Enfermedades del apéndice cecal texto.

Enfermedades del apéndice cecal.
Dr. Juan Hernández Orduña.

Antecedentes históricos
Descrita desde los egipcios.
Un dibujo de Leonardo da Vinci de 1492 representa muy claramente un apéndice latero cecal interno .
En 1521, el apéndice es mencionado por anatomistas (Da Carpí y Estienne).
Entre 1500 y 1800, Se reportaron casos de autopsias con apendicitis complicada.
En 1710 Verheyen la llama por primera vez apéndice vermiforme.
La fecha de la primera apendicectomía conocida sería 1735 (apéndice perforado descubierto y extirpado de manera más o menos parcial por Claudius Ayman, cirujano del St. Georges Hospital de Inglaterra, en una hernia inguino escrotal fistulizada en un niño. El niño sanó).
En los libros de anatomía aparece a partir de 1739.
El siguiente siglo se dieron a conocer algunas observaciones esporádicas, sin que ninguna de ellas sugiriera  la  relación  anatomoclínica  entre  el  apéndice  y  la  supuración  de la  fosa  ilíaca  derecha. Solamente dos franceses (en 1824 y especialmente Mélier en 1827) se acercaron a la verdad. Grandes personajes la rechazaron formalmente y consideraron que la inflamación provenía del ciego (Dupuytren) o introdujeron los términos de tiflitis o peritiflitis.
El 31 de diciembre de 1882, Gambetta muere a causa de una apendicitis no intervenida, como muchas otras personas, con los dolores atroces de un mal abdominal, muy frecuente sin contexto epidémico, ante el cual la medicina es totalmente impotente.
En 1886 Reginald Herbert Fitz, anatomopatólogo de la Harvard Medical School, establece por fin y formalmente, la responsabilidad del apéndice, con lo que desaparece la peritiflitis frente a la apendicitis.

El 27 de abril de 1887, Morton (Filadelfia) realiza la primera apendicectomía verdadera (ablación de un apéndice perforado con ligadura de la base apendicular y del meso). El paciente sanó.
La primera descripción del cuadro clínico se llevó a cabo en el siglo XVI como un proceso abdominal inferior con pus y la inevitable conducción a la muerte. Se lo atribuyó al ciego, por lo que se lo denominó PERITIFLITIS.
Hacia 1827 Melier le atribuyó el proceso iliaco a la inflamación del apéndice y fue 60 años después.
Cuando Reginald Fitz en 1886 estableció que el tratamiento curativo era la apendicetomía y realizó la primera.
En 1889 Charles Mc Burney describió los hallazgos clínicos y la evolución signo sintomatológica de la apendicitis, junto con el punto de hipersensibilidad máxima que lleva su nombre y 5 años  más tarde su incisión. Hacia la misma fecha, junto con Mc Artur implementó una técnica quirúrgica: Apendicectomía de Mc Burney. Rápidamente le siguen algunos cirujanos norteamericanos (Mac Burney, Murphy).

En 1902 se le drena a Eduardo VII (Inglaterra) con éxito quirúrgico En 1977 Dekok realiza extirpación combinada  con laparoscopia y mini laparotomía.
En 1983 Kurt Semn ginecólogo y pionero de endoscopias, reporta las primeras apendicectomías laparoscópicas.
En 1986 Patrick O´Reagen primera Apendicectomía laparoscópica en apendicitis aguda.

Incidencia y epidemiología.
 Primera causa de intervención quirúrgica de urgencia en el mundo.
Una de cada 15 personas presentara un cuadro apendicular agudo en algún día de su vida. La probabilidad de presentar apendicitis aguda es de 1 en 5 al nacimiento, 1 en 35 a los 50 años y menor de 1 en 100 a los 70 años. La mayor incidencia es en el segundo y tercer decenio de la vida.
La frecuencia por sexos es de 1:1 antes de la pubertad en la cual aumenta en varones  a 2:1 y vuelve a declinar otra vez a 1:1.   La relación hombres a mujeres es de 2:1 entre los 15 y 25 años.
 Epidemiologia  mundial:  Mayor  frecuencia  en  América  del  norte,  islas  británicas,  Australia,  nueva Zelanda y en sudafricanos blancos. Es rara en Asia, África central y entre los esquimales.
Es mucho más frecuente en las razas que consumen gran cantidad de carne y relativamente rara en las razas que consumen una dieta rica en fibra.
Los datos epidemiológicos recientes sugieren fuertemente que la forma complicada de apendicitis (perforada, gangrenada) no es la evolución de la forma no complicada (catarral, flemonosa), sino que se trata de dos formas de apendicitis aguda de distinta fisiopatología.
   Un epidemiólogo estadounidense ha demostrado que la incidencia de las formas no complicadas (el 70% de las apendicitis agudas) presenta una variación estacional y ha tendido a disminuir en los últimos 30 años, acercándose a la de los divertículos sigmoideos no complicados. En cambio, la incidencia de las formas complicadas (el 30% de las apendicitis agudas) se mantiene estable desde hace 30 años y es similar a la de las divertículitis sigmoideas complicadas. (Livingston, 2007. Hay, 1992)
    Aparte de estas situaciones, una apendicitis puede ser el modo de revelación (infrecuente) de un tumor; en este caso, se trata de una forma complicada.

Etiología y patogenia.
   La principal causa de la apendicitis aguda es la obstrucción de la luz apendicular; con mucho menor frecuencia puede desarrollarse por diseminación infecciosa hematógena o linfática o también por procesos inflamatorios adyacentes.
   La obstrucción de la luz apendicular produce una acumulación de secreciones que condiciona la proliferación de la flora saprófita, que exacerba su virulencia, y por otra parte provoca un aumento de la presión intraluminal con distensión apendicular, que compromete su vascularización.
La obstrucción está producida por:
1.         Hiperplasia de los folículos linfoides de la submucosa (65%), especialmente en los niños y en los adolescentes; esto coincide con el pico máximo de aparición de la apendicitis aguda.
   Los folículos linfoideos de la lámina propia reaccionan a diferentes cuadros infecciosos generales (respiratorios, sarampión, mononucleosis) o locales (salmonella, shigella: dan una enteritis y dificultan el diagnóstico). Roux define al apéndice como la amígdala intestinal, capaz de reacción ante cualquier cuadro inflamatorio. Esta causa de obstrucción luminal, que es más común en la primera y segunda infancia, reactiva a una infección respiratoria puede desencadenar aumento de presión y la consiguiente inflamación del órgano.

  Figura 1. En el gráfico vemos un corte transversal de un apéndice, visto al microscopio óptico donde se objetiva una marcada reducción de la luz y una dilatación importante de los folículos linfoideos de la lámina propia de la mucosa apendicular.
2.         Fecalitos (35%) que pueden ocluir la luz apendicular (en los adultos), y cuya aparición se ve favorecida por el estreñimiento y la mayor consistencia de las heces; esto explicaría la escasa frecuencia de la apendicitis en las tribus africanas que viven, según sus usos tradicionales, con una dieta rica en residuos.
El Fecalito es más común en adultos que en infantes: se impacta coprolito o fibra vegetal no digerida, sobre la que sedimenta moco y obstruye la luz.

  Figura 2. En ésta toma fotográfica endoscópica de ciego vemos la concreción de fibras vegetales, materia fecal y moco obturando el pliegue mucoso de Gerlach, (válvula apendicular).
   El Fecalito es de forma ovoide, de aproximadamente 1 a 2 cm de longitud con color fecal, muestra una laminación bien ordenada en el corte. En el 10 % de los casos contiene suficiente calcio para ser radiopacos.


3.         Cuerpos extraños (4%), restos alimentarios no digeridos, parásitos (áscaris, oxiuros), tumores apendiculares (carcinoide), tumores de ciego que en su crecimiento afectan la base apendicular, bridas que provocan una acodadura del apéndice. Enfermedad De Crohn. En pacientes con HIV/SIDA se puede presentar apendicitis secundaria a una infección abdominal por CMV (citomegalovirus) (Un 30% de las apendicitis en HIV son por CMV)
 Áscaris lumbricoides: Parásito del perro, chancho o caballo, que puede infectar al hombre, apelotonarse y producir AA obstructivo. Cuando obstruyen la luz apendicular pueden desencadenar apendicitis.

Figura 3. Vemos una endoscopía con un hallazgo de áscaris en luz cecal y un ovillo de parásitos.

Apendicitis por bario retenido: En algunos pacientes, la realización de exámenes radiológicos baritados tiene como consecuencia la persistencia de bario retenido en el fondo apendicular. La mayoría de estos pacientes permanecerán asintomáticos, pero en otros casos se producirá la instauración de un cuadro clínico sugestivo de apendicitis aguda.


Figura 4. Radiografía simple de abdomen que muestra la presencia de bario retenido en la fosa ilíaca derecha, 3 semanas después de un tránsito esofagogastroduodenal, en un paciente con clínica sugestiva de apendicitis aguda.

   Procesos tumorales (-1%) carcinoma cecal – apendicular, tumor carcinoide.

  Figura 5.  Neoplasia de ciego: endoscopía baja, donde el fibroscopio viene descendiendo por el colon ascendente y vemos el ciego desde arriba. Entre las horas 1 y 7 vemos aumento del espesor de la pared, coloración rojiza y máculas blanquecinas, lo que corresponde al tumor cecal. Bien hacia el fondo, en forma triangular la válvula de Bahuin (1) y hacia la derecha el orificio apendicular con el pliegue de Gerlach. 

Fisiopatología
   La inflamación del apéndice se origina por una obstrucción luminal y pasa por una serie de estadios evolutivos anatomopatológicos secuenciales, es por esto que decimos que existen cuatro tipos de apendicitis, en base al tiempo de evolución del cuadro.


1          apendicitis congestiva o catarral
Una vez instalada la obstrucción (capacidad normal de luz apendicular 0.1 ml) se produce acumulación de moco en la luz apendicular con lo que aumenta la presión intraluminal. Por lo que hay distención y estimulo de fibras aferentes que se traduce clínicamente como dolor difuso, vago, sordo, periumbilical o   en epigastrio. Continua aumentando   la distención   por: Secreción aumentada   y Multiplicación de bacterias lo que nos lleva a una Obstrucción de flujo linfático por aumento de la presión (60 cm de H2O con 0.5 ml) y por la falta de elasticidad de la serosa. Dicho aumento de la presión compromete el retorno venoso con lo que se produce acumulación bacteriana y se ve una reacción de los folículos linfoideos que producen un exudado plasmo leucocitario que va infiltrando las capas superficiales del apéndice. Macroscópicamente vemos un apéndice con edema, engrosado y con congestión de la serosa.

