrgica
La intervención se efectúa en la mayoría de los casos con anestesia locorregional o local. La incisión es la inguinal tradicional de 4-5 cm, siguiendo el sentido de los pliegues. Tras la incisión de la aponeurosis del oblicuo externo se moviliza el cordón y se identifica y protege el nervio ilioinguinal.
Se corta circularmente el cremáster en su origen para obtener una amplia exposición del orifico externo. Se localizan e identifican los vasos epigástricos y se valoran las lesiones pidiéndole al paciente que tosa y puje.

Hernia directa
Se hace un corte circular en la fascia transversal en la base del saco; no es aconsejable una incisión larga como en la técnica de Shouldice.  Se reduce la hernia.
Con una compresa introducida en el orificio herniario se inicia la disección del espacio subperitoneal, manteniéndose junto a la capa profunda de la fascia. La disección se hace con una pinza de Kelly y se completa con el dedo en dirección al pubis por dentro y a la espina ilíaca por fuera, para crear el alojamiento de la prótesis.
Es indispensable que la disección sea suficiente para permitir una exposición adecuada de la prótesis. Las estructuras profundas se identifican con el dedo.  En sentido contrario a las agujas del reloj estas estructuras son el ligamento de Cooper y la rama iliopúbica, la sínfisis, las caras profundas del recto anterior y del transverso y los vasos ilíacos.


Figura. Prótesis de Polysoft: hernia directa. A. Incisión de la fascia transversal en la base del saco. B. Disección subperitoneal a través del orificio herniario. 1. Vasos epigástricos; 2. grasa subperitoneal; 3. cara profunda de la fascia transversal; 4. compresa. (Tomado de Elsevier, 2014)

Figura. Prótesis de Polysoft; hernia directa: la disección se amplia con el dedo. (Tomado de Elsevier, 2014)

La prótesis Polysoft se introduce en el espacio subperitoneal a través del orificio de la fascia; para ello se eleva el borde inferior y medial del orificio con un separador de Farabeuf, y con una lámina flexible se rechaza la grasa subperitoneal hacia la línea media.
Tras retirar la compresa, la prótesis, sostenida con una pinza de Kelly por su extremidad gruesa, se introduce en el orificio en dirección al pubis . Se retiran los dos separadores con la pinza. Con un separador de Farabeuf se eleva después el reborde superior y lateral del orificio (que corresponde a los vasos epigástricos) y se completa la introducción de la extremidad lateral de la prótesis bajo la fascia en dirección a la espina ilíaca. La exposición de la prótesis se efectúa pidiendo al paciente que puje y manipulando el marco con el dedo.

Figura. Prótesis de Polysoft; hernia directa: introducción de la prótesis a través del orificio herniario, con la extremidad gruesa en dirección al pubis. (Tomado de Elsevier, 2014)
Se comprueba la estabilidad del montaje pidiendo al paciente que puje y tosa. Si es necesario, la prótesis puede fijarse con un punto al ligamento de Cooper. La fascia se cierra con una sutura continua en la que también se incluye la prótesis. La aponeurosis del oblicuo externo se sutura por delante del cordón teniendo cuidado de no lesionar el nervio ilioinguinal.








Figura. Prótesis de Polysoft: hernia directa: sutura continua de la fascia transversal con la prótesis. (Tomado de Elsevier, 2014)

Técnica «Polysoft» Hernia indirecta
Se disecan el saco y los lipomas. La tracción sobre el saco facilita la disección hacia arriba. La aparición de grasa subperitoneal visible en la base del saco indica que la disección es suficiente. En ese momento se puede reducir el saco a través del orificio profundo o resecarlo, al igual que los lipomas. Se introduce una compresa en el orificio para iniciar la disección del espacio subperitoneal.
Esta disección se lleva a cabo a través del orificio profundo; con una pinza de disección o un Farabeuf se elevan los vasos epigástricos para disecar en dirección al pubis y después el borde lateral muscular del orificio para disecar en dirección a la espina ilíaca. El plano de disección avascular está en contacto con la fascia y se inicia junto a la cara profunda de los vasos epigástricos. La disección se completa con el dedo, que mantiene siempre el contacto con la cara profunda de la fascia.



Figura. A, B. Prótesis de Polysoft; hernia indirecta: disección del espacio subperitoneal a través del orificio inguinal interno. 1. Grasa subperitoneal; 2. Vasos epigástricos; 3. Compresa. (Tomado de Elsevier, 2014)

A continuación se introduce la prótesis en el espacio subperitoneal a través del orificio profundo, manteniendo elevados los vasos epigástricos con un separador de Farabeuf y rechazando el saco peritoneal con una lámina flexible.




Figura. A, B. Prótesis de Polysoft; hernia indirecta. A. La prótesis hendida se introduce en el espacio subperitoneal a través del orificio inguinal interno. B. Las dos ramas se colocan a uno y otro lado del cordón. 1. Vasos epigástricos. (Tomado de Elsevier, 2014)

La prótesis puede colocarse haciéndole un corte o parietalizando el cordón. Lo más frecuente es hacer un corte en la prótesis de forma que las dos ramas de la hendidura puedan pasarse a ambos lados del cordón para rodearlo. Se colocan después las dos ramas en la cara profunda del plano muscular (músculos oblicuos internos y transversos), elevando el borde lateral del orificio interno con ayuda de un Farabeuf. Se extienden de forma que rodeen al cordón.
La exposición de la prótesis se completa pidiendo al paciente que puje y manipulando el marco con un dedo. La fijación se asegura con un punto que prenda sucesivamente el reborde lateral muscular del orificio, las dos ramas y de nuevo el plano muscular desde la zona profunda a la superficial.







El control, que se efectúa pidiendo al paciente que puje y tosa, puede indicar la necesidad de colocar un punto complementario entre la rama lateral de la prótesis y la arcada crural a la altura del orificio profundo, para evitar la protrusión prevascular. La aponeurosis del oblicuo externo se cierra por delante del cordón en situación anatómica. Esta técnica está indicada sobre todo cuando el orificio profundo no es muy grande. Restablece una disposición anatómica normal con un nuevo orificio interno que, al contrario que en la técnica de Lichtenstein,  está situado en la zona profunda, y un trayecto en bayoneta el cordón, un importante elemento para la prevención de la recidiva de la hernia indirecta.