 

2     Apendicitis flemonosa o supurativa
   Ante el cuadro inflamatorio, la mucosa apendicular continúa secretando moco, con lo que aumenta aún más la presión intraluminal. Aparecen pequeñas ulceraciones en la mucosa la que es invadida por enterobacterias con lo que transforman el exudado en mucopurulento. Conjuntamente vemos un importante infiltrado de polimorfonucleares de todas las capas del órgano hasta la serosa. Microfiltrado de exudado purulento a la cavidad peritoneal. La Serosa inflamada irrita el peritoneo parietal dando como resultado clínico Dolor somático localizado por fibras aferentes viscerales (anorexia, nauseas, vomito) (6-36 horas). Macroscópicamente vemos la serosa intensamente congestiva, edematosa, de coloración rojiza y con exudado fibrinopurulento en su superficie.


 
3.         Apendicitis gangrenosa o necrótica
Al aumentar la presión intraluminal se compromete el riego arterial, con la anoxia tisular y mayor virulencia y proliferación bacteriana, en especial   de anaerobios. La Absorción   de   tejido muerto y toxinas nos traduce clínicamente la presencia de fiebre, taquicardia y leucocitosis. Macroscópicamente  el  apéndice  presenta  áreas  de  color  púrpura,  verde  gris  o  rojo  oscuro,  con microperforaciones, aumenta el líquido peritoneal, que puede ser tenuamente purulento con un olor fecaloideo.   Las   perforaciones   pequeñas   se   hacen   más   grandes,   generalmente   en   el   borde antimesentérico y adyacente a un fecalito, el líquido peritoneal se hace francamente purulento.

 4.         Apendicitis perforada
Ahora bien la disminución de perístalsis, aumento en el Número de bacterias y disminución de Ig A;  más  la Adherencia bacteriana, Relajación de unión celular, aumento de Radicales superóxidos, disminución de macrófagos y aumento en la Migración bacteriana nos da como resultado Infartos, gangrena, Micro perforación, Translocación, Absceso apendicular y Perforación ( borde antimesentérico o vértice) con formación de un Flemón ( masa de intestinos aglomerados inflamados y epiplón) y/o Absceso en Hueco pélvico derecho, subhepático o interasa.



Plastrón apendicular: El exudado fibrinoso inicial produce la adherencia de epiplón y de las asas delgadas adyacentes, a manera de mecanismo de defensa que intentará bloquear el proceso para impedir una peritonitis generalizada. Esto se denomina plastrón apendicular.
Cuando la perforación se lleva a cabo dentro de un plastrón y el proceso inflamatorio e infeccioso dentro del plastrón digiere el apéndice y producen pus, hablamos de lo que se denomina absceso apendicular.
   

Anatomía patológica.
   Lesiones anatomopatológicas
   Las apendicitis agudas no complicadas pueden ser catarrales (infiltración de leucocitos polimorfonucleares y ulceraciones de la mucosa del apéndice, lesiones indispensables para el diagnóstico positivo de apendicitis aguda) o flemonosas (infiltración edematosa de toda la pared).
   Las apendicitis agudas complicadas son de dos tipos: gangrenosas o perforadas. Es muy probable que la perforación sea la consecuencia de una gangrena localizada de la pared del apéndice. El estercolito es un factor predictivo de perforación apendicular, por lo que se cree que causa una necrosis de la pared del apéndice y no una «obstrucción» como se sostenía.
   Los datos de la exploración física rara vez permiten prever la forma complicada o no complicada de una apendicitis (mientras no se produzca la peritonitis generalizada). Es la clásica disociación anatomoclínica que ha impulsado a tantos clínicos y cirujanos a indicar la cirugía antes de exponerse a pasar por alto una forma complicada.
   Por último, la realización sistemática del estudio anatomopatológico permitiría diagnosticar un tumor.
  Al principio el apéndice puede tener aspecto normal externamente o mostrar solo una hiperemia; sin embargo, cuando el apéndice se habré a lo largo, se ve que la mucosa esta engrosada, edematosa y enrojecida.
   Más tarde aparece un salpicado de infartos hemorrágicos marrón oscuro, placas de gangrena verde grisácea y pequeñas ulceras. Por último, todo el apéndice se vuelve tumefacto y turgente y la serosa se hace rugosa, pierde su brillo saludable y se cubre de un exudado fibrinoso.
  En el proceso evolutivo de la apendicitis aguda se distinguen cuatro estadios:
1.         Apendicitis catarral o mucosa. El proceso afecta sólo la mucosa y la submucosa (edema e hiperemia de la mucosa e infiltrado de células inflamatorias de la submucosa). El aspecto macroscópico desde el exterior es normal.

2.         Apendicitis fibrinosa. Resultan afectadas todas las capas del apéndice. El aumento de presión intraluminal determina una disminución de la circulación arterial parietal que facilita la infección de toda la pared apendicular. En la mucosa se aprecian erosiones y ulceraciones. En la submucosa y en la muscular hay un intenso infiltrado inflamatorio. Este infiltrado confiere al apéndice un color rojo oscuro. En la serosa se aprecia un exudado de fibrina que produce adherencias del apéndice a órganos vecinos, sobre todo al epiplón.
3.         Apendicitis purulenta. La luz apendicular se encuentra ocupada por material purulento. En la pared aparecen microabscesos. El apéndice está dilatado, rígido, con exudado purulento periapendicular que se origina por el pasaje transmural de gérmenes o por la perforación de microabscesos.
4.         Apendicitis gangrenosa. La isquemia de la pared condiciona zonas de gangrena y necrosis. Estas zonas acaban por desprenderse, produciéndose perforaciones de la pared apendicular y contaminación de la cavidad abdominal.

Microscópicamente con  infiltrado de PMN característico de cuadro agudo.

Apéndice - Corte histológico
Las células mucosas presentan a la microscopía electrónica bordes en cepillo con gránulos argentafines secretores de serotonina. Después de la mucosa vemos una lámina propia (2) totalmente infiltrada por linfocitos aislados y formando los característicos folículos linfoideos (3) que forman un anillo completo, importantísimo en la histopatogenia de la apendicitis. La submucosa, muscular y serosa no difieren del recto. Por último quiero recordar que la mucosa se pliega en la desembocadura con el ciego formando la denominada válvula de Gerlach.

Anatomía patológica: bacteriología
Mayor  frecuencia  bacterias  anaerobias  que  aerobias.          
Entre  las  cepas   anaeróbicas  predomina Bacteroides Fragilis seguido de Clostridium Perfringens.
Entre las cepas aeróbicas predomina Escherichia  Coli  seguida  de Klebsiella,  Proteus, Pseudomonas, Enterococos y Estreptococos.


AEROBIOS FACULTATIVOS
ANAEROBIOS
BACILOS GRAM NEGATIVOS:
E.Coli
Pseudomona
Klebsiella
BACILOS GRAM NEGATIVOS:
Bacteroides fragilis
Especies de bacteroides
Especies de fusobacterium
COCOS GRAMPOSITIVOS:
Streptococcus anginosus
Especies de streptococcus
Especies de enterococcus
COCOS GRAMPOSITIVOS:
Especies de peptoestretococcus.
BACILOS GRAMPOSITIVOS:
Especies de Clostridium.












CLASIFICACIÓN
   Tradicionalmente   la  clasificación de la apendicitis aguda   se ha dado en 4 fases  de acuerdo a los hallazgos transoperatorios, sin embargo  no definen claramente la gravedad de la patología.
CLASIFICACIÓN POR FASES :
CLASIFICACIÓN POR FASES :
Fase I o Catarral.
Fase II o Exudativa.
Fase III o Gangrenosa y
Fase IV o Perforada.

  Otro autor  Maingot    define    la extensión de la enfermedad sobre todo en casos complicados  dando puerta a definir   el manejo  para cada fase, sin embargo tampoco es  lo mismo apendicitis aguda   con    fecalitos libres o  sin ellos,   con materia fecal libre o sin ella   y   en cuantos cuadrantes, además el estado de tejidos adyacentes como puede ser íleo  o  ciego  que pudiera requerir de    hemicolectomía derecha.
CLASIFICACIÓN DE MAINGOT:
CLASIFICACIÓN DE MAINGOT:
1)   apendicitis aguda sin perforación
2) Apendicitis aguda perforada
a) Con perforación  localizada y
b) Con perforación y absceso generalizado.









 Otra clasificación más completa   es la  propuesta por el CMCG  donde si define extensión de  la contaminación de la cavidad  sin embargo  no de la gravedad  de la misma  ni de los tejidos peri apendiculares.
CLASIFICACIÓN CMCG
CLASIFICACIÓN CMCG
A)                  Apendicitis aguda
1. Apendicitis aguda no perforada
Fase Hiperémica
Fase Edematosa
Fase Necrosada o Gangrenada.
II. Apendicitis Aguda Perforada
Fase Purulenta
Fase De Absceso
Con Peritonitis Local
Con Peritonitis Generalizada
2. Apendicitis Aguda Reactiva.
3. Apendicitis Aguda Complicada.
B). Apendicitis crónica















Manifestaciones clínicas.
   El dolor es el síntoma más importante de la apendicitis aguda y a menudo es el inicial. El cuadro típico comienza con dolor abdominal localizado epigastrio (Signo de Rove) o alrededor del ombligo: periumbilical (signo de Jacob), de tipo visceral, producido por la distensión del apéndice. Esto se debe a que la distensión de la serosa visceral transmite aferencias vía simpática al plexo solar, el que se integra a nivel de T 10 con el dermatoma correspondiente el que traduce el dolor a nivel epigástrico o umbilical. Este dolor suele ser continuo y poco intenso, aunque en ocasiones es de tipo cólico (cólico apendicular).
 Cuando el cuadro infeccioso progresa y compromete la serosa parietal, el dolor es somático, la aferencia se integra en la médula lumbar y de ahí vuelve la eferencia como contractura muscular y dolor referido a la FID (4-6 horas). Esta secuencia se produce en un 70 % de los casos; en el 30 % restante el dolor comienza directamente en el cuadrante inferior derecho.


   
Cuadro 1 - Frecuencia de los síntomas y signos en el síndrome apendicular agudo .
    
Cuadro 1 - Frecuencia de los síntomas y signos en el síndrome apendicular agudo  [2].
Dolor en la fosa ilíaca derecha 
100% (por definición) 
Náuseas 
58% 
Vómitos 
43% 
Anorexia 
41% 
Dolor periumbilical inicial 
49% 
Duración < 5 días 
69% 
Dolor con la descompresión 
30% 
Defensa en la fosa ilíaca derecha 
65% 
Leucocitosis > 10.000/μl 
63% 
Temperatura > 37,5°C 
66% 

 En función de la situación del apéndice (ectópico), el dolor puede localizarse en el hipocondrio derecho (simulando una colecistitis si el apéndice se encuentra en posición subhepática) y en la pelvis y acompañarse de tenesmo vesical (simulando una cistitis en caso de apéndice pélvico) en el flanco derecho e incluso en la región posterior y lumbar derecha, en algunos casos con psoítis (en caso de apéndice retrocecal).
    En caso de peritonitis aguda consecutiva a perforación, la defensa muscular es generalizada.
   Una oclusión febril en una persona joven debe hacer pensar en una apendicitis complicada por un plastrón (perforación con adosamiento de las asas de intestino delgado).
    De forma excepcional, una apendicitis puede causar un shock infeccioso, una septicemia o incluso un absceso hepático.
    El lactante puede presentar agitación, insomnio, rechazo a la alimentación, diarrea y fiebre elevada que a menudo retrasan el diagnóstico. En la mujer embarazada, el apéndice se desplaza hacia el hipocondrio derecho después del primer trimestre. En las personas de edad avanzada, las manifestaciones clínicas suelen ser más leves.

   Dolor atípico: (45%) Es el que no sigue la sucesión clásica de dolor visceral y dolor somático; pudiendo ser somático sólo, localizado en la fosa iliaca derecha desde el principio. Otras  veces depende de la localización del apéndice inflamado, cómo será el cuadro del dolor:
1-         Apéndice localizado en el fondo pelviano: cursa con tenesmo vesical o rectal, dolor suprapúbico, puede haber diarrea por irritación rectal por intermedio de Fondo de saco de Douglas.
2-         Apéndice localizado subhepático: Dolor localizado en flanco derecho. Puede simular una colecistitis.
3-         Apéndice localizado retrocecal: cursa con dolor dorsolumbar.
4-         Malrotación intestinal con apéndice en fosa iliaca izquierda: suele simular un cuadro de sigmoiditis divertícular. Pero el punto de Mc Burney es positivo del lado derecho.
5-         Apendicitis de localización mesocelíaca: ingresa en la raíz del mesenterio: curso con un cuadro predominante de íleo. Es la de mayor dificultad diagnóstica. Diferenciar con hernias internas.

  Las náuseas y los vómitos también son frecuentes. Por lo general, aparecen poco después del inicio del dolor, aunque en ocasiones preceden a éste. La aparición de náuseas y vómitos antes del dolor no descarta una apendicitis aguda. El paciente vomita una o dos veces y siempre luego del dolor. Uno de los postulados clínicos de la apendicitis aguda es que: “los vómitos nunca preceden al dolor” Está presente en el 100% de los casos. Puede estarlo desde el inicio del cuadro o una vez que se instaló el dolor en FID.
No hay abdomen agudo con hambre. La anorexia es casi constante.
   El ritmo intestinal está alterado casi siempre hacia el estreñimiento, aunque hasta el 20 % de los pacientes pueden presentar diarrea, sobre todo en las apendicitis de localización pélvica.
   Pueden aparecer también síntomas miccionales, sobre todo en las apendicitis pélvicas, por la irritación de la vejiga contigua al proceso inflamatorio.
   Clásicamente se pensaba que la cefalea no coexistía con la apendicitis, pero puede hacerlo hasta en el 14 % de los casos, sobre todo en los niños.
El aumento de temperatura es frecuente, aunque poco intenso. Las temperaturas superiores a los 38,5-39 oC son raras y deben hacer pensar en una complicación evolutiva o en otro proceso. Puede existir una diferencia axilorrectal superior a 1 oC, sobre todo en las apendicitis de localización pélvica.

Diagnóstico.
   Pueden presentarse tres situaciones esquemáticas y dos casos específicos .
   La existencia de dolor y defensa (contractura dolorosa involuntaria de los músculos de la pared abdominal) al palpar la fosa ilíaca derecha, que puede reproducirse con la descompresión brusca de la fosa ilíaca izquierda, es típica de una apendicitis aguda y casi suficiente para el diagnóstico, a menos que el contexto (mujer joven) orientara hacia un diagnóstico alternativo. Los signos infecciosos analíticos (leucocitosis neutrofílica, presente en 8 de cada 10 casos, y aumento de la proteína C reactiva [CRP] en más de 8 mg/l) son inespecíficos. En este caso se impone la apendicectomía.
   Las exploraciones morfológicas sólo se indican en caso de duda diagnóstica pero con signos claros (signos peritoneales en la fosa ilíaca derecha de una mujer joven, ausencia de defensa pero dolor provocado indudable, febrícula y signos analíticos).
   Una anamnesis detallada hará sospechar el diagnóstico, pero éste debe basarse siempre en la exploración física minuciosa.
   El paciente suele permanecer acostado, quieto, con el muslo derecho flexionado. Los movimientos y la tos acentúan el dolor. En los estadios precoces es útil provocar este signo haciendo dar pequeños saltos al paciente, que desencadenan el dolor local. La actitud durante la deambulación es característica, dado que el enfermo adopta una marcha antiálgica.

Exploración física
Disminución de reflejos cutáneos en CID.  Sensibilidad aumentada al tacto  en fosa iliaca derecha,  y a la presión. Resistencia muscular involuntaria en fosa iliaca derecha. Perístalsis disminuida.
Se sugiere maniobras sutiles (percusión en vez de rebote). Tomar en cuenta maniobras de distracción (chocar con camilla, con estetoscopio, chocar con la pierna derecha etc.)
Defensa: Consiste en la contractura involuntaria de los músculos del abdomen cuando se intenta realizar una palpación profunda. Es un signo que debe alarmar al médico. En caso de una apendicitis es sinónimo de cirugía.
A medida que evoluciona el proceso, aparecen signos de irritación peritoneal. La defensa muscular es la contractura involuntaria de los músculos de la pared abdominal situados sobre una zona de inflamación intraperitoneal.
Se debe explorar con sumo cuidado, iniciando la palpación desde una zona alejada, acercándose lentamente hacia el cuadrante inferior derecho. Con la evolución, esta contractura se acentúa, y puede llegar a transformarse en rigidez en los casos de peritonitis (vientre en tabla). En los casos de peritonitis difusa, el dolor con la presión y la defensa se localizan en todo el abdomen, aunque una palpación cuidadosa demostrará un punto de máximo dolor en el punto donde está situado el apéndice.

Los siguientes signos son típicos de la apendicitis:
1.         Signo de Mac Burney. El signo más constante y característico con la palpación es el dolor al presionar en el punto de Mac Burney, situado en la unión del tercio externo y los dos tercios internos de la línea que une la espina ilíaca anterosuperior y el ombligo. Éste es el punto de máximo dolor y signo constante en la apendicitis aguda.

Puede estar desplazado en aquellos casos en los cuales el apéndice está en una situación anómala. Cuando el apéndice es retrocecal se sitúa en el flanco derecho, por encima de la espina ilíaca anterosuperior. Si se trata de un apéndice pélvico, el dolor tiene una localización suprapúbica, aunque en ocasiones no se produce con la palpación abdominal, sino sólo con el tacto rectal.
2.         Signo de Blumberg. Dolor provocado por la descompresión brusca del abdomen. Es un signo útil de irritación peritoneal; cuando el apéndice está en situación retrocecal o pélvica, la inflamación apendicular no produce contractura muscular. Si la descompresión se produce en cualquier parte del abdomen, diferente a la FID: GENEAU DE MUSSY.


3.         Signo del psoas. (Cope) ( Meltzer Hausman) La flexión activa del muslo derecho provoca dolor o lo aumenta. Es útil en las apendicitis retrocecales.




4.         Signo del obturador.  (Sachary-Cope) Consiste en la aparición del dolor con la rotación interna pasiva del muslo derecho. Es útil en las apendicitis pélvicas.


Existen otros signos que pueden ser útiles en algunos casos de apendicitis:
5.         Signo de Klein. El punto de máximo dolor se desplaza hacia la línea media cuando el paciente adopta la posición de decúbito lateral izquierdo. Este signo es positivo en los casos de linfadenitis mesentérica, ya que se desplazan los ganglios mesentéricos inflamados.


6.         Signo de Rovsing. La presión en el cuadrante inferior izquierdo provoca dolor en el cuadrante inferior derecho. Se produce por el aumento de presión retrógrado del colon que distiende y moviliza el polo cecal y el apéndice.


Signos apendiculares
1.         Signo  de Aarón: sensación de dolor en epigastrio o en la región precordial por la presión en punto de Mc Burney.
2.         Signo de Baldwin: Mc Burney con pierna extendida y elevada.
3.         Signo  de Brittain: La palpación del CSD del abdomen produce retracción testicular del mismo lado (apendicitis gangrenada.)
4.         Signo  de Capurro: Palpación en el ámbito de espina iliaca antero superior derecha   con presencia de dolor.
5.         Signo de Cope (del psoas): aumento de dolor en FID al realizar flexión activa de la cadera derecha.
6.         Signo  de Chase: Dolor en región cecal provocado por el paso rápido y profundo de la mano de izquierda a derecha, a lo largo del colon transverso, a la vez que se oprime el colon descendente.
7.         Signo de Chutro: Cicatriz umbilical desviada hacia la derecha.
8.         Signo de  Donelly:   Dolor por la compresión sobre y debajo del punto de Mc Burney, estando la pierna derecha en extensión y aducción ( retrocecales)
9.         Signo de Dubard: dolor en FID por la compresión del nervio vago derecho a nivel del cuello.
10.       Signo de Dunphy: Dolor en Cuadrante Inferior Derecho al toser.
11.       Signo de Guenero de Mossy: Rebote abdominal generalizado.
12.       Signo de Head: Hiperestesia cutánea en  FID.
13.       Signo de Hesse: Diferencia de temperatura axilar en ambos lados.
14.       Signo de Holman: Dolor a la percusión suave sobre la zona de irritación peritoneal.
15.       Signo de Horn: Dolor en FID por la tracción suave del testículo derecho.
16.       Signo de Ilescu, la descompresión del nervio frénico derecho del cuello produce dolor en FID
17.       Signo  de Jacob: En la apendicitis aguda  la FII no es dolorosa a la  presión profunda  pero si al retirar bruscamente  la mano.
18.       Signo de Kahn: Presencia de bradicardia (Gangrenosa).
19.       Signo de Kuster: Disminución de movimientos de la pared abdominal en inspiración.
20.       Signo   de Lecene: Palpación  dos dedos atrás de la espina iliaca y dos  por arriba de la misma (retro cecal).
21.       Signo de Lennander: diferencia de más de 0.5 grados entre la temperatura axilar y la rectal.
22.       Signo de López Cross Pavlosky: Dolor con Kuster y presión en  fosa iliaca derecha
23.       Signo de  Mannaberg: Acentuación del segundo ruido cardiaco en las afecciones inflamatorias del peritoneo.
24.       Signo  de Mastin: dolor en la región clavicular.
25.       Signo de  Meltzer: dolor intenso en FID por la compresión en punto de Mc Burney al mismo tiempo que se levanta en miembro inferior derecho  extendido.
26.       Signo  de Ott: sensación dolorosa, de estiramiento, dentro del abdomen, al poner al paciente en decúbito lateral izquierdo.
27.       Signo de Piulachs:   Pinzamiento del flanco derecho con dolor.
28.       Signo de Priewalsky: Disminución de la capacidad de sostener elevada la pierna derecha.
29.       Signo de Richet y Nette: Contracción de los músculos abductores del muslo derecho.
30.       Signo  de Roque: La presión continua del punto de Mc Burney provoca en el varón el ascenso del testículo derecho.
31.       Signo de Roux: Sensación de resistencia blanda por la palpación del ciego vacío.
32.       Signo   de Rovsing: Palpación de fosa iliaca izquierda   y el paciente refiere dolor en fosa iliaca derecha.
33.       Signo de Sattler: Si estando el paciente sentado extiende y levanta la pierna derecha y al mismo tiempo s e presiona el ciego, se produce dolor agudo.
34.       Signo de Simón: Retracción o fijación del ombligo durante la inspiración en las peritonitis difusas.
35.       Signo de Summer: aumento de la tensión de los músculos abdominales percibido por la palpación superficial de la FID.
36.       Signo de Tejerina- Fother-ingram: La descompresión brusca de FII despierta dolor en FID.
37.       Signo de Thomayer: Lado derecho timpánico y el izquierdo mate.
38.       Signo de Tressder: el decúbito prono alivia el dolor en las apendicitis.
39.       Signo de Von Blumberg: Dolor a la descompresión en el punto de Mc Burney (rebote).
40.       Signo de Wachenheim-Reder: Al realizar el tacto rectal s e produce dolor referido en FID:
41.       Signo de Wynter: Falta de movimientos abdominales durante la respiración.