Figura. Prótesis   de           Polysoft;                hernia    indirecta. A. Las ramas de la prótesis colocadas en la cara profunda del plano muscular rodean al cordón. 1. Músculo oblicuo interno; 2. Rama lateral de la prótesis hendida; 3. Rama medial; 4. Vasos epigástricos. B. Las ramas se unen entre ellas y al plano muscular. (Tomado de Elsevier, 2014)

También se puede parietalizar el cordón ampliando la disección lateral para obtener una mayor separación entre el peritoneo y la pared sobre la que se aplican los elementos del cordón. La prótesis se interpone sin cortarla entre el saco peritoneal y la pared. Esta técnica se adapta bien a las hernias con un gran orificio, en las que la disección ampliada a través de dicho orificio es fácil. En estos casos se aconseja utilizar la prótesis de mayor tamaño.



 
Figura. Prótesis de Polysoft; hernia indirecta: prótesis no hendida, parietalización del cordón. (Tomado de Elsevier, 2014)

Casos particulares
En la hernias mixtas se disecan ambos sacos, se hace una amplia disección del espacio subperitoneal y se parietaliza el cordón; los vasos epigástricos pueden conservarse «esqueletizados» o pueden seccionarse.
En general, en la mayoría de los casos se utiliza el modelo de tamaño mediano, reservando el de gran tamaño para las grandes pérdidas de sustancia, en las que es indispensable que la superposición de la prótesis sea suficiente para garantizar su mantenimiento. En las hernias directas de gran tamaño y en las mixtas se aconseja fijar la prótesis al ligamento de Cooper con un punto.
En las hernias crurales asociadas a una hernia inguinal, el saco crural se reduce o se reseca y el saco inguinal se trata en la forma antes descrita. La disección subperitoneal y la colocación de la prótesis se llevan a cabo a través del orificio de la hernia inguinal y a continuación se fija el borde inferior de la prótesis al ligamento de Cooper con uno o dos puntos por dentro de la vena ilíaca, con objeto de recubrir el orificio crural.


TÉCNICAS MIXTAS
Estas técnicas, que consisten en la colocación de una prótesis que consta a la vez de un componente subperitoneal y uno superficial, son la de tapón y la PHS.

Técnicas de tapón
El tapón en «cigarrillo» propuesto por Lichtenstein en 1974 consistía en enrollar una hoja de polipropileno, introducirlo en el orificio herniario y fijarlo al borde con puntos de sutura. Se aplicaba a las hernias crurales y a las recidivas directas yuxtapúbicas tras la herniorrafia. En la actualidad está prácticamente abandonado.


El método de Gilbert, destinado en un principio sólo a las hernias indirectas, ha sido sustituido por la técnica de Rutkow y Robbins, que sí se utiliza mucho, por lo que se describe con mayor detalle que la original de Gilbert.

Técnica de Rutkow y Robbins
Esta técnica, descrita en 1993, difiere de la anterior en que el tapón conserva definitivamente la forma cónica y se utiliza tanto para las hernias directas como para las indirectas.
Prótesis.
El tapón Perfix consta de dos piezas. El tapón propiamente dicho es un cono de polipropileno de vértice redondeado, parecido a una pelota de bádminton, con una especie de pétalos en el interior. Se fabrica en cuatro tamaños.

La segunda pieza es una placa ovalada con una hendidura para el paso del cordón.
El tapón se introduce en el orificio herniario para obturarlo conservando su forma y la placa se aplica sobre la pared posterior sin fijación.  La técnica del tapón seduce por su facilidad.
Figura. Técnica de Rutkow y Robbins (Perfix-tapón). Tapón y placa hendida

 Exposición.

La incisión mide 3-5 cm según el grosor de la pared. Los bordes laterales se mantienen separados con un pequeño separador autoestático. Dos separadores de Farabeuf, colocados en los extremos, permiten compensar la brevedad de la incisión, tirando más de un lado o del otro según las necesidades. Se hace un corte de varios centímetros en la aponeurosis del oblicuo externo a partir del orificio superficial. El cordón se coloca en un lazo y se separa de la pared posterior. La disección se reduce al mínimo, sin buscar los grandes nervios. La vaina fibromuscular se corta en sentido longitudinal.

Colocación del tapón.



En las hernias indirectas, el saco se diseca y se oculta junto con el posible lipoma. La disección alta se continúa con el dedo más allá del orificio profundo, con el fin de crear el alojamiento para el tapón.

Figura. Hernia indirecta. El saco se ha disecado. La disección se completa en el espacio subperitoneal con el dedo para crear un alojamiento para el tapón. (Tomado de Elsevier, 2014)

El tapón se introduce con la punta por delante, siguiendo el eje del saco. Debe quedar completamente escondido en el orificio inguinal profundo y recubierto por el reborde muscular superoexterno.



Figura. Hernia indirecta. El tapón se introduce con la punta hacia delante, rechazando el saco en el orificio inguinal profundo. (Tomado de Elsevier, 2014)

El tapón se fija con dos o tres puntos que abarcan también al reborde muscular. Para comprobar que queda en la posición correcta se pide al paciente que puje o tosa.



Figura. Hernia indirecta. El tapón se fija con algunos puntos alrededor del orificio inguinal profundo. (Tomado de Elsevier, 2014)

En las hernias directas, se corta la fascia alrededor de la hernia, se reduce el saco y se divide el espacio subperitoneal con disección roma con el dedo o una pinza de Kelly para crear el  lugar destinado a acoger al tapón. Éste se introduce con la punta por delante en el espacio subperitoneal. Se fija a la fascia alrededor del orificio herniario con una corona de puntos de transfixión separados, anudados en el exterior, de forma que la base del tapón quede bien aplicada a la cara profunda de la fascia.

Hernia directa.



Figura. La fascia se ha cortado en la base del saco herniario. El tapón se introduce en el espacio subperitoneal y se fija a la fascia con una corona de puntos de transfixión separados. (Tomado de Elsevier, 2014)

Colocación de la prótesis hendida.
La prótesis ovalada hendida se aplica sobre la pared posterior, por detrás del cordón. Si es necesario se recorta para adaptarla a las dimensiones de la pared posterior. Se desliza por detrás del cordón sobre la pared posterior. Los dos tirantes se pasan a ambos lados del cordón y se reúnen y fijan por detrás de él con un punto de sutura. La prótesis que rodea al cordón queda bien expuesta sobre la pared posterior, por dentro del orificio profundo, sin necesidad de fijación.
Los dos tirantes se deslizan por fuera del orificio profundo y se exponen bajo la aponeurosis del oblicuo externo, que se cierra en posición prefunicular con una sutura continua de hilo reabsorbible.




Figura. La prótesis hendida se aplica sobre la pared posterior. Los dos tirantes simplemente se aproximan con un punto de sutura. (Tomado de Elsevier, 2014)

Variantes.
Se aconseja utilizar preferentemente el modelo grande y suprimir algunos pétalos para reducir la masa de material protésico.
Cuando el orificio herniario, directo o indirecto, es grande, el tapón puede salir despedido cuando se pide al paciente que tosa, en cuyo caso debe optarse por un tamaño mayor.
En las hernias mixtas se puede poner un tapón en cada orificio herniario o cortar el pedículo epigástrico para crear un gran orificio común que se obstruye con el tapón grande.
Cuando se trata de hernias recidivadas, la técnica sólo es útil para las recidivas directas limitadas.



La incisión se practica directamente sobre el arco de la hernia reparada pidiendo al paciente que tosa. La disección se reduce al mínimo y, en concreto, se evita en lo posible la disección del cordón.  El saco se  diseca  y  se  reduce. El  tapón  se  coloca  en  el  orificio  herniario  y  se  fija  a  su  alrededor. Si verdaderamente la disección se ha podido reducir al mínimo no es posible aplicar la placa hendida.

Figura. Hernia directa diverticular recidivada. Tras la incisión directa y la disección limitada a la hernia, se ha reducido el saco liberado y el tapón, introducido en el orificio, se ha fijado con una corona de puntos separados. (Tomado de Elsevier, 2014)










Técnica Cisneros
Con base en la combinación de las técnicas de Lichtenstein  (Rutkow, 1993) y mesh plug, (Amid, 1998. Lichtenstein, 1989) en 1998 los doctores Cisneros, Mayagoitia y Suárez crearon una técnica híbrida libre de tensión, que elimina virtualmente todas las zonas vulnerables o de riesgo identificadas en las otras plastias. Se denomina técnica de Cisneros, y pretende erradicar de manera definitiva y total las recurrencias, sin incrementar lamorbilidad, con una curva de aprendizaje corta y reproducible que asegura mínimas molestias posoperatorias y la pronta reintegración del paciente a sus actividades laborales. También le proporciona comodidad al paciente y una sensación de seguridad al cirujano que la ejecuta. (Cisneros, 2003)
Es importante conocer los componentes protésicos de cada una de las técnicas implicadas en la creación de esta técnica híbrida. La técnica de mesh plug tiene dos componentes: el tapón, también llamado cono o plug, y el onlay patch o parche sobrepuesto sin ninguna sutura o medio de fijación al piso del canal inguinal. Por el contrario, la técnica de Lichtenstein sólo incluye una pieza de malla plana suturada y fijada al ligamento inguinal desde el arco del transverso, que sobrepasa 2 cm medialmente al tubérculo púbico y cefálicamente por encima del anillo inguinal profundo, cubriendo el triángulo lateral de la ingle.
La técnica híbrida de Cisneros incluye los siguientes componentes: el tapón o cono (polipropileno o bioabsorbible), un parche de malla plana (polipropileno pesado, parcialmente absorbible o polipropileno ligero) y una sutura de polipropileno o poliglecaprone (monocryl) calibre dos ceros para fijar el tapón y el parche al ligamento inguinal y al piso del canal inguinal. En fechas recientes se ha ensayado la fijación del parche mediante adhesivos, como el metacrilato o el sello de fibrina, con el fin de reducir el dolor neuropático posoperatorio. Esta técnica híbrida se diseñó con base en la observación de los sitios en los que se presentan las recurrencias, tanto en los procedimientos de Lichtenstein como en los mesh plug, denominados zonas vulnerables o de riesgo, y en la detección de las causas que originan la recurrencia en dichas zonas vulnerables.
Las zonas vulnerables detectadas en la técnica de mesh plug son tres: el anillo inguinal interno, el piso del canal inguinal y el ligamento inguinal, cada una con sus respectivas causas. Las zonas vulnerables identificadas en la técnica de Lichtenstein también son tres: el ligamento inguinal, el tubérculo púbico y el anillo inguinal interno, (Celdran, 2000. Pelissier, 2000) cada una con sus propias causas.
Cuadro. Zonas vulnerables de la técnica mesh plug
Lugar
Causa
Anillo inguinal profundo

Tapón pequeño en relación con el defecto herniario
Falta de fijación del tapón
Encogimiento, migración o expulsión del tapón
No se colocó el parche en el piso del canal inguinal
Parche mal colocado o de menor tamaño que el piso inguinal
Piso inguinal

No se colocó el parche en el piso inguinal
No se cubrió adecuadamente el piso inguinal
Parche arrugado, encogido, movido o enrollado
Ligamento inguinal
Parche de dimensiones menores que las del piso inguinal
(Tomado de Mayagoitia, 2009)


Figura. Zonas vulnerables en la hernioplastia y su relación con los triángulos de la ingle. 1. Piso inguinal. 2. Ligamento inguinal. 3. Anillo inguinal interno. 4. Tubérculo púbico. 5. Triángulo lateral. CE: cordón espermático. TC: tendón conjunto. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