Puntos apendiculares
1.         De Cope: punto situado en el medio de una línea que va de la espina iliaca antero superior derecha al ombligo.
2.         DE Jalaguier: punto en el centro de una línea    trazada desde la espina iliaca   antero superior derecha a la sínfisis del pubis.
3.         DE   Lanz: Dolor localizado sobre una línea imaginaria trazada de la espina antero superior derecha a la izquierda y se localiza en la unión del tercio derecho con los dos tercios izquierdos
4.         De Lezmann: Punto sensible a 5-6 cm de la EIASD en la línea que une ambas espinas
5.         De Lothlissen: punto sensible a 5 cm por abajo de Mc Burney.
6.         De  Mc Burney: Se localiza sobre la línea imaginaria que une la espina iliaca antero superior con  la cicatriz umbilical y en la unión del tercio medio con el tercio externo.
7.         De Monro: Punto situado en el punto medio de una línea que une la EIASD con el ombligo.
8.         De Morris: punto situado a 4  cm por debajo del ombligo en una línea a que va de este  a la EASD.
9.         De Sonnerburg: Punto situado en la intersección de  la línea que une ambas espinas iliacas antero superiores con el musculo recto anterior derecho.

Maniobras apendiculares
1.         Maniobra de Gordi Grau: El enfermo con el abdomen relajado, el índice extendido del examinador resigue en sentido descendente, el surco inguinal hasta alcanzar el nivel del conducto subpubiano. Comprimiendo de esta forma el nervio obturador.
2.         Maniobra de gravitación: Si se limita con exactitud el área de sensibilidad en la parte baja del abdomen y luego s e coloca al paciente sobre el lado sano, en un lapso de 15-30 minutos el área de sensibilidad, el dolor y la rigidez son más notables y extensas.
3.         Maniobra de Haussmann: Una vez determinado el dolor en el punto apendicular, se eleva lentamente el miembro extendido hasta formar con el plano de la cama un ángulo de 50 grados, mientras sé continua con la presión en el punto doloroso, en este momento se produce aumento del dolor.
4.         Maniobra de Kerengal: Se coloca al enfermo en decúbito supino igual que en la de Klein se marca el punto doloroso y se coloca al paciente sobre lado izquierdo y se presiona fuertemente en el punto marcado
5.         Maniobra de Klein: Se coloca al paciente en decúbito supino y se marca el punto doloroso, luego se coloca en decúbito lateral izquierdo y se puede observar que el punto doloroso sigue coincidiendo con la marca.
6.         Maniobra de Mc kessack-Leitch: El paciente se acuesta en decúbito lateral izquierdo con ambos muslos flexionados en forma de ángulo recto con el cuerpo, el examinador extiende el muslo derecho hacia atrás, al mismo tiempo que con su mano izquierda presiona el punto de Mc Burney contra el músculo psoas tenso. (Útil en  apéndice retrocecal).
7.         Maniobra de Reder: al realizar el tacto rectal s e produce dolor en un punto por encima y a la derecha del esfínter de O `Beirne (banda de fibras en la unión del colon sigmoides y el recto).
8.         Maniobra de Sam Martino: Se coloca una mano en abdomen para valorar la resistencia muscular, mientras se realiza tacto rectal dilatando el ano con dos dedos. Dando como resultado que la contracción y dolor disminuyen.
9.         Maniobra de Soresi: Si estando el paciente acostado en decúbito supino con los muslos flexionados, se comprime el ángulo hepático del colon. Al mismo tiempo que tose se produce dolor en el punto de Macburney.

Triadas apendiculares
            Tríada apendicular de Dielafoy: Hiperestesia, dolor y contractura muscular en fosa iliaca derecha.
            Triada de Murphy: Dolor abdominal, Náuseas y vómitos, Fiebre.
            Triangulo hiperestésico cutáneo de Dielafoy: Sé encuentra en la unión de ombligo a pubis y de pubis a espina iliaca  antero superior.

Laboratorio
En la mayoría de los casos existe una leucocitosis ligera, hasta 15.000 leucocitos/ml. Si las cifras son mayores, se debe pensar en una complicación evolutiva. La desviación izquierda de la fórmula, con un predominio de los neutrófilos superior al 70 %, y la aparición de formas juveniles en cayado, constituye una mayor ayuda diagnóstica. Esta desviación izquierda aparece de manera casi constante, incluso con un recuento global de leucocitos normal.
La velocidad de sedimentación globular está normalmente acelerada.
La Proteína C reactiva, encontrándose una tasa   de resultados negativos falsos de 3% y positivos falsos de 11%, con una sensibilidad de 93.5% y especificada de 80%.
Existe la llamada prueba triple   que sugiere altamente la presencia de apendicitis ante un cuadro clínico sugestivo:
1.         PCR  por arriba de 8 mcg / ml.
2.         Leucocitosis superior a 11, 000.
3.         Neutrófilia por arriba de 75%.
   El examen de la orina puede mostrar hematuria o piuria ligeras, si el apéndice inflamado está en contacto con la vía excretora renal e incluso en casos en los cuales no existe este contacto. Las cifras elevadas de leucocitos o hematíes en la orina deben hacer pensar en una enfermedad renal, aunque no descartan totalmente una apendicitis.
En todo caso, los datos de laboratorio son complementarios y no pueden sustituir a la historia clínica y a una exploración cuidadosa.

Diagnóstico por imagen
Hasta el empleo de las pruebas de imagen (US y TC) el diagnóstico de la apendicitis se basaba únicamente en la historia clínica, exploración física y hallazgos de laboratorio. Esto conllevaba una tasa de apendicectomías negativas de 15-20% en la población general y de hasta 47% en mujeres en edad fértil 4-6.
Radiología simple
La radiografía simple de abdomen no ofrece datos patognomónicos de apendicitis aguda. Existen una serie de signos sugestivos de irritación peritoneal:
1.         Cambios en el patrón gaseoso y líquido
a)         íleo localizado
b)         íleo cecal con nivel hidroaereo
•           íleo generalizado.
•           signo del colon interrumpido (ciego vació).
2.         Escoliosis de concavidad derecha (secundaria a espasmo de psoas derecho).
3.         Borramiento de la línea de psoas derecho Particularmente de su segmento inferior.
4.         Apendicolito de 0.5 a 1 cm, redondo u oval, laminado o no.
5.         Borramiento de la línea grasa pre peritoneal derecha, del borde inferior del hígado y de la línea del músculo obturador.
6.         Densidad liquida en la línea del flanco y efecto de masa en cuadrante inferior derecho
7.         Gas extraluminal.
8.         Aire en el apéndice.


Figuras 6. Apendicolitos. Se visualizan sendas imágenes radiopacas de apendicolitos en fosa iliaca derecha; borrosidad de planos.

Colon por enema
El uso de un enema de bario de urgencia se limita solo a los estados unidos con los siguientes signos radiológicos de apendicitis aguda:
1.         Falta persistente de visualización del apéndice.
2.         Visualización parcial del apéndice.
3.         Defectos de presión en el ciego
4.         irritabilidad del ciego y el íleon terminal en el estudio de detección.


Ultrasonido
    Apariencia ecográfica del apéndice  normal
   Se ha descrito en ultrasonidos como una estructura tubular, colapsable y llena de líquido, que mide en promedio 3-6 mm de diámetro transverso, con un extremo ciego en el eje longitudinal y una configuración ovoide en el
Plano axial. El apéndice es usualmente curvo y puede ser tortuoso. El espesor de su pared no debe exceder de 2 mm, con contenido líquido en su interior e hiperecogenicidad de la mucosa. Se diferencia de las asas intestinales delgadas por la ausencia de peristaltismo y de cambios en su configuración durante todo el examen (figuras 7).


Figuras 7. Aspecto ecográfico normal del apéndice. En la imagen se visualiza apéndice en planos longitudinal y axial. Se muestra la característica estructura en capas: túnica serosa lineal y ecogénica, túnica muscular hipoecoica, submucosa hiperecoica y mucosa hipoecogénica.

   La ecografía, realizada por un experto, es útil en el diagnóstico de la apendicitis aguda en su fase precoz, aunque su verdadera utilidad se logra en las fases avanzadas, donde demuestra procesos inflamatorios evolucionados y abscesos localizados.
Worrel determino 4 criterios  diagnósticos.
1.         Visualización del apéndice.
2.         Apéndice con un diámetro mayor de 6 mm
3.         Pared  engrosada mayor de 3 mm
4.         La presencia de una masa.
La sensibilidad para cada criterio en forma individual estaba entre el ll% y 75% para uno y cuando se encontraron  2 criterios o más fue de 68% a 93%.