Las causas más frecuentes de recurrencia informadas por varios autores con la técnica mesh plug se relacionan con el tapón, que puede ser pequeño en relación con el defecto herniario, no estar fijado a los márgenes del defecto y sufrir contracción, migración o expulsión. Si el parche (onlay patch) no se instala, se ocasionará que queden áreas débiles sin cubrir en la pared posterior del canal y no se cree un nuevo anillo inguinal interno protésico con las colas de la malla; lo mismo ocurre si el parche tiene un tamaño menor que el piso del canal inguinal y si no se fija, porque se arruga, se dobla, se mueve o se contrae.
Los motivos de fracaso en las zonas vulnerables de la técnica Lichtenstein son la disrupción de la sutura de la malla al ligamento inguinal y la sutura insuficiente en su inicio y término (medial al tubérculo púbico y hasta nivel de los vasos epigástricos). También ocurren fracasos cuando las colas de la malla no se entrecruzan de manera adecuada y no se fijan al ligamento inguinal, lo cual origina que no se cree un nuevo anillo profundo con la prótesis, por carecer de oclusión en el anillo interno, y que el saco herniario se deslice bajo el parche para dar lugar a una hernia subprotésica; asimismo, cuando las dimensiones de la malla hacia el segmento medial no son suficientes para sobrepasar el tubérculo púbico y compensar el encogimiento natural que la malla experimenta con el tiempo.
La combinación de ambas técnicas con todos sus componentes y su modificación da como resultado la técnica híbrida de Cisneros, que teóricamente cubre todos los puntos de falla de ambos procedimientos y previene las recidivas.
Cuadro. Zonas vulnerables de la técnica Lichtenstein
Lugar
Causa
Ligamento inguinal
Parche con menores dimensiones que las del piso inguinal
Disrupción de la sutura
Sutura de límites inadecuados
No se fijaron o no cruzaron las colas de la malla
Tubérculo púbico
No se dejó excedente de malla sobre el pubis
Inicio de la sutura en un sitio inadecuado
Encogimiento del parche
No se cerraron o cruzaron adecuadamente las colas
Anillo inguinal profundo

No se fijaron las colas al ligamento inguinal
No se creó un neoanillo protésico
Se creó muesca extra para el cordón Espermático
(Tomado de Mayagoitia, 2009)

Esta técnica puede aplicarse con éxito para la reparación de todos los tipos de hernias inguinales: indirectas, directas, mixtas y femorales, tanto primarias como recurrentes. Sin embargo, en las hernias recurrentes existe el inconveniente de la disección sobre tejidos deformados por la fibrosis y cicatrización previa, lo cual predispone a mayor morbilidad, como lesión nerviosa, formación de hematomas, seromas y desvascularización de estructuras como el cordón espermático, que ocasiona edema o atrofia testicular.
Su ejecución es posible con diferentes métodos anestésicos —local y sedación, epidural o general—, pero ello depende de la preferencia del cirujano y de las condiciones del paciente.

Técnica quirúrgica
La plastia de Cisneros inicia con una incisión transversal de 5 cm de longitud, situada 2cm por arriba del borde del pubis, tomando como referencia vertical el cordón espermático, o ligamento redondo en la mujer, y se incide 2 cm a cada lado. Con este abordaje se obtiene una adecuada exposición del canal inguinal desde el tubérculo del pubis hasta el anillo inguinal interno.
El tejido subcutáneo se diseca con electrocauterio, para lograr una buena hemostasia y prevenir en buena medida la formación de seromas y hematomas posoperatorios.
Se exponen la aponeurosis del músculo oblicuo mayor y el anillo inguinal externo: la aponeurosis se abre y el anillo inguinal externo se secciona sin dejar de visualizar y proteger el nervio ilioinguinal; se disecan dos colgajos de aponeurosis: uno medial, hasta que se visualice el tendón conjunto, y otro lateral, hasta que se aprecie el ligamento inguinal.
En la porción cefálica se disecan entre 2 y 3 cm (hasta 5 cm en los pacientes con herniosis, para evitar hernias intersticiales), (Read, 2004) para crear un espacio que permita la colocación ulterior de las colas del parche sobre el triángulo lateral de la ingle.
Los nervios ilioinguinal e iliohipogástrico se preservan y cuidan para evitar su lesión.
El cordón espermático o el ligamento redondo se movilizan a nivel del tubérculo púbico y se coloca un tubo de Penrose o una cinta umbilical para ejercer tracción sobre él. Cabe mencionar que el cordón espermático debe movilizarse por completo desde el piso del canal inguinal incluyendo el nervio ilioinguinal, los vasos espermáticos externos  y la rama genital del nervio genitocrural.
Para las hernias indirectas, (Gilbert, 1989) sin importar su tamaño y clasificación, el abordaje del saco herniario en la etapa inicial debe hacerse mediante la separación longitudinal de las fibras del músculo cremáster a lo largo del cordón espermático, para no dañar las ramas nerviosas ni el reflejo cremastérico. Se abre la fascia espermática y se identifican el saco herniario y sus límites con respecto al cordón espermático; se separan uno del otro mediante disección roma hasta aislarlos, con cuidado de no lesionar los elementos del cordón. Es muy importante la disección alta hasta la base del saco herniario a nivel del anillo inguinal interno o hasta que se visualice el cojín de grasa preperitoneal, sin abrirlo ni ligarlo. El saco se invagina con sólo empujarlo hacia atrás y se introduce el dedo índice para explorar el orificio miopectíneo en su totalidad. Se inserta un tapón o cono de malla de polipropileno o bioabsorbible (opcional) a través del anillo inguinal interno con el vértice del cono dirigido hacia la cavidad abdominal, mientras que la superficie circunferencial y sus pétalos quedan justo por detrás de las estructuras musculares que conforman el anillo interno.
Luego de situar el tapón se colocan cuatro puntos de sutura cardinales separados de VicrylR, monocryl o polipropileno tres ceros, que incluyen el músculo y los pétalos del cono (sin incluir la rama genital en su emergencia por el anillo profundo), los cuales no soportarán ningún tipo de tensión o resistencia, puesto que sólo sirven para mantener el cono en su sitio y evitar su migración o expulsión.
Cuando el saco herniario es muy grande y alcanza el escroto se prefiere dividir el saco en un punto medio del canal inguinal y conservar en su sitio la porción distal del saco para evitar hemorragias, daño vascular del cordón y orquitis isquémica.
El siguiente paso de la técnica de Cisneros consiste en colocar una pieza de malla plana de polipropileno monofilamento de 7 x 15 cm, o parcialmente absorbible (polipropileno--VicrylR), ideal porque promueve la fibroplasia y tiene menos problema de hospedar bacterias.
La parte que se dirige hacia el pubis se moldea a la esquina medial del canal inguinal (redondeada). Se ejerce tracción del cordón espermático o del ligamento redondo hacia la línea media para exponer en su totalidad el piso del canal inguinal y se inicia la sutura de la punta redondeada con ProleneR o monocryl dos ceros en el tejido aponeurótico del arco del transverso sobre el pubis (sin incluir periostio), donde se unen la vaina del recto anterior con el transverso (medial al tubérculo púbico); en este sitio se deja un excedente de malla (de 1 a 1.5 cm) que sobrepase el pubis y la vaina del recto anterior, para compensar el encogimiento que el polipropileno sufre de manera invariable con el tiempo. (Amid, 1998)
La sutura es continua, con un máximo de cinco pases de la aguja, para fijar el borde inferior de la malla al ligamento inguinal hasta un punto límite justo al lado del orificio inguinal interno o por debajo de los vasos epigástricos, ya que sobrepasar este límite resulta innecesario y podría lesionarse el nervio femoral.

Figura Técnica de Cisneros. A. Paso 1: colocación del plug en el defecto herniario. B. Paso 2: colocación del flap suturado, entrecruzando las colas de la malla. (Tomado de Mayagoitia, 2009)

El paso siguiente consiste en efectuar un corte en la porción lateral del parche de malla para formar dos colas: la superior o medial amplia (dos tercios), y la inferior o lateral angosta (un tercio), que abrazarán el cordón espermático (o ligamento redondo en la mujer), para que quede entre ellas. Se colocan dos puntos adicionales de fijación del borde superior o medial del parche para extenderlo y dejarlo en su lugar: uno sobre la vaina del recto anterior y otro en el músculo oblicuo menor o su aponeurosis a nivel del anillo interno (se recomienda material absorbible y nudos flojos para evitar un atrapamiento nervioso); lo anterior evita que el parche se arrugue, doble o mueva de su sitio.
En ambos casos debe tenerse cuidado de no incluir en la sutura ramas nerviosas (iliohipogástrico), porque ello ocasionaría dolor neurítico, que en muchos casos puede causar incapacidad. A continuación se toman las colas de la malla y la cola amplia se cruza y coloca sobre la cola angosta, se hacen coincidir los bordes externos de ambas, que se sujetan con una pinza hemostática, y se coloca un punto de sutura no absorbible para cerrar las dos colas y crear el neoanillo inguinal interno protésico. Con la misma sutura se fijan las colas entrecruzadas en el ligamento inguinal al lado del nudo de la sutura continua. La omisión de este paso conlleva el riesgo de recurrencia a través de un defecto conocido como “hoyo de cerradura”. (Celdran, 2000) El exceso de malla en la parte lateral (colas de la malla) se corta hasta que quede un mínimo de 6 cm más allá del anillo interno, los cuales se introducen en el hueco creado debajo de la aponeurosis del oblicuo mayor sin puntos de sutura.
Es importante tener en mente que el parche debe presentar la suficiente laxitud para crear el efecto de cúpula o domo que garantice la ausencia de tensión en la reparación y asegure una cobertura total del piso del canal inguinal cuando ocurra la retracción del polipropileno.
Se libera el cordón espermático (o el ligamento redondo) de la tracción y se coloca sobre la superficie anterior del parche de recubrimiento; luego se cierra la aponeurosis del oblicuo mayor con una sutura absorbible (poliglactina tres ceros) sobre el cordón espermático o ligamento redondo. La fascia de Scarpa y los tejidos subcutáneos se suturan en bloque y los bordes de la piel se coaptan mediante una sutura intradérmica continua.
En las hernias directas (Gilbert, 1989) el procedimiento es esencialmente igual en cuanto a su abordaje; tras exponer el piso del canal se elevan con una pinza el tejido debilitado (fascia transversalis) y el saco herniario; éste se libera de restos de fibras musculares y se “circuncida” con electrocauterio hasta que emerja la grasa preperitoneal; con ello se crea un hueco en el espacio preperitoneal donde se colocará el tapón o cono de malla. El tapón se asegura en su posición mediante múltiples puntos separados sobre los márgenes del defecto y sobre tejido sano.
En el caso de defectos muy grandes, hernias mixtas (en pantalón) o dos defectos distintos se pueden colocar de la misma manera dos o más tapones. En estos casos los tapones quedan doblemente asegurados en su sitio, puesto que se localizan debajo de la pieza de malla plana.
La secuencia ulterior para colocar el parche sobre el piso inguinal en estas hernias directas es igual a la descrita para las hernias indirectas.
La técnica de Cisneros también puede aplicarse en las hernias femorales mediante el abordaje descrito. Se llega hasta el orificio femoral a través de la apertura del piso del canal inguinal (fascia transversalis), para reducir o inguinalizar el saco herniario, liberarlo de adherencias e invaginarlo, y colocar un tapón pequeño que se fija mediante puntos separados en sus márgenes; cuando el orificio es muy pequeño se puede ampliar mediante la sección del ligamento de Gimbernat hacia su parte medial; después se coloca el parche de recubrimiento sobre el piso del canal inguinal de la manera descrita para los defectos indirectos y directos.
Aunque esta técnica también puede ejecutarse en los casos de hernias recurrentes, el hecho de disecar tejidos deformados por la fibrosis y cicatrices implica hemorragias innecesarias, lesión de estructuras vasculares y nerviosas, cuyas secuelas pueden ser la formación de hematomas, seromas u orquitis isquémica con atrofia testicular e inguinodinia posoperatoria. Por ello se prefiere la colocación única del tapón en el defecto en los casos donde la anatomía está alterada por completo.