Actualmente los criterios diagnósticos primarios de apendicitis son:
•           Visualización de una estructura tubular con clásica apariencia en capas, de sección circular, con un extremo distal ciego y no compresible (figuras 8).


Figuras 8. Apendicitis. Estructura tubular de sección circular con capas no compresible, con diámetro mayor de 7 mm. (Secundario al engrosamiento de sus paredes).

•           Apéndice en posición fija en la zona de máxima sensibilidad para el paciente.
•           El diámetro anteroposterior debe ser mayor de 7 mm (figura 9).


Figura 9. Apendicitis con líquido libre periapendicular. Apéndice inflamado con pequeña cantidad de líquido periapendicular.

•           Hipervascularización de la pared en el estudio con eco-doppler (figura 10 a y b).



 Figuras  10 a y b. Apendicitis con aumento de vascularización de la pared. Se muestra el apéndice engrosado y con desestructuración de las capas. En la imagen anexa el mismo apéndice inflamado con aumento de vascularización de su pared en el estudio con Doppler.

Entre los criterios de segundo orden  o secundarios que apoyan el diagnóstico de apendicitis destacan:
•           Apendicolito: imagen hiperecogénica con sombra acústica, que posee alto valor predictivo positivo (figura 11).


Figura 11. Apendicitis con apendicolito. En la imagen se visualiza apéndice inflamado con apendicolito en su interior (obsérvese la sombra posterior que deja debido a su calcificación).

•           Líquido rellenando la luz en un apéndice de pared desestructurada (figura 12).


Figura 12. Líquido rellenando la luz en un apéndice de pared desestructurada.

•           Aspecto brillante de la serosa periapendicular.
•           Aumento en el eco de la grasa mesentérica.
•           Engrosamiento de la pared del ciego y del íleon.
•           Líquido periapendicular-libre intrabdominal.
•           Adenopatías regionales.



Figura 13. Adenopatías periapendiculares.

En los casos de apendicitis más evolucionadas se añaden además otros hallazgos como:
•           Visualización de áreas hipoecogénicas en la submucosa del apéndice: la pérdida de definición de las capas de la pared indica la presencia de fenómenos isquémicos y gangrenosos, con posibilidad de una perforación inminente (figura 14).

Figura 14. Apendicitis con desestructuración focal de la pared. Apéndice inflamado que muestra una pequeña interrupción de la estructura en capas de su pared, que indica progresión transmural de la infección y el riesgo de una perforación inminente.

•           Perforación: el apéndice pierde turgencia, su sección es oval y puede dejar de ser visualizado por quedar digerido en el seno del plastrón (figura 15).

Figura 15. Apéndice perforado. No se visualiza la punta apendicular en relación con perforación.

•           Presencia de plastrón apendicular: es una zona más o menos amplia de hipoecogenicidad mal definida en el seno de la serosa tumefacta y brillante en cuyo interior se puede ver en ocasiones el apéndice o sus restos.
•           Formación de abscesos que suelen ser difíciles de diferenciar del plastrón e incluso de identificar en el US por la presencia de aire en su interior.
   Entre las causas de error que conducen a diagnósticos falsos negativos en la ecografía están la apendicitis confinada a la punta del apéndice, la apendicitis retrocecal, la apendicitis perforada (en la que las paredes del apéndice  desestructurado  no  son  identificables),  el  apéndice  lleno  de  gas  o  un  apéndice  marcadamente aumentado de tamaño que puede confundirse con un segmento de intestino delgado.
    Entre las causas de error que conducen a diagnósticos falsos positivos en la ecografía se encuentran la posibilidad de resolución espontánea, un apéndice normal de más de 7 mm de diámetro transverso, la confusión de la estructura apendicular con una trompa de Falopio dilatada, con fibras del músculo psoas o con un íleon engrosado, y la inflamación del mesoapéndice, que también aparece en otras patologías como la enfermedad de Crohn o los abscesos tubo-ováricos.

   En la ecografía puede verse el apéndice aumentado de diámetro, con una pared de más de 3 mm de grosor y dolor al pasar el transductor. Es útil (sobre todo en la mujer, especialmente durante el embarazo) para descartar los diagnósticos diferenciales. Método dependiente del operador, sólo tiene valor si el apéndice se visualiza de forma nítida.


 Figura 16: Corte ecográfico longitudinal del apéndice normal (transductor de alta frecuencia [12 MHz]). Estructura ciega que nace en el fondo cecal y presenta un diámetro anteroposterior inferior de 6 mm (3,5 mm en este paciente).


Figura 17:   Corte ecográfico axial del apéndice normal (transductor de alta frecuencia [12 MHz]). Imagen redondeada, sin peristaltismo, con un diámetro anteroposterior inferior a 6 mm (3,5 mm en este paciente).


Figura 18:   Corte ecográfico longitudinal de un apéndice en posición habitual con un transductor de alta frecuencia (12 MHz): apendicitis aguda no complicada. Estructura ciega que nace en el fondo cecal y tiene un diámetro anteroposterior superior a 6 mm (7,2 mm en este paciente).


Figura 19: Corte ecográfico axial de un apéndice en posición habitual con un transductor de alta frecuencia (12 MHz): apendicitis aguda no complicada. Imagen redondeada, sin peristaltismo y con un diámetro anteroposterior superior a 6 mm (7,6 mm en este paciente).

Figura 20: Corte ecográfico longitudinal de una apendicitis aguda con derrame (transductor de alta frecuencia [12 MHz]). Estructura ciega de 9,5 mm de diámetro que nace del fondo cecal. Derrame reactivo.


Figura 21: Corte ecográfico axial de una apendicitis supurada (transductor de frecuencia intermedia [8,5 MHz]). Imagen redondeada, sin peristaltismo, de 14 mm de diámetro anteroposterior, con líquido en su interior y aspecto hiperecogénico de la grasa adyacente.



Figura 22: Cortes ecográficos axiales de una apendicitis complicada, perforada, con estercolito apendicular (transductor de frecuencia intermedia [8,5 MHz]).a. Imagen redondeada ciega de 12,1 mm con estercolito (flecha).b. Derrame por delante del apéndice (flecha).

Tomografía computarizada
   La TC en el diagnóstico de la apendicitis en adultos fue popularizada a finales de 1990 tras la publicación de un estudio prospectivo que proponía el uso de la TC con contraste por vía rectal. Este estudio de Rao y cols3 se encontró que la TC tenía una exactitud de 98%, aunque la técnica no era la comúnmente utilizada.
Pero la controversia en el uso de la TC en la apendicitis todavía no se ha solventado. Se han publicado trabajos que propugnan el uso de rutina de la TC sin contraste, que proporciona un beneficio que supera los riesgos, y dejar el uso de contraste intravenoso para casos especiales 3, 26-28.
   La TC presenta una mayor sensibilidad (90-100%) y especificidad (68-97%) que la ecografía 27-31, aunque tiene sus limitaciones.
   Se trata de una exploración que somete al paciente a radiaciones ionizantes (por lo que no se debe utilizar en gestantes ni en niños, y de forma especial en mujeres en edad fértil), presenta un mayor coste y tiene una menor sensibilidad en el estudio de pacientes con poca grasa corporal.
   No  es  operador-dependiente  pero  sí  intérprete dependiente,  lo  que  significa  que  las  imágenes  pueden  ser valoradas por otro explorador en otro momento. Los protocolos son variados dada la controversia en cuanto al uso de contraste oral, rectal, intravenoso y en lo que respecta a la extensión del área a valorar.
   El contraste oral permite identificar las asas ileales, facilita la identificación del apéndice y ayuda en el diagnóstico de otras posibles patologías. Sin embargo, es desagradable de ingerir en un paciente con dolor abdominal, con frecuencia no se consigue ingerir todo el volumen deseado y la opacificación de todas las asas requiere 1-2 horas de tiempo de tránsito, con el consiguiente retraso en el diagnóstico.
   Otra opción es la administración de contraste por vía rectal, que consigue una opacificación del marco colónico y ciego en un tiempo mucho menor. Resulta incómoda y engorrosa, y no siempre se logra la distensión de todo el colon.
   El apéndice inflamado capta intensamente contraste intravenoso y esto facilita su identificación en pacientes delgados, apendicitis perforadas o apendicitis precoces. Es de ayuda en la demostración de patología extra apendicular, por lo que se aconseja su administración cuando el paciente tiene una función renal normal.
   La exploración limitada a FID es más rápida, más barata y emite menos radiación, pero no se detectan apéndices fuera de la fosa iliaca ni patología extra apendicular, por lo que parece más conveniente extender el estudio a todo el abdomen, incluyendo la pelvis.
Los criterios de apendicitis en el TC  incluyen 32,33:
•           Apéndice mayor de 6 mm en su diámetro máximo. La utilización de contraste intravenoso es útil porque permite demostrar la pared engrosada y con realce circunferencial (figura 23a).
•           Ausencia de contraste oral en la luz apendicular.
•           Visualización de uno o varios apendicolitos (figuras 23a y 23b).



Figuras 23 a y 23 b. Apendicitis. Corte axial y reconstrucción coronal oblicua de TC, con apéndice inflamado mayor de 10 mm que sale del ciego; aumento de densidad de la grasa periapendicular y apendicolitos.
•           Presencia de cambios inflamatorios en grasa periapendicular, burbujas de gas extraluminal, colecciones líquidas y/o presencia de adenopatías ileocecales (figura 24).

Figura 24. Apendicitis con apendicolito. Corte axial de abdomen en FID, El recuadro muestra el apéndice de paredes engrosadas con un apendicolito en su interior y una alteración de la grasa adyacente.
   Como signos secundarios de la apendicitis se encuentran engrosamiento de fascias cercanas, aumento difuso de densidad en el mesenterio adyacente o engrosamiento secundario de las paredes del ciego 32,34.
Se descarta apendicitis cuando se observa que el apéndice está completamente lleno de contraste o de aire, su diámetro máximo es menor a 6 mm, la pared apendicular es menor de 2 mm8,35, o no existe inflamación periapendicular.  Tampoco  si  el  apéndice  aparece  colapsado  o  no  se  visualiza,  siempre  que  no  existan alteraciones periapendiculares 36.
    Es sobre todo la tomografía computarizada (TC), con la identificación de un apéndice de más de 6 mm de diámetro, la que posibilita el diagnóstico de apendicitis aguda en casi el 100% de los casos. Si el tamaño del apéndice es normal, la TC también permite descartar una apendicitis aguda y/o establecer un diagnóstico alternativo. La irradiación no debe tomarse a la ligera, sobre todo en el niño y el adulto joven, por lo que la TC no debe indicarse de forma sistemática. La inyección de medio de contraste está contraindicada en caso de alergia al yodo y de insuficiencia renal.