Referencias
1.      Abdel--Baki NA, Bessa SS, Abdel--Razek AH: Comparison of prosthetic mesh repair and tissue repair in the emergency management of incarcerated para--umbilical hernia: a prospective randomized study. Hernia 2007;11:163--167.
2.      Amado WJ: Anesthesia for hernia surgery. Surg Clin NorthAm 1993;73:427--438.
3.      Amid PK, Lichtenstein IL: Long--term result and current status of the Lichtenstein open tension free hernioplasty. Hernia 1998;2:89--94.
4.      Amid PK, Shulman AG, Lichtenstein IL: Local anesthesiafor inguinal hernia repair step by step procedure. Ann Surg1994;220:735--737.
5.      Amid PK, Shulman AG, Lichtenstein IL: Selecting synthetic mesh for the repair of groin hernias. Postgrad Med J 1992;4:150.
6.      Amid PK: Classification of biomaterials and their related complications in abdominal wall surgery. Hernia 1997;1: 15--21.
7.      Amid PK: Complication of prosthetic hernia repair. Rev Cir Gral 1998;20(Suppl 1):49--52.
8.      Amid PK: Local anesthesia for inguinal hernia repair step bystep procedure. Ann Surg 1994;220:735--737.
9.      Amid PK: Polypropylene prostheses. En: Bendavid R et al.: Abdominal wall hernias principles and management. Nueva York, Springer Verlag, 2001;36:272--278.
10.    AmidPK, ShulmanAG, Lichtenstein IL: Biomaterials and abdominal wall hernia surgery. En: Arregin ME, Nagan RF (eds.): Advances and controversies. Oxford, Radcliffe Medical Press, 1994:107--114.
11.    Barreca M, Stipa F, Cardi E et al.: Antibiotic prophylaxisin the surgical treatment of inguinal hernia: need or habit? Minerva Chir 2000;55:599--605.
12.    Bendavid R: The unified theory of hernia formation. Hernia 2004;8:171--176.
13.    Benizri EI, Rahili A, Avallone S, Balestro JC, Benchimol D: Open inguinal hernia repair by plug and patch: the value of fibrin sealant fixation. Hernia 2006;10:389--394.
14.    Brunicardi, 2011. Schwartz, Principios de cirugía. 9na. Edición. Mc Graw Hill.
15.    Carbonell, 2001. Hernia inguinocrural. Ethicon.
16.    Celdrán, O’Frieyro JL: Study of recurrences after anterior open tension--free hernioplasty. Hernia 2000;4:85--87.
17.    Cisneros MH: Hernioplastia inguinal híbrida libre de tensión “de Cisneros” ¿La mejor opción para evitar recurrencias? Rev Cir Gral 2003;25:163--168.
18.    Cisneros MH: Hernioplastia inguinal libre de tensión con técnica mesh plug. Rev Cir Gral 2001;23:21--24.
19.    CMCG, 2008. Tratado de cirugía general. 2da. edición. Manual moderno
20.    Colborn GL, Skandalakis JE: Laparoscopic inguinal anatomy.Hernia 1998;2:179--191.
21.    Collaboration EH: Laparoscopic compared with open methodsof groin hernia repair: systematic review of randomized controlled trials. Br J Surg 2000;87:860--867.
22.    Collaboration EH: Mesh compared with non--mesh methodsof open groin hernia repair: systematic review of randomized controlled trials. Br J Surg 2000;87:854--859.
23.    Condon RE: Incisional hernias. En: Nyhus LM,Condon RE: Hernia. 4ª ed. Filadelfia, Lippincott, 1995:319--320.
24.    Crawford DL, Hiatt JR, Phillips EH: Laparoscopy identifiesunexpected groin hernias. Am Surg 1998;64:976--978.
25.    Debord JR: The historical development of prosthetics in hernia surgery. Groin hernia Surg North Am 1998;6:973--1006.
26.    Deysine M: Hernia clinic in a teaching institution: creation and development. Hernia 2001;5:65--69.
27.    Donahue TR, Hiatt JR, Busuttil RW: Collagenase and surgical disease. Hernia 2006;10(6):478--485.
28.    Elsevier 2014. Tratado de Cirugía del aparato digestivo.
29.    Elsevier 2014. Tratado de Cirugía General.
30.    Felix EL: Laparoscopic totally extra peritoneal hernioplasty (TEP): part I. En: Bendavid R et al.: Abdominal wall hernias principles and management. Nueva York, Springer Verlag 2001;36:272--278.
31.    Fölscher AJ, Leroy J, Jamali FR, Marescux J: Totally extrafascial endoscopic preperitoneal hernia repair: a merger of anatomy and surgery, the exact description to endoscopically dissect the spermatic fascia. Hernia 2000;4:223--227.
32.    Friedman RL, Phillips EH: Laparoscopically--guided total extraperitoneal inguinal hernioplasty. En: Maddern GJ, Hiatt JR, Phillips EH: Hernia repair. Open vs. Laparoscopic approaches. Churchill Livingstone 1997:161--175.
33.    Gilbert AI, Felton LL: Infection in inguinal hernia repairconsidering biomaterials and antibiotics. Surg Gynecol Obstet 1993;177:126--30. (Published erratum appears in SurgGynecol Obstet 1993;177:528.)
34.    Gilbert AI, Graham MF, Voigt WJ: The lateral triangle of the groin. Hernia 2000;4:234--237.
35.    Gilbert AI: Sutureless repair of inguinal hernia. Am J Surg1992;163:331--335.
36.    Gilbert AI:An anatomic and functional classification for the diagnosis and treatment of inguinal hernia. Am J Surg 1989; 157:331--333.
37.    Gliedman, 1994. Atlas de técnicas quirúrgicas. Mc Graw Hill.
38.    Halvenson K, McVay SB: Inguinal and femoral hernioplasty. Arch Surg 1970;101:12--132.