Figura 25: Cortes axial (A) y coronal (B) de una apendicitis complicada con plastrón apendicular (tomografía computarizada con inyección en la fase venosa). Apéndice aumentado de tamaño (9 mm) (flecha) y plastrón periapendicular (asterisco).



Figura 26: Cortes axial (A) y coronal (B) de una apendicitis complicada, perforada, con un voluminoso estercolito (tomografía computarizada sin inyección). Apéndice aumentado de tamaño (A, flecha) con derrame e infiltración (A, asterisco). Voluminoso estercolito apendicular en posición pélvica secundaria a una perforación apendicular (B, flecha).


Figura 27: Corte axial en tomografía computarizada de una apendicitis no complicada (con inyección en la fase venosa). Imagen redondeada de 8 mm en posición subcecal, con infiltración de la grasa periapendicular (flecha).


Figura 28: Corte axial en tomografía computarizada de una apendicitis retrocecal (con inyección en la fase venosa). Imagen redondeada de 9 mm en posición retrocecal, con infiltración de la grasa periapendicular (flecha).


Figura 29: Corte axial en tomografía computarizada de una apendicitis pélvica (con inyección en la fase venosa). Estructura ciega de 9 mm en posición pélvica, con infiltración de la grasa periapendicular (flecha).

La resonancia magnética
 Se encuentra en fase de evaluación.   

Gammagrafía con tecnecio 99m
Este es un marcador de leucocitos, logrando visualizar su concentración en el apéndice, con un uso muy limitado por su costo y disponibilidad en las unidades de urgencias de nuestro país. Es útil en el divertículo de Meckel.

Conclusiones de radiodiagnóstico.
•           Debido a su sensibilidad y especificidad óptimas, consideramos a la ecografía como la técnica de elección primaria en el diagnóstico de la apendicitis aguda.
•           La ecografía es una técnica especialmente interesante en el diagnóstico en niños y gestantes por la ausencia de radiación. Además, el tiempo de realización es corto, sin necesidad de utilización de contraste ni de preparación previa del paciente.
•           La TC puede considerarse como prueba de segunda línea en casos en que los resultados obtenidos con  la ecografía no sean concluyentes y persista alta sospecha clínica. Recomendamos el algoritmo diagnóstico expuesto en la figura 15 ante la sospecha de apendicitis aguda.
•           La ausencia de hiperleucocitosis y de aumento de la CRP prácticamente permite descartar una apendicitis, aunque también hay que controlar la CRP a las 24 horas.
•               Las formas complicadas de apendicitis aguda rara vez se diagnostican en la fase preoperatoria (disociación anatomoclínica). Se sospechan a partir de dos cuadros clínicos:
•           El plastrón apendicular, masa dolorosa y mal limitada de la fosa ilíaca derecha, que evoluciona de forma progresiva desde algunos días atrás y que corresponde a un apéndice perforado sobre el cual se han adosado las asas de intestino delgado;
•           La oclusión febril, que responde al mismo mecanismo, pero el adosamiento de las asas conduce a la oclusión.
•               El diagnóstico de ambas formas se hace con la TC y el tratamiento es médico (antibiótico) en un primer momento y quirúrgico a continuación. Las otras apendicitis perforadas se descubren a menudo durante la intervención y el tratamiento es idéntico, con la única diferencia de que el riesgo de absceso postoperatorio es mayor.

Diagnostico integrado
  De las manifestaciones clínicas y de laboratorio, las que tiene mayor sensibilidad para el diagnóstico de apendicitis aguda son: Manifestaciones cardinales
1.         Dolor característico (migración de la región peri umbilical al CID o localización inicial en CID)
2.         Manifestaciones de irritación peritoneal.
3.         Datos de respuesta inflamatoria ( leucocitosis con mayor predominio de neutro filos)
     Philip Thorek reconocido anatomista, semiólogo quirúrgico, docente y escritor de medicina de mediados del siglo pasado (Philadelphia – EE.UU) estableció respecto de la evolución clínica de la apendicitis, los clásicos POSTULADOS DEL DOLOR y la denominada PRUEBA DE LAS DOS PREGUNTAS
¿Dónde le comenzó el dolor? 2) ¿Dónde le duele ahora?


Postulados del dolor – thorek
1-         Toda molestia epigástrica difusa y que en el transcurso de 24 horas. se localiza en la FID es una apendicitis aguda aunque se demuestre lo contrario.
2-         Si el paciente exige calmantes para el dolor, difícilmente se trate de una apendicitis.
3-         Un dolor que se inicie en el hemiabdomen inferior y allí se quede localizado, corresponde más a una enfermedad pelviana que a una apendicitis.
John Benjamín Murphy
(1857-1916) Reconocido cirujano EE.UU. y médico personal del presidente Roosvelt y maestro de cirugía, fue quien determinó la evolución del dolor apendicular, desde la vaga molestia epigástrica al dolor localizado en la fosa ilíaca derecha entre 6-8-12 hs después. El síndrome apendicular cursará con una serie de síntomas que recabaremos de una correcta y minuciosa anamnesis y de una signología que obtendremos del examen físico. Acuérdense que el médico tiene que conocer los síntomas para poder preguntarlos y los signos para poder buscarlos.
Cronología de Murphy
En la cronología de Murphy todos los autores que leí convienen en que la epigastralgia es siempre difusa y soportable, a manera de dispepsia y que desaparece cuando horas después se instala el dolor en la fosa iliaca derecha.

Escalas de diagnostico
De las escalas clínicas para diagnóstico de apendicitis las más conocidas son: La de Alvarado, Solís- Mena, Teicher, Ramírez Y Lilndberg
En 1986 fue propuesta una escala práctica para el diagnóstico temprano de la apendicitis aguda por el Dr. Alfredo Alvarado en la que incluyó los síntomas y signos más frecuentes encontrados en los pacientes con sospecha de apendicitis aguda.
Consideró ocho características principales extraídas del cuadro clínico de apendicitis aguda y agrupadas bajo la nemotecnia MANTRELS, por sus siglas en inglés, de aquellos síntomas y signos considerados importantes en la enfermedad, éstos son: migración del dolor (a cuadrante inferior derecho), anorexia y/o cetonuría, náuseas y/o vómitos, sensibilidad en cuadrante inferior derecho (del inglés tenderness), rebote, elevación de la temperatura, leucocitosis, desviación a la izquierda de neutrófilos (del inglés shift to the left). Les asignó un punto a cada característica encontrada, exceptuando sensibilidad en cuadrante inferior derecho y leucocitosis a las que les asignó 2 puntos para cada uno totalizando 10 puntos y en base al puntaje obtenido determinó tres conductas médicas a seguir, éstas son:
Si la sumatoria es de 7 o más puntos el paciente requiere cirugía, ya que se considera cursa con apendicitis aguda, con 5 y 6 puntos el paciente cursa con una probable apendicitis y se requerirá de valoraciones seriadas tanto clínica como de laboratorio así como de algunos estudios por imágenes (US, TAC). Si el puntaje es de 1 a 4 existe una muy baja probabilidad de apendicitis ya que muy raros casos se han presentado con menos de 4 puntos.

Parámetro
Observaciones
Puntaje
Signos
Migración del dolor
1
Anorexia y/o cuerpos cetónicos urinarios
1
Nausea y vomito
1
Síntomas
Dolor en FID
2
Dolor de rebote
1
Elevación      de    la temperatura
1
Laboratorio
Leucocitosis ( +10 000)
2
Desplazamiento hacia la izquierda (neutrófilos > 75%)
1

Ventajas
Una tasa de apendicetomías con resultados negativos menor de 15% Una tasa de apéndice perforado menor al 35% de perforación inadvertida menor de 15% Apendicitis aguda inadvertida menor a 5%.

Diagnóstico diferencial.
Se dice que una tasa de apendicetomías falso-negativa del 15 al 20% todavía es una buena práctica quirúrgica.
El diagnóstico diferencial de la apendicitis puede hacerse prácticamente con todos los procesos causantes de un abdomen agudo. Según la edad y el sexo, se debe establecer el diagnóstico diferencial con una serie de procesos específicos. A continuación se indican los más comunes.
La patología que más se confunde  en los niños es la adenitis mesentérica.
  
Cuadro 2 - Principales diagnósticos diferenciales de la apendicitis aguda.
Ginecológicos
(exploración física, β-hCG, ecografía) 
Salpingitis
Otros no infecciosos (embarazo extrauterino, torsión de anexo, quiste complicado, ovulación dolorosa) 
Urinarios
(tira reactiva urinaria, ECBO, ecografía) 
Píelonefritis aguda derecha
Cólico nefrítico 
Digestivos 
Linfadenitis mesentérica (rinofaringitis, fiebre elevada, ecografía, vigilancia)
Gastroenteritis (en caso de dolores predominantes, con poca diarrea; ecografía)
Infarto del epiplón, apendalgitis o torsión del epiplón (sin fiebre, ecografía o TC)
Inflamación del divertículo de Meckel (ecografía, o TC, o exploración quirúrgica sistemática en ausencia de apendicitis)
Divertículitis del ciego o del colon derecho o incluso sigmoidea (TC)
Enfermedad de Crohn (antigüedad de los síntomas, diarrea, signos sistémicos, ecografía o TC), ileítis, colitis agudas de causas diversas.
Cáncer infectado del colon derecho (edad, alteraciones previas del tránsito, anemia, TC)
En caso de peritonitis, todas las causas de peritonitis. 
Cuadro 2 - Principales diagnósticos diferenciales de la apendicitis aguda.
Leyenda: hCG: gonadotropina coriónica humana; ECBO: estudio citobacteriológico de la orina; TC: tomografía computarizada.

Enfermedades  de sistema digestivo.
Dolor abdominal inespecífico.
Es el proceso con el que más frecuentemente se debe hacer el diagnóstico diferencial.
Se presenta sobre todo en los niños y en los jóvenes, en los cuales la incidencia de apendicitis aguda es máxima. En muchos casos son indistinguibles y la única forma de establecer el diagnóstico es la laparotomía. Una mejoría del dolor en el curso de una observación por sospecha de apendicitis aguda debe hacer pensar en este proceso.
Linfadenitis mesentérica.
Suele haber antecedentes de infección de las vías respiratorias altas, fiebre superior a la que se presenta en la apendicitis, antecedentes de cuadros similares; son útiles el signo de Klein positivo y la linfocitosis, que aparecen con frecuencia. Puede haber adenopatía generalizada. Los vómitos no son notables, la fiebre puede ser desproporcionadamente alta en relación con los hallazgos. El dolor de la adenitis mesentérica inicia en cuadrante inferior derecho. La hipersensibilidad a la palpación puede no estar bien localizada.
Enfermedad de Crohn.
Sobre todo en el primer brote de la enfermedad de Crohn, ésta puede ser indistinguible de la apendicitis. En otros casos, los antecedentes de brotes anteriores o de despeño diarreico reciente nos harán pensar en este proceso.
Colitis Neutropenica
Es una entidad necrotizante fulminante del íleon y colon que ocurre en el paciente inmunocomprometido. El dolor se localiza en el punto de Mc Burney. La enfermedad progresa a sepsis en forma rápida y notable.  Radiológicamente se puede encontrar neumatosis de colon derecho.
Infección por Yersinia enterocolitica.
Produce un cuadro de ileítis terminal difícil de diferenciar de la apendicitis y de la enfermedad de Crohn. En esta afección, el dolor y la fiebre suelen presentarse en forma simultánea. Sólo aparece diarrea en el 50 % de los casos, lo que dificulta el diagnóstico diferencial.
Gastroenteritis Viral o Bacteriana
En general se asocia con una diarrea profusa. Tienden a estar más afectados sistémicamente con fiebre y escalofríos.  Los ruidos intestinales son hiperactivos, y el dolor difuso.
Colecistitis aguda
No antecedente de anorexia, la vesícula inflamada y Murphy positivo.
Divertículitis De Meckel
Esta entidad causa signos y síntomas similares  a la apendicitis aguda. Cuando se encuentra en la cirugía un apéndice normal, se debe buscar en los 100 cm dístales de íleon en búsqueda de divertículo de Meckel.
Intususcepción
El niño típicamente tiene menos de 2 años, Episodios de dolor que se manifiestan como cólicos intensos, irritabilidad, vómitos y flexión de las piernas contra el abdomen. Radiológicamente con un patrón obstructivo. Las heces con la coloración característica de frambuesa A la palpación en cuadrante inferior derecho como una salchicha indurada.
Ulcera Perforada
Con un dolor agudo severo, la peritonitis y  el abdomen en tabla ocurren en forma temprana. Radiológicamente   presencia de aire libre subdiafragmatico.
Enfermedad Divertícular De Colon
Un colon izquierdo redundante con divertículitis en cuadrante inferior derecho puede ser muy difícil de distinguir de una apendicitis aguda. La incidencia pico da en personas de mayor edad, existiendo antecedentes de cambios en hábitos evacuatorios y presencia de diarrea.
Torsión De Un apéndice Epiploico
Los antecedentes tienden a ser atípicos. El paciente tiene un aspecto menos crítico. La desviación del patrón del dolor es inusual, el hemograma es normal. Sin embargo la intervención puede ser inevitable si los síntomas no remiten.
Hepatitis Viral
Puede asociarse con dolor abdominal, náuseas y anorexia. Sin embargo, como regla, el dolor no se localiza en cuadrante inferior derecho. Una vez que se manifiesta la ictericia la confusión se aclara.
Gastritis
No  existe migración del dolor.  Antecedentes de cuadros previos característicos.
Aneurisma De La Aorta Roto
Dolor severo y de comienzo súbito acompañado de shock. Se puede palpar una masa pulsátil cerca del ombligo. Pulsos femorales disminuidos. Las radiografías de abdomen pueden revelar una pared aortica  calcificada y expandida
Hematoma o Ruptura De La Vaina De Los Rectos
Esta enfermedad ocurre   luego de un esfuerzo, o puede presentarse en pacientes con ingesta de anticoagulantes.

Enfermedades urológicas
Infección Urinaria.
La píelonefritis derecha puede simular una apendicitis aguda Retrocecal. El paciente tiene fiebre alta, escalofríos, temblores y un análisis de orina anormal con bacteriuria. La cistitis en general se manifiesta con disuria, polaquiuria, sin escalofríos ni temblores.
Cólico nefrítico derecho.
El dolor suele irradiar a la zona lumbar y a los genitales, produce un estado de inquietud y suele estar acompañado por un síndrome miccional. El examen del sedimento y, en ocasiones, la radiografía del abdomen que muestra la litiasis ayudará en el diagnóstico.
En la mujer joven, la salpingitis aguda, la ovulación dolorosa y la rotura de un embarazo ectópico pueden simular una apendicitis.
Calculo Ureteral
Puede haber antecedentes de cálculos. La mayoría de los pacientes tiene hematuria, el dolor puede irradiar hacia el testículo homolateral o la vulva. También presentan Polaquiuria. El dolor sumamente severo y se asocia con vómitos profusos.
Absceso Perinéfrico
Los pacientes en general evolucionan más insidiosamente, con fiebre alta y temblores. Aunque el dolor marcado e hipersensibilidad del ángulo costo vertebral se puede confundir con apendicitis aguda retrocecal.  Sin embargo, los pródromos de la apendicitis aguda están ausentes.
Epididimitis
El hemiescroto en general es muy sensible y puede palparse  fácilmente el  epidídimo inflamado.
Vesiculitis Seminal.
La Vesiculitis Seminal produce dolor pero sin localización. Al tacto rectal con hipersensibilidad marcada al lado de la próstata.  No pródromos de la Apendicitis aguda.
Torsión testicular
Dolor severo, vómitos. A la exploración física del testículo se encuentra dolor y tumefacción importantes.

Enfermedades respiratorias
Una neumonía lobular en un niño por lo común se presentara con fiebre y dolor abdominal, por lo cual es esencial obtener radiografía de tórax en todo paciente con sospecha de apendicitis aguda. Puede haber hallazgos auscultatorios en campos pulmonares y además la presencia de tos flemosa, nos da la pauta para la diferencia de apendicitis aguda.

Enfermedades ginecológicas.
Enfermedad Inflamatoria Pélvica
Puede ser una salpingitis aguda, absceso tubo ovárico o un hidrosalpinx. Todas producen dolor por debajo del ombligo que migra a la pelvis y que por lo común se acompaña de náuseas y vómito, fiebre alta y taquicardia. El examen pelviano revela hipersensibilidad bilateral en especial con el movimiento cervical y hay presencia de secreción vaginal.  Típicamente es una infección recurrente y aparece a los 7 días después de la menstruación.
Quiste Del Cuerpo Lúteo o Folicular Roto
Puede haber hemorragia asociada con la ovulación, y si es lo suficientemente severa irritara el diafragma y tendrá dolor referido al hombro. La aparición a la mitad del ciclo menstrual. Generalmente en 12 horas en observación las pacientes mejoran. En general el dolor es agudo.  El dolor  cerca del comienzo de la menstruación puede ser secundario a  rotura de quiste lúteo. Leucocitos normales.
Embarazo Ectópico.
Esta enfermedad continua siendo un desafió. Más del 80% de estos embarazos ocurren en la trompa de Falopio.  Hay que tomar en cuenta los antecedentes de riesgo para embarazo ectópico como son: una infección pelviana, un aborto inducido, el uso de DIU, la endometriosis y la esterilización tubarica. El dolor pélvico o lumbar es la principal molestia, puede haber amenorrea o no.   A la exploración física hipersensibilidad de los anexos y palpación de una masa.   La ecografía     puede mostrar un saco gestacional extrauterino el radioinmunoensayo de la sub unidad beta de la HGC  es positivo.
Torsión De Anexos
Generalmente involucra al ovario y la mitad distal de la trompa de Falopio. Generalmente se trata de un ovario quístico o enfermo.  El dolor y los vómitos son simultáneos y peores que en la apendicitis aguda. El dolor es severo agudo y localizado desde su inicio.
Miomas Pedunculados
Estos tienen una tendencia a rotar sobre el pedículo y causar dolor. Es difícil diferenciarlo de apendicitis aguda si ocurre del lado derecho. El dolor es intenso, agudo y severo. Sin embargo no hay antecedentes de  pródromos de apendicitis aguda.
Endometriosis
A menos que la paciente tenga antecedente de endometriosis o dolor cíclico él diagnóstico diferencial es difícil sin cirugía.

Pronóstico.
   Las primeras fases anatomopatológicas pueden evolucionar hacia la curación espontánea o hacia estadios más avanzados. Así, la apendicitis mucosa puede curar sin secuelas o evolucionar hacia la forma fibrinosa; ésta puede evolucionar hacia la curación, con la producción de adherencias periapendiculares, o hacia apendicitis purulenta o gangrenosa. Estas dos formas producen indefectiblemente la perforación del apéndice, con lo cual se forma una peritonitis localizada o difusa.

Tratamiento.
   El tratamiento de la apendicitis aguda es quirúrgico. La única excepción a esta regla podría ser una apendicitis muy evolucionada, que manifiesta la existencia de un flemón periapendicular; en este caso, las maniobras quirúrgicas podrían producir complicaciones.
El tratamiento expectante en estos casos consistiría en antibióticos, reposición hidroelectrolítica, dieta absoluta, sonda de aspiración gástrica, reposo en cama y opiáceos. El propósito de este tratamiento es la formación de un absceso circunscrito que se drenaría a las 3-4 semanas.
La técnica de elección hoy en día está en discusión; algunos autores optan por la apendicectomía convencional y otros por la efectuada por vía laparoscópica; no obstante, la mayoría se inclina por esta última.
Esta vía de acceso está indicada sobre todo cuando el diagnóstico es relativamente incierto, se sospecha perforación o el paciente es obeso. La excelente visualización de todos los órganos de la cavidad abdominal evita, en ciertos casos de errores diagnósticos, la extensión excesiva de la incisión abdominal.

Tratamiento de la apendicitis aguda  no complicada
El tratamiento clásico es la apendicectomía de urgencia, asociada a una antibioticoterapia en la inducción anestésica y a la reanudación precoz de la alimentación. En todos los casos se efectúa un estudio anatomopatológico. No hay pruebas de que la laparoscopia sea superior a la vía clásica. Las complicaciones principales son los abscesos de pared e intraabdominal y, a distancia, la oclusión por bridas. La apendicectomía se acompaña de una disminución del riesgo de rectocolitis hemorrágica (pero no de enfermedad de Crohn).
El tratamiento antibiótico [5] es eficaz en esta situación (salvo en caso de estercolito, que supone una forma complicada), con un riesgo de recidiva de apendicitis de alrededor del 20% en el lapso de un año. En la actualidad, no se recomienda [4], pues hay que contar con la certeza diagnóstica y la vigilancia estricta en un ambiente quirúrgico.

Apendicitis aguda perforada con peritonitis localizada (flemón, absceso)
   La sospecha clínica debe confirmarse con una TC. El tratamiento antibiótico está indicado, si es necesario asociado al drenaje percutáneo de un absceso. La apendicectomía se efectúa de manera secundaria (salvo en el niño en ausencia de estercolito) por el riesgo de que se trate de un cáncer.