39.    Jansen PL, Klinge U, Mertens PR: Hernia disease and collagen gene regulation: are there clues for intervention? Hernia 2006;10:486--491.
40.    Johansson B, Hallerback B, Glise H et al.: Laparoscopicmesh versus open preperitoneal mesh versus conventional technique for inguinal hernia repair: a randomized multicentertrial (SCUR hernia repair study). Ann Surg 1999;230: 225--231.
41.    Jones KR, Burney RE, Peterson M, Christy B: Return towork after inguinal hernia repair. Surgery 2001;129:128--135.
42.    Klinge U, Zheng H, Bhardwaj R, Klosterhalfen B, Schumpelick V: Altered collagen synthesis in fascia transversalis of patientswith inguinal hernia. Hernia 1999;4:181--187.
43.    Kossovsky N, Freiman CJ, Howarth D: Biomaterials pathology. En: Bendavid R et al.: Abdominal wall hernias principles and management. Nueva York, Springer Verlag, 2001; 28:221--234.
44.    Kugel R: The open preperitoneal patch. Hernia 1999;3 (Suppl 1):S15--S16.
45.    Kugel RD: Minimally invasive, nonlaparoscopic, preperitoneal,and sutureless, inguinal herniorrhaphy.AmJ Surg 1999; 178:298--302.
46.    Kux M, Fritsch H: On the extraperitoneal origin of hernia. Hernia 2000;4:259--263.
47.    Lars TS: Effect of lifestyle, gender and age on collagen formation and degradation. Hernia 2006;10:456--461.
48.    LeBlanc K, Ger R: Evolution in laparoscopic hernia repair. En: Bendavid R et al.: Abdominal wall hernias principles and management. Nueva York, Springer Verlag, 2001:33-- 36.
49.    Lichtenstein IL, Schulman AG, Amid PK et al.: The tension--free hernioplasty. Am J Surg 1989;157:188--193.
50.    Lichtenstein IL, Shulman AG: Ambulatory outpatient hernia surgery including a new comfort, introducing “tension-- free repair”. Int Surg 1986;71:1--7.
51.    Lichtenstein IL: Immediate ambulation and to work following herniorraphy. Indust Med Surg 1996;33:754--756.
52.    Liem MSL et al.: The learning curve of totally extraperitoneal laparoscopic inguinal hernia repair. Am J Surg 1996; 171:281--285.
53.    Lobo E, Sanjuanbenito A, FernándezMJ, Martínez ME: The preperitoneal posterior approach to the repair of recurrent inguinal hernia. Hernia 1999;3:65--67.
54.    Madden, 1987. Atlas de técnicas en cirugía. 2da edición. Interamericana
55.    Mahorner H, Goss CH: Herniation following destruction of Poupart and Cooper’s ligaments. Ann Surg 1962;155:741-- 748.
56.    Maingot-Zinner. Operaciones abdominales. 11 va.  Edición. Mc Graw Hill.
57.    Malazgirt Z, Tomak Y, Gulman B, Dervisoglu A, Selcuk O: Mesh repair of a pelvic bone defect caused by a migrate acetabular cup. Hernia 2001;5:153--155.
58.    Mayagoitia JC, Cisneros MH, Suárez FD: Hernioplastia inguinal tipo Lichtenstein. Rev Cir Gral 2000;22:329--333.
59.    Mayagoitia, 2009. Hernias de la pared abdominal.  2da. edición. Editorial Alfil.
60.    Michael Henry. 2005. Cirugía clínica. Masson.
61.    Michans, 2008. Cirugía. 5ta edición. Editorial el Ateneo.
62.    Moore DC: Regional block. 4ª ed. Springfield, Thomas CC.
63.    Nyhus LM, Condon RE, Harkins HN: Clinical experience with preperitoneal hernial repair for all types of hernia of the groin. Am J Surg 1960;100:234--244.
64.    Nyhus LM, Condon RE: The preperitoneal approach and iliopubic tract repair of inguinal hernias. En: Hernia. 4ª ed. Filadelfia, J. B. Lippincott, 1995;153--177.
65.    Nyhus LM, Polak R, Bombeck CT, Donahue PE: The preperitoneal approach and prosthetic buttress repair for recurrent hernia: the evolution of a technique. Ann Surg 1988;208: 733--737.
66.    Nyhus LM: The recurrent groin hernia: therapeutic solutions. WJS 1989;13:541.
67.    Nyhus, Condon, Harkin: Clinical experience with preperitoneal hernia repair for all types of hernia of the groin. Am J Surg 1960;100:234.
68.    Paajanen H: A single surgeon randomized trial comparing three composite meshes on chronic pain after Lichtenstein hernia repair in local anesthesia. Hernia 2007;11:335--339.
69.    Pélissier EP, Blum D: Groin hernia features of recurrences. Hernia 2000;4:89--93.
70.    Perera, 2007. Cirugía de urgencia. 2da. edición. Interamericana.
71.    Pertuzelli L et al.: Utilization of a rigid pre--shaped meshaccording to the Trabucco technique: an experimental study. En: National Congress of SICADS. Ambulatory Surgery inItaly, April 15 a 18 de 1999. Rome: Atti of Congress, 1999:47.
72.    Petit J, Stoppa R: Evaluation expérimentale des reactions tissulaires autour des prostheses de la paroi abdominale en mesh de Dacron. J Chir 1974;107.
73.    Platt R, ZaleznikDF,HopkinsCCet al.: Perioperative antibioticprophylaxis for herniorrhaphy and breast surgery. N Engl J Med 1990;322:153--160.
74.    Read RC, Gilbert AI: Interstitial recurrence, with chronic inguinodynia, after Lichtenstein herniorraphy. Hernia 2004; 8:264--267.
75.    Read RC, Schaefer RF: Lipoma of the spermatic cord, fatty herniation, liposarcoma. Hernia 2000;4:149--154.
76.    Read RC: Francis C. Usher, herniologist of the twentieth century. Hernia 1998;3:167--171.