Tratamiento medico
Ayuno.
Soluciones parenterales   a 1500 -2000 m2 SC.
Sonda naso gástrica en caso de vomito frecuente, ingesta reciente de alimento, distensión importante por íleo o en oclusión intestinal.
Se recomienda el uso de medias elásticas o vendaje de Miembros Inferiores en casos de alto riesgo.
Antibióticos
  El manejo POP de antibióticos IV debe ser hasta que el paciente este a febril y el recuento leucocitario sean normal. Existen  varios esquemas:
         Surgical Infection Society
Leves – Cefoxitina o ticarcilina- ácido clavulanico Graves- Carbapenem o cefalosporina de 3ra generación, aminoglucósido, o monobactam  combinado con  metronidazol o Clindamicina
         Sanford
Cefotazima   2 gr iv cada 8 horas
Ticarcilina con ácido clavulanico 1 g cada 6 hrs o piperazilina con tazobactam 3 a 4 g cada 8 hrs o ampicilina con sulbactam 3g cada 6 hrs o ceftriazona 2 gr iv cada 24 horas o Ertapenem 1 gr iv cada  24 horas.
Ciprofloxacina 400 mg cada 12 hrs o levofloxacina 750 mg cada 12 hrs + Metronidazol 1g cada 12 hrs o 500mg cada 6 hrs o Clindamicina 450 ª 900 mg cada 8 hrs
         Nelson pediatría
Meropenem 60 mg /kg/día IV /3 tomas Imipenem 60 mg/kg/día / 4 tomas IV
Piperazilina con tazobactam 240 mg /kg/día / 4 tomas
Otro esquema: ampicilina  150mg/kg/día / 3 dosis + gentamicina  6 -7.5  mg / kg / día  / 3 dosis.
Y clindamicina 30 mg / kg / día  IV  / 3 dosis. O metronidazol  40 mg / kg / día  / 3 dosis.

Complicaciones
   El porcentaje de complicaciones aumenta de acuerdo al tipo de apendicitis aguda, el grado de evolución de la misma y la edad del paciente. La perforada o gangrenadas, consideradas como heridas contaminadas o sépticas aumentan el índice de infecciones de la herida operatoria hasta el 60% y la posibilidad de abscesos intraabdominales. Otra complicación es la fístula cecal, poco frecuente, sin embargo, debe ser tratada como todas las fístulas de intestino de acuerdo a los criterios de Sheldon. La mortalidad es de 15% en ancianos cuando ya está perforada y en pacientes no ancianos la tasa va de 0.1 a 3%.

Complicaciones de apendicitis aguda
Peritonitis
Abscesos periapendiculares localizados
Abscesos hepáticos
Sepsis grave de origen abdominal.
Choque séptico
Muerte
Otras enfermedades del apéndice
Apendicitis granulomatosa
    La enfermedad de Crohn causa sólo el 5-10% de las apendicitis granulomatosas; en este caso existen habitualmente otras lesiones digestivas de la enfermedad (en la apendicectomía suele indicarse una ileocolonoscopia) [6]. Rara vez puede deberse a una sarcoidosis, una reacción a cuerpos extraños, una infección micobacteriana, fúngica o parasitaria o, sobre todo, por Yersinia enterocolitica. La causa más frecuente sería una apendicitis aguda o subaguda recidivante y el tratamiento es la apendicectomía.

Tumores neuroendocrinos (antes denominados «carcinoides») apendiculares
    Suelen ser de hallazgo fortuito en una pieza de apendicectomía. Todo se basa en el estudio sistemático de la pieza quirúrgica. El seguimiento es inútil en caso de tumor de menos de 1 cm (o de menos de 2 cm sin invasión de la base del apéndice) en ausencia de metástasis ganglionares, de émbolos venosos o linfáticos en el mesoapéndice, de invasión del mesoapéndice de más de 3 mm y de elemento adenocarcinomatoso («adenocarcinoide»). En los demás casos se indica una hemicolectomía derecha, precedida de una valoración amplia y seguida de una vigilancia regular.
Tumores mucinosos apendiculares
    Descubiertos en una pieza quirúrgica de apendicectomía necesitan (excepto el carcinoma in situ intraepitelial), según el grado histológico, una resección ileocecal o una hemicolectomía derecha.
     El Mucocele apendicular se define por su aspecto macroscópico: el apéndice aumentado de tamaño es llenado por el moco que secreta un tumor mucinoso bien diferenciado y habitualmente maligno. Hay que prestar mucha atención a no romper el apéndice (riesgo de diseminación peritoneal) y a efectuar un estudio citológico peritoneal.     En ausencia de invasión de los márgenes, del mesoapéndice, de signos de malignidad histológica y de citología peritoneal positiva, se indica una vigilancia anual. Si no, el caso debe discutirse en reunión de concertación multidisciplinar especializada (colectomía derecha, discusión de quimio hipertermia intraperitoneal). El mucocele apendicular maligno es la causa principal del seudomixoma peritoneal (enfermedad gelatinosa del peritoneo).
Otros tumores posibles del apéndice son los adenomas, idénticos a los del colon, los tumores mesenquimatosos y los linfomas.
    La dilatación quística de un apéndice relleno de moco (0,3 % de la apendicectomías) es una entidad a menudo clasificada en la frontera de la malignidad. Los criterios de ésta se basan en la presencia de células epiteliales en los lagos mucosos. 4 subtipos: 1. Quistes de retención, 2. hiperplasia mucosa, 3. cistadenoma y 4. Cistadenocarcinoma . En casos benignos tratamiento apendicectomía.
Este  diagnóstico  de  malignidad  no  se  puede  establecer  peroperatoriamente,  pero  el  aspecto macroscópico  del       apéndice          es        siempre            claramente anormal.
   Justifica        una       exploración anatomopatológica del ciego, la búsqueda y la extracción de posibles adenopatías. Es a partir de la ubicación exacta (proximal o distal) de la posible invasión del saco cecal, y sobre todo de los criterios anatomopatológicos  que  se  decide  la  actitud  entre  dos  extremos:  la  apendicectomía  simple considerada como suficiente y la hemicolectomía derecha secundaria sistemática.
Cirugía de los tumores apendiculares
   Masa bulbar, amarilla y dura, Menores de 1 cm localizados., La mayoría en la punta apendicular.
   Es raro (0,20 % de las apendicectomías). Representa el 40 % de los carcinoides digestivos y el 80-90 % de los tumores malignos del apéndice. El tratamiento está más o menos estandarizado y aceptado.
   En el 80 % de los casos, el hallazgo es histológico (menos de 1 cm en un corte); no se ha documentado ninguna lesión metastásica en este tipo de lesión, basta la apendicectomía sin ninguna característica particular, pero si hay invasión a meso  o mayor de 1.5 cm Hemicolectomía derecha
   Si se trata de un tumor de más de 2 cm (5 %), localizado macroscópicamente durante la apendicectomía, se deben buscar adenopatías y extraerlas.
   La indicación de una Hemicolectomía derecha secundaria debe llevarse a cabo tras confirmación histológica. En los raros tumores intermediarios, es en función de la invasión histológica del mesoapéndice y/o de la serosa que se indica la hemicolectomía secundaria.
Adenocarcinoma del apéndice
   El diagnóstico también se hace, esencialmente, por interpretación histológica inicial. Aquí el potencial maligno es completamente diferente. La hemicolectomía derecha secundaria debe ser una actitud sistemática. La única excepción admisible, en que la apendicectomía se podría considerar suficiente, es un tumor mucoso o submucoso estadio I, que puede equipararse con los pólipos cólicos neoplásicos superficiales. 3 subtipos: Adenocarcinoma mucinoide, de colon y adenocarcinoide. Puede haber ascitis o una masa palpable. Se perforan en etapas tempranas. Riesgo de neoplasia sincrónica o meta crónica
Tumores raros. Se deben citar:
   Los linfomas malignos; Muy raros. Primario 1- 3 %. No Hodgkin, Burkitt y leucemia. TC diámetro apendicular 2.5 cm o +. Engrosamiento de tejido blando. Apendicectomía o hemicolectomía
   Los tumores vellosos apendiculares, cuyo hallazgo es fortuito y su diagnóstico siempre secundario; su tratamiento se limita a la apendicectomía; si se demuestra su degeneración histológica, especialmente si existe una invasión de la base apendicular, también se indica la hemicolectomía derecha secundaria;
   La endometriosis apendicular [43], en que la apendicectomía es suficiente.
   La existencia de tumores apendiculares y su carácter, a veces inaccesible a la exploración macroscópica, justifican ampliamente la exploración anatomopatológica sistemática de todo apéndice extraído, independientemente de su estado inflamatorio.
   Seudomixoma peritoneal: Acumulación difusa de líquido gelatinoso con implantes mucinosos en superficies de peritoneo y epiplón. Células neoplásicas que secretan moco. 2-3 veces + común en mujeres. Cuadro de Dolor, masa palpable, distención. Manejo con Citoreducción quirúrgica amplia. Recurrencias lentas y difíciles.

Bibliografía
•    Brunicardi. Schwartz, Principios de cirugía. 9na. Edición. Mc Graw Hill.
•    CMCG. Tratado de cirugía general. 2da. edición. Manual moderno
•    Elsevier  2014. Tratado de Cirugía del aparato digestivo.
•    Elsevier 2014. Tratado de   Cirugía plástica.
•    Elsevier 2014. Tratado de Cirugía General.
•    Elsevier 2014. Tratado de Ginecología y obstetricia.
•    Elsevier 2014. Tratado de Medicina.
•    Elsevier 2014. Tratado de Pediatría.
•    Elsevier tratado de Urología.
•    Gutiérrez Samperio. Fisiopatología quirúrgica del aparato digestivo. 2da. edición. Manual Moderno.
•    Livingston, 2007.  Disconnect between incidence of nonperforated and perforated appendicitis. Implications for pathophysiology and management Livingston E.H., Woodward W.A., Sarosi G.A., Haley R.W. Ann Surg 2007 ;  245 : 886-892 [cross-ref]
•    Hay, 1992. Hay J.M., Flamant Y., A.R.C., A.U.R.C. Appendicite Rev Prat 1992 ;  42 : 669-715
•    Maingot-Zinner. Operaciones abdominales. 11 va.  edición Panamericana.
•    Mayagoitia. Hernias de la pared abdominal.  2da. edición. Mc Graw Hill.
•    Perera. Cirugía de  urgencia. 2da. edición. Interamericana.
•    Skandalakys. Complicaciones anatómicas en cirugía general. Mc Graw Hill.
•    Testut-Latarget. Anatomía Humana. Salvat.

•      Zuidema-Shackelford. Cirugía del aparato digestivo. 6ta edición. Interamericana.

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