77.    Read RC: Metabolic factors contributing to herniation.Areview. Hernia 1998;2:51--55.
78.    Ríos A, Rodríguez JM, MunitizV,Alcaraz P, Pérez Flores D et al.: Antibiotic prophylaxis in incisional hernia repair using prosthesis. Hernia 2001;5:148--152.
79.    Rives J, Stoppa R , Foresta et al.: Les pièces en Dacrón et leur place dans la chirurgie des hernies de l’aine. Ann Chir 1968;22:159--171.
80.    Rives J,Nicaise H:Àpropos des hernies de l’aine et de leurs récidives. Semin Hop Paris 1966;31:1932.
81.    Rives J: Surgical treatment of the inguinal hernia with Dacron patch: principles, indications, technique and results. Int Surg 1967;47:360.
82.    Rutkow IM, Robbins AW: Mesh plug recurrences. Surgery 1998;5:844--847.
83.    Rutkow IM, Robbins AW: Mesh plug repair and groin hernia surgery. Surg Clin N Am 1998;(78)6:1007--1023.
84.    Rutkow IM, Robbins AW: The mesh plug hernioplasty. Surg Clin N Am 1993;73:501--512.
85.    Sabiston, 1996. Atlas de cirugía. Mc Graw Hill.
86.    Sabiston,1998. Tratado de cirugía.3rava edición.  Mac Graw Hill
87.    Simmermacher RKJ, Duyn EB, Clevers GJ, de Vries LS, VroonhovenTJMV: Preperitoneal mesh in groin hernia surgery. A randomized trial emphasizing the surgical aspects of preperitoneal placement via a laparoscopic (TEP) or grid iron (Ugahary) approach. Hernia 2000;4:296--298.
88.    Skandalakis JE, Skandalakis PN, Skandalakis LJ: Abdominal wall and hernias. En: Skandalakis JE (ed.): Surgical anatomy and technique. Nueva York, Springer--Verlag, 1995.
89.    Skandalakis LJ, Skandalakis PN, Colborn GL, Skandalakis JE: Obturator hernia: embriology, anatomy, surgery.Hernia 2002;4:121--128.
90.    Skandalakis, 2014. Surgical anatomy and technique. 4ta edición. Editorial Springer.
91.    Skandalakis,1992. Hernias. Mc Graw Hill.
92.    Skandalakys, 1996.Complicaciones anatómicas en cirugía general. Mc Graw Hill.
93.    Spitz JD, Arregui ME: Laparoscopic total extra peritoneal repair for inguinal hernias (TEP): part II. En: Bendavid R et al.: Abdominal wall hernias principles and management. Nueva York, Springer Verlag, 2001:472--480.
94.    Stoppa R, Petit J, Abourachid H et al.: Original procedureof groin hernia repair: interposition without fixation of Dacron tulle prosthesis by subperitoneal median approach. Chirurgie1973;99:119—123
95.    Stoppa RE et al.: Hernia of the abdominal wall. En: Chevrel JP (ed.): Hernias and surgery of the abdominal wall. 2ª ed, Paris, Springer--Verlag, 1998.
96.    Stoppa RE, Petit J, Henry X: Unsutured Dacron prosthesis in groin hernia. Int Surg 1975;60:411.
97.    Stoppa RE, Soler M, Verhaeghe P: Polyester (Dacron) mesh. En: Bendavid R (ed.): Prosthesis and abdominal hernias. Austin, R. G. Landes, 1994:268.
98.    Stoppa RE, Warlaumont CR: The midline preperitoneal approach and the prosthetic repair of groin hernias. En: Nyhus LM, Baker RJ (eds.): Mastery o surgery. 2ª ed. Boston Little, Brown, 1992:1859--1869.
99.    Susmallian S, Gewurtz G, Ezri T, Charuzi I: Seroma after laparoscopic repair of hernia with PTFE patch: is it really a complication ? Hernia 2001;5:139--141.
100.  Testut-Latarget, 1994.Anatomía Humana. Salvat.
101.  Topal BH: Totally preperitoneal endoscopic inguinal hernia repair. Br J Surg 1997;84:61--63.
102.  Trabucco EE, Campanelli GPet al.: Nuove protesi erniariein polypropylene. Min Chir 1998;53:337--341.
103.  Trabucco EE, Trabucco AF,RollinoRet al.: Ernioplasticainguinale tension--free con rete presagomata senza suture secondoTrabucco. Vol. II. Torino, Chirugia Minerva Medica,1998.
104.  Trabucco EE, Trabucco AF: Flat plugs and mesh hernioplastyin the inguinal box: description of the surgical technique. Hernia 1998; 2:133--138.
105.  Trabucco EE: Femoral and pre--peritoneal plugs. En: BendavidR (ed.): Prosthesis and abdominal wall hernias. Austin, Landes, 1994:411--412, 446--449.
106.  Trabucco EE: The office hernioplasty and the Trabucco repair.Ann It Chir 1993;44:127--149.
107.  Ugahary F, Simmermacher RKJ: Groin hernia repair via a grid iron incision: an alternative technique for preperitoneal mesh insertion. Hernia 1998;2:123--125.
108.  Ugahary F: The grid iron hernioplasty. En: Bendavid R et al.: Abdominal wall hernias principles and management. Nueva York, Springer Verlag, 2001;59:407--411.
109.  Wantz GE: Giant prosthetic reinforcement of the visceral sac. Surg Gynecol Obstet 1989;169:408.
110.  WantzGE, Fischer E: Unilateral giant prosthetic reinforcement of the visceral sac: preperitoneal hernioplasties with Dacron. En: Bendavid R et al.: Abdominal wall hernias principles and management. Nueva York, Springer Verlag, 2001: 369--400.
111.  Way, 2007.Diagnóstico y tratamiento quirúrgicos.  Manual moderno.
112.  Weinstein M, Roberts M: Recurrent inguinal hernia follow-- up study of 100 postoperative patients. Am J Surg 1975; 129:564--569.
113.  Zollinger. Atlas de cirugía. Mc Graw Hill.
114.  Zuidema-Shackelford. 2013. Cirugía del aparato digestivo. 6ta edición. Elsevier.